5.6. La eugenesia en Suecia

“Nos dedicamos a producir razas seleccionadas de caballos, cabras, cerdos, y aún de ciruelas o remolachas; pero no se hace ningún esfuerzo para crear razas humanas menos defectuosas, para dar mayor vigor a sus músculos, más belleza a sus rasgos fisionómicos, más penetración a su inteligencia, más agudeza a su memoria, más energía a su carácter, para aumentar su longevidad y robustez. ¡Qué incuria más asombrosa! ¡Quyé deplorable incomprensión de las cosas! ¡Qué criminal negligencia para el porovenir!” Charles Richet. 1921. Conferencia sobre selección humana en la Universidad de Utrecht.

Entre el I y el II Congreso, en 1913, la Academia Sueca le otorgó el Pemio Nobel de Medicina a Charles Richet quien, en su obra cumbre La sélection humaine (Paris, 1919), dedicó un emotivo capítulo a “la eliminación de los anormales”. Charles Richet, escribía: "Lo que hace al hombre es la inteligencia. Una masa de carne humana sin inteligencia humana no es nada. Hay mala materia viva que no es digna de ningún respeto ni de ninguna compasión. Suprimirlos resueltamente sería prestarles un servicio, pues jamás podrán otra cosa que sobrellevar una existencia miserable".
En Suecia, donde un Instituto de Biología había sido fundado en 1922, la cuestión fue debatida de 1927 a 1929 por una comisión parlamentaria que se atuvo al principio de esterilización voluntaria; pero, en 1934, se votó una ley que autorizaba la esterilización de las personas irresponsables, incapaces de ejercer sus derechos civicos sin que siquiera el consentimiento fuese requerido si no podían criar hijos o si podían transmitirles sus taras. Hasta algunos liberales como Alva y Gunnar Myrdal aceptaban este principio para limitar los nacimientos de “tarado” o de “indeseables” (M. Tyden y G. Broberg, 1991). En 1941, una nueva ley amplió la práctica a las personas responsables tras aviso de la Real Oficina Médica por tres motivos distintos: eugenésico, social y médico. De 1935 a 1957, 62.900 personas fueron esterilizadas por tales motivos, 2.500 de las cuales lo fueron antes de la guerra, 6.347 en los años de 1941 a 1945 y 54.000 posteriormente; la mayoría, al principio, por motivos eugenésicos (95% durante la guerra) y luego, después de 1949, por motivos médicos (77% de 1951 a 1957).
"La salud pública se entendía como el sueño de un movimiento de masa que se disponía a dejar las enfermedades y la miseria", El único político que alguna vez condenó en público la práctica de la esterilización forzosa fué el primer ministro socialdemócrata Olof Palme. En ese momento, utilizando un lenguaje muy claro, Olof Palme se quejó ante lo que consideraba un atropello del Estado frente al individuo, pero su protesta no provocó ningua reacción en el Parlamento".
En 1921 se creó el Instituto Estatal de Biología Racial de Upsala, primero en su género en el mundo, que inspiró la creación de institutos similares en Alemania y se caracterizó por su nutrido intercambio de información con sus homólogos germanos y por establecer los primeros parámetros de pureza racial aria. Las autoridades suecas llevaron un registro de bastardos, homosexuales, madres solteras con demasiados hijos, discapacitados y gitanos, promulgándose posteriormente la ley de esterilización forzosa, que ubicó a Suecia en el primer lugar mundial con más de 62.000 esterilizaciones entre 1935 y 1976, a fin de mejorar la “calidad de la gente”. El gobierno esterilizaba a aquellos de raza mixta, poca inteligencia o con defectos físicos. Hay evidencia de que la esterilización se extendió hasta las personas que no se amoldaban al “modelo” preferido por las autoridades socialistas. Muchos consideraban la eugenesia como un elemento de la filosofía de la extrema derecha y no de la izquierda. La realidad es otra. La eugenesia siempre ha formado parte del plan de acción colectivista.

Entre el I y el II Congreso, en 1913, la Academia Sueca le otorgó el Pemio Nobel de Medicina a Charles Richet quien, en su obra cumbre La sélection humaine (Paris, 1919), dedicó un emotivo capítulo a “la eliminación de los anormales”. Charles Richet, escribía: "Lo que hace al hombre es la inteligencia. Una masa de carne humana sin inteligencia humana no es nada. Hay mala materia viva que no es digna de ningún respeto ni de ninguna compasión. Suprimirlos resueltamente sería prestarles un servicio, pues jamás podrán otra cosa que sobrellevar una existencia miserable".

LA POLÍTICA DE ESTERILIZACIONES DE SUECIA AFECTÓ A 230.000 PERSONAS Y SE PROLONGÓ HASTA 1996
Un informe documenta 63.000 casos de la llamada "higiene social y racial" hasta 1975
AFP, Estocolmo

Suecia esterilizó a 230.000 personas entre 1935 y 1996 "en el marco de un programa basado en teorías eugénicas" y por razones de "higiene social y racial", según un informe remitido ayer al Gobierno tras cuatro años de investigación. El presidente de la comisión relatora, el profesor Carl-Gustaf Andrèn, ha enviado sus conclusiones al ministro de Asuntos Sociales del reino, Lars Engqvist. La revelación de esa campaña de esterilizaciones se produjo en el verano de 1997, pero hasta ahora no se había conocido su verdadero alcance ni que se hubiera prolongado hasta 1996.
"Las leyes de 1934 y 1941 fueron votadas gracias a un consenso general entre el conjunto de los partidos políticos", revela la comisión investigadora. "La pasividad y el silencio del Parlamento y del Gobierno sobre las críticas lanzadas desde 1947 sobre esta política permitieron sin duda que [miles de] personas fueran esterilizadas a petición propia o sin su consentimiento durante los años sesenta o setenta", precisa la comisión, que ya anunció, en enero de 1999, la indemnización de las víctimas de esterilizaciones forzadas (1935-75) con 175.000 coronas (unos 3,5 millones de pesetas) por persona.
Cerca de 63.000 esterilizaciones se practicaron entre 1935 y 1975 en el marco de las leyes eugénicas de aquella fecha, adoptadas por unanimidad en el Riksdag (Parlamento unicameral) y que se orientaban a preservar una pretendida "pureza de la raza nórdica". A continuación, cerca de 166.000 personas fueron esterilizadas entre mediados de los años setenta y 1996, sobre las bases de una ley de 1976 que hizo obligatorio el consentimiento de los interesados. El informe subraya que la mitad de las personas esterilizadas lo fueron con su acuerdo y una mayoría de ellas incluso tomaron la iniciativa de la operación (31.000 personas).
En sentido contrario, la comisión investigadora ha fijado en 6.000 (9% de las operaciones) el número de esterilizaciones forzadas y en 15.000 (24%) las realizadas con el consentimiento de los interesados pero en condiciones consideradas "coercitivas". La esterilización se imponía sobre todo a las mujeres como condición para salir del hospital tras un aborto o un internamiento psiquiátrico. Finalmente, un 10% de las operaciones fueron consentidas tras diversas presiones, en tanto que el 75 de los casos restantes (4.000) no se encuentran clasificados en ninguna de las categorías anteriormente citadas.
Los años cincuenta constituyeron una ruptura, en opinión de la comisión. Así, se pasó "de una mayoría de esterilizaciones forzadas a una mayoría de esterilizaciones consentidas, de la aplicación de teorías eugenistas y de preservación de la raza a un programa de planificación familiar y de cohesión social, del interés colectivo al interés individual", precisa el informe. Madres solas con hijos, depresivas, alcohólicas, marginales o tratadas de cáncer, las mujeres, que suponen el 99% de las personas esterilizadas en los últimos años, fueron las principales víctimas de la medida.
Sin embargo, el Instituto de Biología racial de la Universidad de Uppsala, eje del programa, preconizaba desde los años treinta la esterilización de los gitanos y de "las personas de raza mixta". Las minorías étnicas (lapones y gitanos), víctimas de una marginación social sistemática no escaparon a las esterilizaciones. Entre 600 y 700 gitanos fueron esterilizados, 22 de ellos por motivos raciales. "El papel de la comisión no era definir una posición moral respecto a las esterilizaciones", concluye el informe. "Se trataba, gracias a las entrevistas y los análisis de los investigadores, de colocar las leyes sobre las esterilizaciones y sus incidencias en una perspectiva histórica".
Las primeras noticias sobre las esterilizaciones forzadas convulsionaron a la sociedad sueca en el verano de 1997. Fue el periodista Maciej Zaremba quien probó la esterilización de 60.000 mujeres siguiendo directrices más próximas a los nazis que a las sociedades democráticas.
"Lo que ha sucedido no es otra cosa que un acto de barbarie", declaró la entonces ministra sueca de Asuntos Sociales, Margot Wallström, quien se comprometió a presentar al Gobierno las demandas de indemnización que se podían prever ante el anuncio. Un año más tarde, sin embargo, sólo 140 personas habían reclamado una compensación por las operaciones sufridas bajo presión.
Esterilizaciones parecidas tuvieron lugar también en Francia, Canadá, EE.UU., Suiza, Austria, Finlandia y Dinamarca.

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