tag:blogger.com,1999:blog-47394672609403714222024-02-19T22:52:28.834-08:00La eugenesiaUnknownnoreply@blogger.comBlogger43125tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-56553927838539726672009-04-29T03:07:00.000-07:002009-08-14T12:01:52.010-07:00Eugenesia: la pseudociencia de los "aptos" contra los "defectuosos"<div align="right"> <em><span style="color:#660000;">«La eugenesia es la auto-dirección de la evolución humana»: Lema del Segundo Congreso Internacional de Eugenesia, 1921 </span></em></div><em><span style="color:#660000;"><div align="justify"><br /></span></em><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDilT9cLFWu31wzjROTFMaOFL8fIiJcow1ZWkqlnYFkNtl5VrrdWJKe4lf_DVSnbJqvySA_jgcD9CgSuA85QsyA-8Fdpp-3FRqStDDkLLAG-lRtYwd07sTNGNk1vYprkqZl7Ywckmk/s1600-h/gordon_fig01b.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369896173555276738" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 242px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDilT9cLFWu31wzjROTFMaOFL8fIiJcow1ZWkqlnYFkNtl5VrrdWJKe4lf_DVSnbJqvySA_jgcD9CgSuA85QsyA-8Fdpp-3FRqStDDkLLAG-lRtYwd07sTNGNk1vYprkqZl7Ywckmk/s320/gordon_fig01b.jpg" border="0" /></a>La eugenesia es una filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante varias formas de intervención. Las metas perseguidas han variado entre la creación de personas más sanas e inteligentes, el ahorro de los recursos de la sociedad y el alivio del sufrimiento humano. Los medios antiguamente propuestos para alcanzar estos objetivos se centraban en la selección artificial, mientras los modernos se centran en el diagnóstico prenatal y la exploración fetal, la orientación genética, el control de natalidad, la fecundación in vitro y la ingeniería genética. Su oponentes arguyen que la eugenesia es inmoral y está fundamentada en o es en sí misma una pseudociencia. Históricamente, la eugenesia ha sido usada como justificación para las discriminaciones coercitivas y las violaciones de los derechos humanos promovidas por el estado, como la esterilización forzosa de personas con defectos genéticos, el asesinato institucional y, en algunos casos, el genocidio de razas consideradas inferiores.</div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5330478012736668162" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 307px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjX8H1fFXTqAEwXnZWt27YBEZTHkR6G1cpTpx-O1mKXLQ-ZUbsCkCrYc4S1MmAtI0Vha7k8Kl4KbXNfO2gq-m_-dRXWm2G1G2ijbp018kOX1cdWhfrfaT07wvgO-KsJjEM_WEyl_wir/s400/Eugenics_congress_logo.JPG" border="0" />La selección artificial de seres humanos fue sugerida desde muy antiguo, al menos desde Platón, pero su versión moderna fue formulada por vez primera por Sir Francis Galton en 1865, recurriendo al reciente trabajo de su primo Charles Darwin. Desde sus inicios, la eugenesia (término derivado del griego ‘bien nacido’ o ‘buena reproducción’) fue apoyada por destacados pensadores, incluyendo a Alexander Graham Bell, George Bernard Shaw y Winston Churchill. La eugenesia fue una disciplina académica en muchos institutos y universidades. Su reputación científica se vino abajo en los años 1930, época en la que Ernst Rüdin empezó a incorporar la retórica eugenésica a las políticas raciales de la Alemania nazi. Durante el periodo de posguerra, gran parte tanto del público como de la comunidad científica asociaba la eugenesia con los abusos nazis, que incluyeron la «higiene racial» y la exterminación, si bien varios gobiernos regionales y nacionales mantuvieron programas eugenésicos hasta los años 70.<br /><br /><strong><span style="color:#663300;">Significados de la eugenesia</span></strong><br /><br />La eugenesia, desde su mismo principio, significó muchas cosas diferentes para muchas personas diferentes. Históricamente, el término ha sido usado para cubrir cualquier cosa comprendida entre el cuidado prenatal de las madres hasta la esterilización forzada y la eutanasia. En el pasado tuvieron lugar muchos debates, algunos de los cuales continúan en la actualidad, sobre qué se considera exactamente parte de la eugenesia.<br />El término eugenesia se usa a menudo para referirse a los movimientos y políticas sociales que tuvieron influencia a principios del siglo XX. En un amplio sentido histórico, la eugenesia también puede ser el estudio de la «mejora de la cualidades genéticas humanas». Algunas veces se aplica para describir en términos generales cualquier acción humana cuya finalidad sea mejorar el acervo genético. Algunas formas de infanticidio en las sociedades antiguas, la actual reprogenética, los abortos preventivos y los bebés de diseño han sido llamados (a veces controvertidamente) eugenesia.<br />Debido a sus finalidades normativas y a su relación histórica con el racismo científico, así como al desarrollo de la ciencia de la genética, la comunidad científica internacional se ha desvinculado casi totalmente del término eugenesia, calificándola a veces de pseudociencia, si bien pueden encontrarse defensores de lo que se conoce como eugenesia liberal. Las investigaciones modernas sobre los potenciales usos de la ingeniería genética ha llevado a una cada vez mayor invocación de la historia de la eugenesia en discusiones sobre bioética, la mayoría de las veces de forma cautelar. Algunos bioéticos sugieren que incluso los programas de eugenesia no coactiva serían inherentemente poco éticos, si bien este punto de vista ha sido cuestionado por pensadores tales como Nicholas Agar.<br />Los eugenesistas defienden políticas específicas que (de tener éxito) llevarían a una mejora observable del acervo genético humano. Puesto que el definir qué mejoras son deseables o beneficiosas es percibido como una elección cultural más que un asunto que pueda determinarse objetivamente (es decir, por investigaciones empíricas y científicas), la eugenesia ha sido considerada a menudo una pseudociencia. El aspecto más discutido de la eugenesia ha sido la definición de «mejora» del acervo genético humano, como qué es una característica beneficiosa y qué es un defecto. Este aspecto de la eugenesia ha sido históricamente contaminado con racismo científico.<br />Los primeros eugenesistas estaban más preocupados con los factores observables de la inteligencia que a menudo se correlacionan fuertemente con la clase social. Muchos eugenesistas se inspiraron en la cría selectiva de animales (donde se suele trabajar para lograr pura razas) como analogía para la mejora de la sociedad humana. La mezcla de razas (o miscegeneración) solía ser considerada como algo a evitar en nombre de la pureza racial. En aquella época este concepto parecía tener cierto respaldo científico, y siguió siendo un asunto beligerante hasta que el desarrollo avanzado de la genética llevó al consenso científico de que la división de especies humanas en razas desiguales es injustificable. Algunos ven esto como un consenso ideológico, dado que la igualdad, lo mismo que la desigualdad, es una elección cultural más que un asunto que pueda ser determinado objetivamente.<br />La eugenesia también se ha preocupado por la eliminación de enfermedades hereditarias tales como la hemofilia y la enfermedad de Huntington. Sin embargo, hay varios problemas en calificar ciertos factores como «defectos genéticos»:<br />En muchos casos no hay consenso científico sobre lo que es un «defecto genético». A menudo se argumenta que es más un asunto de elección social o individual.<br />Lo que parece ser un «defecto genético» en un contexto o entorno puede no serlo en otro. Este puede ser el caso de los genes con una ventaja heterocigota, como la anemia falciforme y la enfermedad de Tay-Sachs, que en su forma heterocigota pueden ofrecer una ventaja contra, respectivamente, la malaria y la tuberculosis.<br />Muchas personas minusválidas o inválidas pueden tener éxito en la vida.<br />Muchas de las enfermedades que los primeros eugenesistas identificaron como hereditarias (por ejemplo la pelagra) se consideran actualmente imputables completa o al menos parcialmente a las condiciones medioambientales.<br />Parecidas preocupaciones han surgido cuando el diagnóstico prenatal de una enfermedad congénita lleva al aborto (véase también diagnóstico genético preimplantacional).<br />Las políticas eugenésicas han sido clasificadas conceptualmente en dos categorías: eugenesia positiva, que fomenta la mayor reproducción de los designados «más aptos», y la eugenesia negativa, que desaconseja o impide la reproducción de los designados «menos aptos». La eugenesia negativa no necesita ser coactiva: un estado podría ofrecer recompensas económicas a ciertas personas que se sometan a la esterilización, si bien algunos críticos podrían responder que este incentivo, junto con la presión social, podría percibirse como coacción. La eugenesia positiva también puede ser coactiva: el aborto en mujeres «aptas» era ilegal en la Alemania nazi.<br />Durante el siglo XX, muchos países promulgaron políticas y programas eugenésicos, incluyendo:<br />- Promoción de tasas de natalidad diferenciales<br />- Esterilización obligatoria<br />- Abortos forzosos<br />- Restricción del matrimonio<br />- Exploración genética<br />- Control de natalidad<br />- Control de la inmigración<br />- Segregación (tanto racial como de los enfermos mentales)<br />- Genocidio<br />La mayoría de estas políticas fueron posteriormente consideradas coactivas, restrictivas o genocidas, y actualmente son pocas las jurisdicciones que incluyen políticas explícitamente clasificadas de eugenésicas o inequívocamente eugenésicas en esencia. Sin embargo, algunas organizaciones privadas ayudan a la gente con servicios de orientación genética, y la reprogenética puede ser considerada una forma de eugenesia «liberal» no patrocinada por el estado.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-7743711526040287662009-04-29T03:06:00.002-07:002009-08-14T09:37:39.447-07:001. Francis Galton: el ideólogo del eugenismo<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEib3ikfCqXTpHa2IPUYofVjCuhYlPt4dqcLqxM1wtiqxAxugrxpmMnXX2D-txI7HLVEXFJPHKqu3Qyrnf2rLB_RbAe2X7X5Xea12djSq3SVKTAGngyrHtTxGOHMlrQJe-rotgd0UwjT/s1600-h/Francis_Galton.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369859473205526306" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 247px; CURSOR: hand; HEIGHT: 300px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEib3ikfCqXTpHa2IPUYofVjCuhYlPt4dqcLqxM1wtiqxAxugrxpmMnXX2D-txI7HLVEXFJPHKqu3Qyrnf2rLB_RbAe2X7X5Xea12djSq3SVKTAGngyrHtTxGOHMlrQJe-rotgd0UwjT/s320/Francis_Galton.jpg" border="0" /></a>Francis Galton (1822-1911) está considerado el padre de la eugenesia. Médico y estadista ingles, primo de Charles Darwin y victoriano por posición social y por convicción, ideo las bases de un plan de mejora de la raza. Derivó su idea principal de la crianza de caballos de carrera. Pensó que se podían criar mejores hombres como se pueden criar mejores caballos. En 1883 Francis Galton acuña el término eugenesia ("la verdadera semilla o el nacimiento noble"), en su obra Investigaciones sobre las facultades humanas y su desarrollo (1883). Sus teorías se apoyaron en una serie de ideas previas:<br />- La evolución de las especies y la teoría de selección natural de Darwin.<br />- Las ideas de Malthus de que los recursos mundiales tenían una capacidad limitada inversamente proporcional al crecimiento de la población.<br />- La preocupación de las clases medias inglesas por lo que pensaban era una degeneración de la raza: el hacinamiento en las ciudades, surgimiento de enfermedades que se creía eran hereditarias o afectaban los caracteres hereditarios, como la tuberculosis, la sífilis o el alcoholismo.<br />Analizaremos ampliamente las concepciones de Galton: su idea de la transmisión hereditaria de las facultades intelectuales y morales; sus opiniones sobre las razas y los sexos; su concepción sobre la existencia de tipos característicos no solamente raciales, sino también de enfermos o criminales; su clasificación de los seres humanos en categorías superiores e inferiores; y sus propuestas eugenésicas. Para ello citaré ampliamente sus escritos, lo que permitirá hacerse una idea más directa y precisa de su pensamiento. Galton, en este sentido, tiene la “virtud” de expresarse con la mayor claridad, por lo que deja poco margen para hacer interpretaciones sobre el significado de sus palabras.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-11314810872419199412009-04-29T03:06:00.001-07:002009-11-02T07:21:55.989-08:001.1. Biografía de Galton<div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzzimYoUbbcjcSx5PFJvdfLjMxXCgKnxzmhm_-pOjnHbovg6vQ3zDKbBGp9Z8wGkkQ5YStn9ntEH-Dz_P-O3UKRTl0n1glSBCeSw-ipIytjVvkOjODH-oKtGEdnrgyYBAQBR9CsIGe/s1600-h/folder.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369860050195774114" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 226px; CURSOR: hand; HEIGHT: 222px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzzimYoUbbcjcSx5PFJvdfLjMxXCgKnxzmhm_-pOjnHbovg6vQ3zDKbBGp9Z8wGkkQ5YStn9ntEH-Dz_P-O3UKRTl0n1glSBCeSw-ipIytjVvkOjODH-oKtGEdnrgyYBAQBR9CsIGe/s320/folder.gif" border="0" /></a>Francis Galton nació el 16 de febrero de 1822, casi el mismo día que su primo Charles Darwin, trece años mayor. Aunque no es tan conocido como su primo, su influencia no ha sido menos sustancial. Si su nombre puede haber caído en el olvido, no lo han hecho sus contribuciones a la Cultura de la Muerte, porque Galton fue el responsable, en buena medida, de la aplicación de los argumentos evolutivos de Darwin con respecto a la selección natural a la procreación mejorada de los seres humanos. Galton denominó “eugenesia” a esta nueva ciencia de la procreación humana. Al acuñar el término, buscaba<br /><br /><em>“(…) una palabra breve que expresase la ciencia de la mejora de la raza, lo cual en modo alguno se reduce a lo relativo al apareamiento realizado de forma racional, sino que, especialmente en el caso del hombre, toma en consideración todas las influencias que tienden, en cualquier grado, por muy remoto que sea, a dar a las mejores razas o sangres más oportunidades de prevalecer sobre las menos aptas”.</em><br /><br />El mismo Galton era lo que los ingleses llaman una persona wellbred, “de buena crianza” (el significado de este término en inglés es prácticamente sinónimo del término “eugenesia”, acuñado por Galton a partir del griego eu-genes, “bien nacido”). Entre sus antepasados había médicos, científicos y comerciantes destacados, y la fortuna de su padre, Samuel Galton, le proporcionó un modo de vida aristocrático, lejos de cualquier obligación que no quisiese asumir voluntariamente.<br />“El pequeño Frank”, como le llamaban cariñosamente en familia, manifestó desde edad muy temprana signos de su futura brillantez. A los dos años y medio era capaz de leer libros sencillos; a los cinco sabía recitar las poesías de sir Walter Scout; y a los seis conocía en profundidad la Iliada y la Odisea, si es que no se las sabía de memoria. Años después, Galton consideraría esa precocidad intelectual, la suya y la de otros, como una marca reveladora de una herencia genética excelente. Sin embargo, es digno de consideración que se mostró en cierto modo reticente a considerar como un factor para esa excelencia las muchas horas de clases particulares que amorosamente le impartió su hermana mayor, Ádele (o “Delly”).<br />Pero por más que esos comienzos fuesen muy prometedores, Galton consiguió resultados mucho menos destacados cuando pasó a recibir su educación fuera del hogar paterno. Enseguida empezó a relacionarse con muchos otros jóvenes bachilleres ingleses que sólo a regañadientes estudiaban los clásicos, a fuerza de amenazas de sus profesores.<br />De forma similar a su primo Charles, Galton fue casi literalmente forzado a estudiar Medicina. Mientras que Darwin detestó profundamente la medicina y huyó literalmente de ella después de haber presenciado una operación, Galton perseveró en sus estudios durante unos pocos años, aunque pronto abandonó los rigores de la formación médica por lo splaceres de viajar. Se dejó ir durante unos años, pasando primero por Cambridge (1840-1844), para posteriormente, en 1845, viajar a lo largo del Nilo y a través de Tierra Santa, volviendo a casa dos años después para entregarse a una vida de placeres sin propósito ni objetivo alguno. Por decirlo de modo suave, hasta 1849 sus actividades no nos proporcionan indicación alguna que confirme que su distinguida herencia biológica fuese a llevarle a mucho más que a una vida dedicada a viajar, cazar y bailar.<br />Las crónicas del famoso explorador y misionero David Livingstone hicieron que prendiese en él un gran interés por hacer una expedición a África, que acabó realizando bajo los auspicios de la <em>Royal Geographical Society.</em> Su expedición a Namibia, en el sur de África, fue para Galton un éxito en todos los sentidos. Los rigores de la expedición, el ejercicio de la autoridad y el descubrimiento de su capacidad para el análisis detallado le transformaron, y pasó de ser una persona a la deriva a ser una de las mentes más brillantes de su época.<br />La <em>Royal Geographical Society,</em> que había acabado saturada de diarios de viaje que pretendían pasar por trabajos científicos a pesar de ser en realidad simples colecciones de anécdotas y cotilleos, se mostró entusiasmada al recibir las precisas mediciones geográficas que Galton había realizado de una tierra no explorada previamente, y le concedió su prestigiosa Medalla del Fundador. Fue el primero de los muchos honores que recibiría Galton en su vida; ahora su fama estaba asegurada.<br />Adquirió gran notoriedad científica antes de que surgiese en él el interés por las cuestiones relativas a la herencia. No sólo publicó con gran éxito una guía para exploradores, sino que siguió siendo un miembro destacado de la Royal Geographical Society. Además de eso, su interés por los patrones meteorológicos, despertado durante sus experiencias en Namibia, le llevó al descubrimiento del anticiclón, de modo que pronto se convirtió en uno de los fundadores de la meteorología, contribuyendo a la forja de la ciencia de la predicción del tiempo atmosférico.<br />Miembro de muy diversos organismos como la “Geographical Society” y casado con la hija de un hombre notable, consigue que se le considere entre los individuos activos del que entonces era el imperio inglés. Combina sus estudios estadísticos y los de medicina para elaborar tablas de la evolución de las “buenas familias inglesas” (derivadas siempre de los mejores de las mejores universidades) e intenta hacer clasificaciones de “enfermos” o “criminales”, que era lo que le preocupaba dentro de lo que consideraba clases o estirpes inferiores.<br />Para justificar sus teorías realizó estudios biométricos en colegios e instituciones para averiguar, por ejemplo, las diferencias entre los escolares del campo y los de la ciudad, que pensaba estaban más “degradados”.<br />En 1904 fundó el Laboratorio Eugenésico de Londres. Allí desarrolló el concepto de <strong>«Eugénica nacional»,</strong> definida <strong><span style="color:#990000;">«como el estudio de los medios que están bajo control social que pueden beneficiar o perjudicar las cualidades raciales de las generaciones futuras, tanto física como mentalmente».</span></strong> Fue secretario de la Asociación Británica para el Progreso de las Ciencias (1863-67), y dirigió a partir de 1901 la revista Biométrika.<br />Pensaba que si se fomentaba el matrimonio entre los mejores de cada clase y se concedían ayudas para que los mejores tuvieran hijos, se mejoraría la sociedad, ya que una de sus principales preocupaciones era que los matrimonios de clases inferiores tenían más hijos que los de clases más elevadas.<br />Además denuncia que las organizaciones caritativas, al asumir el cuidado de los pobres y de los enfermos (calificados como degenerados, inaptos e inferiores), impiden el funcionamiento de la “selección natural”. Se exageró entonces, enormemente el impacto de la transmisión de las “taras”, el “atavismo”, para justificar dos objetivos complementarios:<br /><strong>- Favorecer las razas llamadas superiores, eugenismo positivo.<br />- Hacer desaparecer las razas llamadas inferiores, eugenismo negativo.</strong><br /><br /><strong><em><span style="color:#990000;">«Este es precisamente el fin de la Eugénica. Su primer propósito es controlar el porcentaje de crecimiento de los 'Ineptos', en lugar de permitirles llegar a seres aun estando destinados a perecer prematuramente en gran número. El segundo propósito es la mejora de la raza favoreciendo la productividad de los 'Aptos' por medio de matrimonios tempranos y saludable crianza de los hijos»</span></em></strong><br /><br />Esta es una visión cientifista, exclusivamente materialista, donde el hombre es sólo un engranaje de un mecanismo más grande, y la sociedad o el Estado, pretende “mejorar” la raza humana hasta generar el “superhombre”. La eugenesia nació en la época en que la ciencia triunfante revolucionaba al mundo de la técnica. En el materialismo existía una gran tentación de utilizar al hombre como un material o animal, al que se puede mejorar por medio de cruzas y una selección “científica”. La sociedad debe tratar a quienes considere víctimas de taras, “disgénicos”, inferiores, inadaptados, mal desarrollados, como a miembros gangrenados y amputarlos por razones de higiene social, sin tener en cuenta las prohibiciones de una moral “burguesa” derivada de la “superstición judeocristiana”. La relación con el médico o el biólogo se transforma entonces en una relación que involucra a tres partes: el Estado, el médico y el enfermo.<br />Es realmente después de la muerte de Galton cuando se difunden con más fuerza las ideas eugenésicas, hasta los años treinta y cuarenta, dependiendo de los países, ya que después del nazismo se deja de hablar de eugenesia. Las leyes del 33 establecieron de una forma salvaje las prácticas eugenésicas. No sólo exterminando personas, sino también haciendo experimentos de crianza, seleccionando mujeres para soldados o “ejemplares masculinos” de la raza aria.<br />Francis Galton, cuya actividad científica es poco conocida en nuestros días, nació el 16 de febrero de 1822 en las afueras de Birmingahn. Su prolongada vida – muere en 1911, un mes antes de cumplir los ochenta y nueve años de edad – coincide en su mayor parte con el reinado de Victoria, reina que dio nombre a un periodo de la historia inglesa y también a unas formas culturales y de comportamiento que se desarrollaron durante su mandato (1837-1901). Galton es un personaje muy característico de ese período, muy “victoriano”, tanto por su biografía como por su forma de hacer ciencia. Hablaremos de ambos aspectos, porque pensamos que su historia personal es fundamental para comprender su manera de desarrollar la actividad científica y también para comprender por qué la eugenesia, una teoría social, fue el leitmotiv de todos sus estudios sobre la herencia, la antropología y la estadística. Eugenesia y cuantificación, eugenesia y estadística fueron el objetivo y la técnica que condicionaron toda su actividad científica a partir, podríamos decir, de la aparición del Origen de las especies de Charles Darwin, en 1859.<br />Galton, como hemos dicho, nació en Birminghamen el seno de una familia de tradición cuáquera (secta puritana que se originó en el siglo XVII), aunque convertida desde hacía unos años a la iglesia de Inglaterra. Su ascendencia era importante desde el punto de visto científico, pues era nieto, por parte de madre, de Erasmus Darwin (1731-1802) – primo, por lo tanto de Charles Darwin – y de Samuel Galton (1753-1832) por la rama paterna. Samuel Galton era también miembro, como Erasmus, de la famosa Sociedad Lunar de Birmingham, y un estudioso de los fenómenos visuales, gran amigo, además, de Priestley, James Watt y Josiah Wedgwood. Francis Galton fue considerado, desde muy pequeño como un ser especialmente dotado para el estudio. Tenía, por otra parte, el nivel económico correspondiente a un hijo de próspero banquero, que, como era característico de la época, quería que sus hijos se integraran en esa “clase media” inglesa que se abría ahora a negociantes y grandes comerciantes, pero también a profesionales, sobre todo a médicos y abogados. Francis, niño precoz que a los cinco años leía de corrido no sólo en inglés sino incluso en latín, debía ser médico. Pasó el chico por varios colegios, y estando en el King Edward´s School de Birmingham se quejó ya de que su enseñanza seguía siendo de muchas letras y de poca “sólida ciencia”. Contaba entonces con catorce años. Al año siguiente, su padre, que le preparaba una muy completa enseñanza de la medicina, hace que acompañe al médico de la familia en sus visitas domiciliarías y que, durante las vacaciones, recorra diversos hospitales de Francia y Alemania acompañado por dos avanzados estudiantes de medicina, uno de ellos el que sería famoso oftalmólogo William Bowman. Posteriormente pasará Galton al Hospital General de Birmingham, donde desarrolló una gran actividad práctica, estudiando además alemán y matemáticas. Quizá fue donde descubrió que la medicina no era su vocación y que, por el contrario, las matemáticas le gustaban especialmente. Le aparecen, posiblemente debido al gran esfuerzo que realiza y a la tensión, sus primeros problemas de salud, grandes dolores de cabeza. En 1839 marchará a estudiar medicina en el King´s Collage de Londres, donde tendrá eminentes profesores; Richard Bentley Todd en fisiología, Partridge en anatomía y Daniell en química. Pero Galton tienen ya la idea de estudiar matemáticas, y con la ayuda de su primo Darwin consigue que su padre admita que, estudiar matemáticas en Cambridge, sería una positiva ayuda para un médico moderno que quisiera luego utilizar las técnicas más avanzadas. En 1840 ingresará en el Trinity Collage de Cambridge, y después de dos años de intentos ve fracasar su deseo de ser un primera línea en matemáticas, por lo que sufre una profunda depresión. Completará entonces unos estudios que le permitirán obtener su graduación de bachelor of arts en 1844, un bachillerato corriente, y volverá a sus estudios de medicina. Pero ese mismo año de 1844 muere su padre, viéndose liberado entonces de su compromiso de estudiar medicina. Hereda, además, una respetable fortuna que le permitirá ser un verdadero gentleman, una persona que no necesita trabajar para vivir y puede dedicarse a la afición que más le guste. Sólo le faltaba a nuestro personaje elegir una afición, pero afición que él quería que le sirviese también para obtener una posición en el mundo de la ciencia, ambición que había manifestado desde pequeño. Sus intentos hasta ese momento habían fracasado, y sobre todo el deseo de pertenecer al ambiente que más le había deslumbrado, no sólo por la sabiduría que él consideraba allí se encerraba, sino por los grandes apellidos que se reunían entre sus paredes: el mundo de Cambridge. Dirá repetidamente, a todo lo largo de su vida, que Cambridge fue la inspiración que le llevó a considerar la importancia del parentesco en las personas ilustres y, por lo tanto, la importancia de la herencia en la transmisión de facultades intelectuales. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5399526177915306674" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 278px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDscNHI3BcKQt1K-rVulSeRZzNAb9XcKxRkRgDAR2PXt8bL4-cVSf7CWchwKNgs5WYP6TbfwCL4A0BbanLvpUjajfJp-T8qajOref7OolowdF2liT2fNWs_Tc67LKm4TFkMYd0KJ3A/s400/two_point.jpg" border="0" />Varios años le llevó a Francis encontrar una vía por donde penetrar en ese mundo del conocimiento al que ambicionaba pertenecer. Desde 1844 hasta 1849 poco se sabe de sus andanzas – su familia destruyó la correspondencia – pero sí se conoce un viaje a Egipto y Cercano Oriente, en el cual descubre y admira la religión mahometana, así como las posibilidades de explorar y descubrir nuevos territorios. Esto le hace entrever un conducto para encauzar su actividad, que plasmará por fin entre 1850 y 1852, la de ser un explorador. Recomendado por sus primos Charles Darwin y Douglas Galton presenta un proyecto de expedición ante la Royal Geographical Society, sociedad geográfica que le patrocinará, aunque la financiación correrá totalmente por cuenta del expedicionario. Su viaje por la zona oeste de África, entre Sudáfrica y Angola, recorriendo las tierras de los Damaras y los Ocampo, expedición en la que se preocupará casi exclusivamente de tomar datos cartográficos, le hará merecedor del ingreso en la sociedad geográfica y, poco después, de su medalla de oro. En 1853 publicará el relato de su aventura con el nombre de La narración de un explorador en la Sudáfrica tropical, obra que tuvo bastante éxito. Francis Galton había encontrado su camino para penetrar en el mundo de la ciencia y el intelecto. A partir de este momento su integración en la middle-class y el mundo institucional de la ciencia fue rápida. Su matrimonio con Louisa Butler favoreció esta circunstancia, ya que la familia de su mujer pertenecía al mundo académico de Cambirdge y a esa clase media que hemos mencionado. En 1854 Galton fue nombrado integrante del Consejo de la Real Sociedad Geográfica antes mencionada, y en la que llegó a ser secretario honorario y vicepresidente; en 1856 es aceptado en el club más prestigioso del momento, el athenaeum Club de Londres, en el cual podía reunirse con Herbert Spencer, sir John Lubbock, Thomas Huxley o Joseph Hooker. En 1860 ingresa como fellow de la Royal Society, sea, miembro de la más importante sociedad científica del momento, la Real Sociedad. Además es nombrado miembro del Comité para la Dirección del observatorio Kew. Su labor en la Real Sociedad Geográfica fue amplia e intensa. Participó en la preparación de viajes y expediciones tan importantes para el Imperio como las de la búsqueda de las fuentes del Nilo y su posterior exploración. Por otra parte, desarrollo técnicas de cuantificación y representación gráfica, haciendo mapas del tiempo cargados de abundante información. Fue él, además, quien dio nombre a los anticiclones, describiéndolos como fenómeno opuesto al ciclón. Su ingenio y habilidad con todo tipo de aparatos hizo que también fuera muy valiosa su labor en el Observatorio Kew, donde se calibraban y controlaban los aparatos de medida que se utilizaban en astronomía y geografía.<br />Pero a pesar de seguir un camino aparentemente prometedor, una serie de sucesos harán que durante la década de los años sesenta sufra Galton la crisis nerviosa más prolongada y dura de su vida, de la que saldrá, según sus propias palabras, gracias a El origen de las especies, a la teoría evolutiva que se comienza a discutir ardientemente, existiendo un gran enfrentamiento con la Iglesia. De la crisis, y de su encuentro con la teoría de la evolución por selección natural, obtendrá el empuje y la inspiración para elaborar su propia doctrina, la que sería ya para siempre motor de todas sus actividades, la doctrina, la ciencia del estudio de los mecanismo para lograr, favoreciendo la evolución natural, el perfeccionamiento de la raza humana: la eugenesia. Los sucesos que contribuyeron a esa crisis nerviosa parecen haber sido, por un lado, problemas profesionales, entre los que pueden incluirse enfrentamientos con sus compañeros de la Sociedad Geográfica, el poco interés que encontró ante sus esfuerzos para hacer predicciones del tiempo muy completas y, en general, ante sus trabajos meteorológicos, y el fracaso y dura crítica que recibió su guía de viajes de Suiza, que había publicado en esos años. Por otro lado, existían problemas personales. Galton no tenía hijos, y a esas alturas era claro que no iba a tenerlos ya, y probablemente sospechaba que la razón estaba en sí mismo. En su viaje al Cercano Oriente parece haber sufrido alguna enfermedad, que además él sentiría como pecaminosa dada su tradición puritana y su obsesión por el pecado original, y es posible que se considerase estéril y culpable. Si el matrimonio era importante para él por conveniencias y por su función de procreación, su matrimonio era, en gran parte, un fracaso. Otra vez el camino parecía oscurecerse ante él. La publicación de <em>“El origen de las especies”,</em> y toda la polémica originada a su alrededor, y la importancia que la Naturaleza – con mayúscula – y sus leyes adquirían como condicionantes, no sólo de la evolución de animales, plantas y hombres, sino como regidoras de la evolución social – ideas ya expresadas por Spencer – parece que le liberaron de sus sentimientos de pecado y culpa, y le ofrecieron la posibilidad de elaborar una teoría social subordinada a lo que él entendía como selección natural. Una teoría así, que buscaba facilitar lo que él consideraba acción de la evolución, podría convertirse en una nueva religión, una religión científica y moderna. Porque religión era, moral, ética, normas de conducta para organizar la sociedad. Normas de control de la sociedad, en definitiva. En esencia, la eugenesia debería ser la ciencia que se preocupara de mejorar la raza humana. Para ello era necesario detectar a los seres mejor dotados física y mentalmente y favorecer sus matrimonios. Por otra parte había que detectar e identificar a todos aquellos que con sus taras pudieran contribuir al deterioro de la raza: enfermos, delincuentes, pobres endémicos, débiles mentales, para, por diferentes medios, evitar sus matrimonios y su reproducción. Esta será la eterna preocupación de Galton. Poder identificar con claridad los distintos tipos de seres y controlar su reproducción, para, por ese medio, perfeccionar la raza humana.<br />-------<br /><br />La selección artificial de seres humanos fue sugerida desde muy antiguo, al menos desde Platón, quien creía que la reproducción humana debía ser controlada por el gobierno. Platón registró estos puntos de vista en La República: <em><span style="color:#660000;">«que los mejores cohabiten con las mejores tantas veces como sea posible y los peores con las peores al contrario».</span></em> Platón proponía que el proceso se ocultase al público mediante una especie de lotería. Otros ejemplos antiguos incluyen la supuesta práctica de las polis de Esparta de abandonar a los bebés débiles fuera de los límites de la ciudad para que murieran. Sin embargo, dejaban a todos los bebés fuera durante un periodo de tiempo, considerándose más fuertes a los supervivientes, mientras muchos bebés supuestamente más débiles fallecían.<br />Durante los años 1860 y 1870, Sir Francis Galton sistematizó estas ideas y costumbres de acuerdo al nuevo conocimiento sobre la evolución del hombre y los animales provisto por la teoría de su primo Charles Darwin. Tras leer El origen de las especies de éste, Galton observó una interpretación de la obra de Darwin a través de la cual los mecanismos de la selección natural eran potencialmente frustrados por la civilización humana. Galton razonó que, dado que muchas sociedades humanas buscaban proteger a los desfavorecidos y los débiles, dichas sociedades estaban reñidas con la selección natural responsable de la extinción de los más débiles. Sólo cambiando estas políticas sociales, pensó Galton, podría la sociedad ser salvada de una «reversión hacia la mediocridad», un frase que acuñó primero en estadística y que más tarde cambio a la hoy frecuente «regresión hacia la media».<br />Galton esbozó por vez primera su teoría en el artículo de 1865 <em>«Talento y personalidad hereditarios» (Hereditary Talent and Character),</em> explicándola luego más detalladamente en su libro de 1869 El genio hereditario. Galton comenzó estudiando la forma en la que los rasgos humanos intelectuales, morales y de personalidad tendían a presentarse en las familias. Su argumento básico era que el «genio» y el «talento» eran rasgos hereditarios en los humanos (aunque ni él ni Darwin tenían aún un modelo de trabajo para este tipo de herencia). Galton concluyó que, puesto que puede usarse la selección artificial para exagerar rasgos en otros animales, podían esperarse resultados similares al aplicar estas prácticas en humanos. Como escribió en la introducción de El genio hereditario:<br />Me propongo mostrar en este libro que las habilidades naturales del hombre se derivan de la herencia, bajo exactamente las mismas limitaciones en que lo son las características físicas de todo el mundo orgánico. Consecuentemente, como es fácil a pesar de estas limitaciones lograr mediante la cuidadosa selección una raza permanente de perros o caballos dotada de especiales facultades para correr o hacer cualquier otra cosa, de la misma forma sería bastante factible producir una raza de hombre altamente dotada mediante matrimonios sensatos durante varias generaciones consecutivas. — Galton, El genio hereditario.<br />Según Galton, la sociedad ya fomentaba las enfermedades disgenéticas, afirmando que los menos inteligentes se reproducían más que los más inteligentes. Galton no propuso sistema de selección alguno, sino que esperaba que se hallaría una solución cambiando las buenas costumbres sociales de forma que animasen a la gente a ver la importancia de la reproducción.<br />Galton usó por primera vez la palabra eugenesia en su libro de 1883 Investigaciones sobre las facultades humanas y su desarrollo (Inquiries into Human Faculty and Its Development), en el que quiso «mencionar los diversos tópicos más o menos relacionados con el cultivo de la raza o, como podríamos llamarlo, con las cuestiones “eugenésicas”». Incluyó una nota a pie para la palabra que rezaba:<br />Esto es, con cuestiones relacionadas con lo que se denomina en griego eugenia, a saber, de buen linaje, dotado hereditariamente de cualidades nobles. Esta y las palabras relacionadas (eugénico, etcétera) son igualmente aplicables a hombres, bestias y plantas. Deseamos enormemente un palabra breve para aludir a la ciencia de la mejora del linaje, que en modo alguno se limita a las cuestiones de emparejamientos sensatos, sino que, especialmente en el caso del hombre, toma conciencia de todas las influencias que tienden a dar aunque sea en remoto grado a las razas o variedades más aptas una mejor oportunidad de prevalecer más rápidamente sobre los menos aptos de lo que de otra forma habría hecho. La palabra eugenesia expresaría suficientemente esta idea, siendo como mínimo una palabra más efectiva que viricultura, que una vez me aventuré a usar. — Francis Galton, Inquiries into human faculty and its development (Londres, Macmillan, 1883), pág. 17, nota 1<br />En 1904 Galton aclaró su definición de eugenesia como <em><strong><span style="color:#990000;">«la ciencia que trata sobre todas las influencias que mejoran las cualidades innatas de una raza, y también con aquellas que las desarrollan hasta la mayor ventaja.»<br /></span></strong></em>La formulación de Galton de la eugenesia estaba basada en un fuerte enfoque estadístico, fuertemente influenciado por la «física social» de Adolphe Quetelet. Sin embargo, a diferencia de éste Galton no exaltaba al «hombre medio» sino que lo despreciaba por mediocre. Galton y su heredero estadístico Karl Pearson desarrollaron lo que se llamó el enfoque biométrico de la eugenesia, que desarrolló nuevos y complejos modelos estadísticos (más tarde exportados a campos completamente diferentes) para describir la herencia de los rasgos. Sin embargo, con el redescubrimiento de las leyes de la herencia de Gregor Mendel, surgieron dos bandos separados de defensores de la eugenesia. Uno estaba formado por estadísticos y otro por biólogos. Los primeros creían que los segundos tenían modelos matemáticos excepcionalmente primitivos, mientras los biólogos creían que los estadísticos sabían poco sobre biología.<br />La eugenesia terminó aludiendo a la reproducción humana selectiva como intento de obtener niños con rasgos deseables, generalmente mediante el enfoque de influir sobre las tasas de natalidad diferenciales. Estas políticas se clasificaban en su mayoría en dos categorías: eugenesia positiva, la mayor reproducción de los que se consideraba que contaban con rasgos hereditarios ventajosos, y la eugenesia negativa, la disuasión de la reproducción de los que tenían rasgos hereditarios considerados malos. En el pasado, las políticas eugenésicas negativas han ido de intentos de segregación a esterilizaciones e incluso genocidio. Las políticas eugenésicas positivas han tomado típicamente la forma de premios o bonificaciones para los padres «aptos» que tenían otro hijo. Prácticas relativamente inocuas como la orientación matrimonial tenían vínculos primitivos con la ideología eugenésica.<br />La eugenesia era diferente de lo que más tarde se conocería como darwinismo social. Aunque ambos sostenían que la inteligencia era hereditaria, la eugenesia afirmaba que eran necesarias nuevas políticas para cambiar activamente el statu quo hacia un estado más «eugenésico», mientras los darwinistas argumentaban que la propia sociedad «advertiría» naturalmente el problema de la «disgenesia» si no se ponían en práctica políticas de bienestar social (por ejemplo, los pobres podrían reproducirse más pero tendrían tasas de mortalidad más elevada).</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-57014715420137635512009-04-29T03:05:00.001-07:002009-08-14T09:50:29.505-07:001.2. La influencia de Darwin en el pensamiento de Galton<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIc7GWucM2MKvQDZ9l7FdE8PsHXDN3whbYRwNieHlztPEZPAjoS4OBfsRhNcvjenRh3Azl3EMETeg0Gsd78ZMMHBqaJk7IYtA1dHo_AgDKZ_RFWMV01f-8ahZD5Qjtlj4LZiacjhCj/s1600-h/s125.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369862829389914306" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 200px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIc7GWucM2MKvQDZ9l7FdE8PsHXDN3whbYRwNieHlztPEZPAjoS4OBfsRhNcvjenRh3Azl3EMETeg0Gsd78ZMMHBqaJk7IYtA1dHo_AgDKZ_RFWMV01f-8ahZD5Qjtlj4LZiacjhCj/s320/s125.jpg" border="0" /></a>Si Galton hubiese seguido cultivando la geografía y la meteorología, no habría acabado contribuyendo a fundar la ominosa ciencia de la eugenesia. Pero leyó <em>El origen de las especies</em> de su primo Charles Darwin poco después de su publicación, en 1859, y eso cambiaría el rumbo de su vida, y consiguientemente de todo Occidente.<br />Paradójicamente, Galton aplicó las teorías de Darwin a los seres humanos media década antes de que lo hiciese públicamente el mismo Darwin, quien había evitado aplicar las argumentaciones evolutivas de su libro El origen de las especies a los seres humanos, por miedo al ostracismo social e intelectual que había caído sobre anteriores defensores de la evolución. Galton no tuvo esas precauciones, de modo que en 1865 publicó en el Macmillan´s Magazine un artículo en dos partes titulado “El talento y el carácter hereditario”, y en 1869 el famoso libro Herencia y eugenesia.<br />Precisamente debido a que tantos han intentado separar los argumentos evolutivos de Darwin del movimiento eugenésico que debemos tener muy clara la relación entre los trabajos de Darwin y los de Galton. El núcleo del argumento evolutivo de <em>El origen de las especies</em> es una gran deducción. El libro arranca con un capítulo, titulado “Variaciones bajo la domesticación”, en el que se exponen los obvios efectos que los seres humanos han tenido sobre las plantas y los animales bajo su cuidado. Esa crianza selectiva para mejorar la producción – se trate de trigo, rosas, ovejas o ganado – es un ejemplo de selección artificial, donde “la naturaleza produce variaciones sucesivas y el hombre las conduce hacia donde le resultan útiles” Charles Darwin. El origen de las especies.<br />“El enorme poder de este principio de selección”, argumentaba Darwin, “no es hipotético. Está claro que algunos de nuestros mejores criadores han conseguido, incluso en el corto período de una sola vida, modificar en gran medida sus razas de ganado y de ovejas”. Es más, señalaba Darwin, estos criadores utilizan la selección artificial para eliminar los ejemplares “defectuosos”, las plantas o animales que están por debajo de los niveles mínimos, “porque casi nadie es tan negligente como para criar a partir de sus peores animales o plantas”.<br />Sobre la base del “enorme poder” de la selección artificial, la argumentación de Darwin procedía seguidamente a analizar el gran principio de la selección natural, dentro de la cual “las variaciones, por muy pequeñas que sean y sea cual sea la causa de la que proceden, si en cualquier medida son beneficiosas para el individuo de una especie (…) tenderán a la preservación de tales individuos, y generalmente resultarán transmitidas a su progenie”. Si la selección artificial puede producir cambios tan grandes en un tiempo tan corto, razonaba Darwin, entonces la selección natural puede generar prácticamente cualquier grado de cambio, si dispone de suficiente tiempo. El resto del libro se ocupa de proporcionar datos que apoyen esa gran deducción.<br />Pero si bien Darwin partía de la selección artificial para posteriormente argumentar sobre la selección natural, la preocupación de Galton fue sacar a la procreación humana del reino de la selección natural para someterla a la mano benevolente de la selección artificial. En esto razonaba de forma opuesta a Darwin. Si la evolución de los seres humanos se ha producido en su mayor parte a través de la selección natural pero ésta es lenta y no dirigida, entonces los seres humanos deberían arrancar la evolución del dominio de la naturaleza y aplicar las técnicas de los criadores de plantas o de ganado al mejoramiento de la raza humana. Así, la obra de Galton Herencia y eugenesia comienza con las siguientes palabras:<br /><br /><em>“Pretendo demostrar en este libro que las capacidades naturales del hombre se derivan de su herencia, del mismo modo y bajo las mismas limitaciones que la forma y los rasgos físicos de todo el mundo orgánico. En consecuencia, de la misma manera que es fácil (…) producir a través de una cuidadosa selección una línea permanente de perros o caballos dotados de una peculiar capacidad para correr o para hacer cualquier otra cosa, sería bastante factible producir una raza de hombres altamente dotados a través de matrimonios concertados de forma racional a lo largo de varias generaciones consecutivas”.<br /></em><br /><em>“Mi conclusión”, continuaba Galton, “es que cada generación tiene un enorme poder sobre los dones naturales de los que le siguen, y de ahí que mantenga que es nuestro deber con la humanidad investigar el alcance de ese poder, y ejercitarlo de modo que no nos comportemos de modo irracional y produzcamos las mayores ventajas para los futuros habitantes de la tierra”.<br /></em><br />No mucho después de la publicación de Herencia y eugenesia Galton recibió una carta en la que su primo Darwin le expresaba su más rendida admiración por su obra, manifestándole que después de tan sólo cincuenta páginas había tenido que detenerse y “respirar, no fuera a ser que algo se me rompiese dentro. ¡No creo haber leído en mi vida nada más interesante y original! ¡De qué forma tan correcta y clara explicas cada cuestión!”. Curiosamente, Darwin proseguía exclamando cómo Galton había “conseguido hacer un converso de quien antes era en cierto sentido un opositor, porque siempre ha sostenido que, dejando aparte a los idiotas, los hombres no difieren mucho en intelecto, sino que sólo se distinguen por su celo y su trabajo; y aún pienso que ésta es una diferencia sumamente importante”.<br />Pero por muy importante que le hubiese parecido esa diferencia, antes de que transcurriesen dos años desde la publicación de Herencia y eugenesia Darwin publicaría El origen del hombre, donde pretendió demostrar que tanto la inteligencia humana como sus características morales son fruto de la selección natural y que, es más, era tiempo de tomar en consideración la aplicación de la selección artificial de los rasgos humanos beneficiosos. Subrayando que, “exceptuado el caso del mismo hombre, apenas existe nadie tan ignorante como para permitir que sus peores ejemplares se reproduzcan”, Darwin sugería que “a los miembros más débiles e inferiores de la sociedad no debería permitírseles contraer matrimonio tan libremente como a los inteligentes”. Ese criterio evitaría la degradación de la raza.<br />Que Darwin se hubiese percatado o no de la conexión eugenésica de sus propias teorías antes de leer a Galton es cosas discutida. Pero de lo que no cabe duda, a la vista de su argumentación y del número de veces que cita a Galton, es de que había abrazado completamente la conexión eugenésica cuando publicó El origen del hombre. “El avance del bienestar de la humanidad es un problema tremendamente complejo”, reflexionaba Darwin; “como ha subrayado el señor Galton, si los prudentes evitan el matrimonio al tiempo que los imprudentes se casan, los miembros inferiores de la sociedad tenderán a suplantar a los mejores (…) A través de la selección el hombre tiene la capacidad de hacer algo, no sólo para mejorar la constitución física de su progenie, sino también para mejorar sus cualidades intelectuales y morales”. Los que fueran “notablemente inferiores de cuerpo o de mente deberían verse constreñidos por las leyes o las costumbres para llegar más lejos y procrear al mayor número de hijos”. A través de esa selección artificial, de esa eugenesia, como posteriormente acabaría siendo llamada, podría elevarse el calibre de la especie humana. “Todos los que contribuyan a este fin”, mantenía Darwin, “prestarán un noble servicio”.<br />------<br /><br />Desde un punto de vista práctico fue posiblemente otra obra de Darwin la que dio elementos a Galton para elaborar su teoría, La variación en animales y plantas domesticados. Teoría que nuestro científico expondrá casi totalmente estructurada en dos trabajos que publica en la revista Macmillan´s Magazine, “Hereditary Talent and Carácter”. Tan completamente expuestos están aquí sus postulados que Pearson dirá, en su biografía de Galton, que estos trabajos podían haber sido el resumen final de su labor en lugar de su inicio. Previamente había publicado nuestro autor un trabajo titulado “Primeros pasos hacia la domesticación de animales”, en donde tomaba en consideración la cuestión de la sociedad humana asimilándola a la sociedad animal, comparándola con los animales que se agrupan en rebaños – en concreto, con los bueyes que había observado en África – y valorando la importancia especial de los animales que están por encima de su congéneres y se convierten en líderes del rebaño. Pero lo cierto es que Galton no se ve libre totalmente de su depresión hasta que no consigue presentar un libro con abundantes datos, en que se exponga extensamente su idea sobre cómo se podría y debería perfeccionar la raza humana, y fundamentalmente la raza inglesa, para que pudiese superar su etapa de decadencia y su camino de degeneración, que tan sangrantemente se había puesto en evidencia durante la guerra de Crimea, y que se manifestaba a diario en los suburbios de Londres y de otras grandes ciudades, suburbios cargados de indigentes, enfermos y delincuentes. Este primer libro de Galton, con el que comienza su andadura no sólo en el estudio de la eugenesia, sino en la aplicación de la llamada “Ley del error”, la curva o campana de gauss para el estudio de la distribución del talento de la población, será La herencia del genio (Hereditary Genius), publicado en 1869, siendo posiblemente su obra más difundida y popular.<br />La publicación de La herencia del genio hizo que se reavivara la relación de Galton con su primo Darwin. A ambos les interesaba el problema de la herencia o de la heredabilidad de caracteres. A Darwin, que había esbozado una teoría para explicar la forma de transmisión de los caracteres de padres a hijos – teoría de la pangénesis – porque la presión selectiva, la selección natural, debía actuar sobre la posibilidad de transmisión de caracteres y sobre la posibilidad de variación en los caracteres. Una mayor eficacia adaptativa de unos caracteres podía llegar a repercutir de forma que la especie fuese variando. Y las pequeñas adaptaciones adaptativas llegarían, con el tiempo, a producir nuevas especies. Para Darwin era necesario que los caracteres adquiridos, por lo menos algunos que tuvieran una cierta influencia en el organismo y alteraban las “gémulas” – las unidades orgánicas transmisoras de las caracteres en su teoría – se transmitieran. Si esto no sucedía así, era muy difícil en aquel momento poder explicar la evolución por medio de la selección natural. Para Galton, sin embargo, era imprescindible considerar que la herencia de caracteres adquiridos era imposible. Para mantener su teoría de la posibilidad de mejorar la raza por medio de la selección de las caracteres más valiosos, físicos y mentales, y preservar la pureza de las razas y clases, restringidas a sus propias dotaciones hereditarias, era necesario que el medio ambiente, y por lo tanto los caracteres adquiridos, no tuvieran influencia en la carga o dotación hereditaria. Para Galton, cada individuo hereda directamente de sus padres – padre y madre por igual – y por medio de ellos de todos sus antepasados directos. Y el medio ambiente no puede modificar tal herencia.<br />La diferencia de opinión entre Galton y Darwin, no comprendida por ninguno de los dos – Galton llega a afirmar, en sus primeros artículos de 1865, que Darwin no cree en la herencia de los caracteres adquiridos – les llevará a tener un cierto enfrentamiento al final del trabajo conjunto que realizaron estudiando la herencia en conejos. Galton, inspirado y ayudado en cierta medida por Darwin, intentó estudiar los mecanismos hereditarios postulados en la teoría de la pangénesis. Esta expresaba la posibilidad de que las “gémulas” transmisoras de caracteres circulaban por la sangre. Galton y Romanes, que también participó en los experimentos, intentaron transmitir el color de pelo de unos conejos a las progenies de otros por medio de transfusiones de sangre. La hipótesis no era cierta, y Galton lo expuso públicamente, sin mayores discusiones sobre el asunto con Darwin, éste se irritó y se cruzaron entre ellos un par de artículos en Nature.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-77573558363243485122009-04-29T03:04:00.002-07:002009-11-02T07:27:12.305-08:001.3. La herencia del talento<div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmu3Zw6jIi1l5FyrcSj9yE5p2kvkl7xwjd7WyLhQ42qjQnQF5HuhLdA1mD37hpEz7lcwkIH4HbxBT5kw5piIsvEwvzhiABQxPovHFJylf7lAE060aL2k7eg4MDgK4CP4i8hHcGoPy3/s1600-h/HEREDITARY+GENIUS.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369865015853009618" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 187px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmu3Zw6jIi1l5FyrcSj9yE5p2kvkl7xwjd7WyLhQ42qjQnQF5HuhLdA1mD37hpEz7lcwkIH4HbxBT5kw5piIsvEwvzhiABQxPovHFJylf7lAE060aL2k7eg4MDgK4CP4i8hHcGoPy3/s320/HEREDITARY+GENIUS.gif" border="0" /></a>La primera publicación de Galton sobre la herencia, titulada <em><strong>Talento y carácter hereditarios</strong></em>, consistía en dos artículos que, si discípulo y biógrafo Kart Pearson, podrían haber constituido el resumen final de su obra. Hasta tal punto se mantuvieron invariables sus puntos de vista a lo largo de su vida.<br />Quizás la característica más destacada del pensamiento de Galton fuera su creencia en que las facultades mentales se transmiten hereditariamente de una forma rígida. Aunque durante años se esforzó en demostrar estadísticamente esta idea, realmente para él era una convicción apriorística. Esto se pone claramente de manifiesto en esta primera obra en la que comienza reconociendo que “al estudiar la transmisión hereditaria del talento debemos tener siempre en la mente nuestra ignorancia, incluso de las leyes que gobiernan la herencia de los rasgos físicos”.<br />Para abordar el problema Galton recurre a la analogía:<br /><br /><em>“<strong><span style="color:#660000;">Sólo puedo decir que las semejanzas generales en las cualidades mentales entre padres y prole, tanto en el hombre como en las bestias, es lo más cercano posible al parecido entre sus rasgos físicos; y debo confiar la existencia de leyes reales del primer caso como una interferencia a partir de su analogía con el último. La semejanza falla a menudo en donde más esperábamos que se mantuviera, pero podemos legítimamente atribuir el fallo a la influencia de condiciones que todavía no podemos comprender. Hasta que no tengamos abundante evidencia a favor de la hipótesis de la transmisión hereditaria del talento de padres a hijos, no debemos desconcertarnos cuando nos presentan evidencias en contra”.</span></strong></em><strong><span style="color:#660000;"><br /></span></strong><br />Estas insuficiencias en los conocimientos existentes sobre la herencia y la posible aparición de situaciones de difícil explicación sobre la base de la hipótesis hereditaria no desanimaban a Galton, aunque no dejaba de reconocer que no podía probar sus asertos:<br /><br /><span style="color:#660000;"><strong><em>“Yo mantengo, por analogía, que esta previsión (la que tienen los mejoradotes con respecto a las características físicas de los animales) puede alcanzarse igualmente con respecto a las cualidades mentales, aunque no puedo probarlo. Todo lo que puedo demostrar es que se encuentran talento y singularidades de carácter en mucha mayor magnitud en los niños en que alguno de los padres las ha tenido, que en los niños de gente ordinaria”.</em><br /></strong></span><br />Sin embargo, a pesar de todas estas limitaciones, explícitamente reconocidas, sus conclusiones son categóricas:<br /><br /><em><strong><span style="color:#660000;">“Encuentro que el talento se transmite hereditariamente en un grado extraordinario […] Justifico mis conclusiones por las estadísticas. Y voy a proceder ahora a exponer lo que considero es ampliamente suficiente como para imponerse como convincente”<br /></span></strong></em><br />Precisemos que para Galton “los términos talento y carácter son exhaustivos: incluyen la totalidad de la naturaleza espiritual del hombre hasta donde somos capaces de comprenderla”.<br />Las estadísticas a que se refiere son listas de personajes ilustres sacadas de biografías, en las que aparecían parientes en una frecuencia que él consideraba que no podía deberse al puro azar. Su explicación de este fenómeno era que el talento no podía ser sino hereditario. La posibilidad de que existieran otras causas, en la sociedad victoriana de la época, que favorecieran que personas distinguidas promocionan a sus hijos o hermanos a puestos también ilustres, era directamente descartada en la mayor parte de los casos. Afirma, por ejemplo, que “de todos los cargos del derecho no hay ninguno que sea, con mayor seguridad, premio a la más distinguida capacidad intelectual que el de Lord Chancellor […]. De 29 Chancellors 16 tenían familiares importantes. Trece de ellos tenían parientes muy ilustres. En otras palabras, 13 de 39 – esto es 1 de cada 3 – son ejemplos notables de influencia hereditaria”, para concluir que “no es posible calcular en forma precisa, e incluso apenas merece la pena hacerlo de forma aproximada, el avlor numérico de la influencia hereditaria en la obtención de la cancillería. Es suficiente con decir que es enorme”.<br />Galton hacía extensible esta convicción tan arraigada sobre la transmisión hereditaria del talento a las facultades morales o a cualquier forma de enfermedad o malformación:<br /><br /><em><strong><span style="color:#660000;">“Así, son hereditarias las enfermedades del corazón; lo son los tubérculos del pulmón; lo son también las enfermedades del cerebro, del hígado y del riñón; y lo mismo pasa con las enfermedades de ojos y oídos. Las enfermedades generales son igualmente hereditarias, como la gota o la locura. Por herencia se transmiten tanto la longevidad como las muertes prematuras. Si consideramos una clase de peculiaridades más recóndita en su origen, encontraremos que la ley de la herencia sigue siendo válida. Una susceptibilidad morbosa a las enfermedades contagiosas o a los venenosos efectos del opio o del calomel, y la aversión al sabor de la carne, todo ello vemos que es heredado. Y lo mismo sucede con el ansia por la bebida o por el juego, la pasión sexual desmedida y la proclividad a la indigencia, a los crímenes violentos y a los fraudes. Hay ciertos tipos marcados de carácter asociados a marcados tipos de rasgos y de temperamento. Sostenemos axiomáticamente que estos últimos son heredados, siendo demasiado notorio el caso y demasiado consistente con las analogías que nos aportan los animales como para hacer necesarios más argumentos”<br /></span></strong></em><br />Repárese en esta última frase, en la que dota a sus asertos de un carácter axiomático, es decir sin necesidad de demostración, basándose únicamente en la fuerza de las analogías.<br />Pero además estaba convencido de que existía una estrecha correspondencia en la transmisión de estas características, en el sentido de que los portadores de los mejores rasgos intelectuales también poseían los más destacados rasgos morales y físicos. A esto se refiere al decir:<br /><br /><em><strong><span style="color:#660000;">“Había una creencia popular que decía que los hombres muy eminentes intelectualmente eran, por lo general, de constitución débil y de carácter seco y frío. Debe de haber tales casos, pero creo que la regla general es exactamente la contraria […]. Es un grave y frecuente error el suponer que los altos poderes intelectuales se asocian corrientemente con un cuerpo insignificante y de poca fuerza física […]. La mayoría de los grandes hombres son vigorosos animales, con exuberantes poderes y con una gran devoción a una causa. No hay razón para suponer que si se procrea en función de un alto nivel de intelecto se va a producir una raza estéril o débil”.<br /></span></strong></em><br />En su extensa obra La herencia del genio se reafirma completamente en las conclusiones de sus primeros escritos y dice que “los resultados fueron tales como para poder establecer absolutamente la teoría de que el genio, con ciertas limitaciones que deben ser investigadas, es hereditario”.<br />Otro de los problemas que aborda son los criterios que se deben seguir para decir si una persona tiene o no talento, en qué medida está dotada de genio. Obviamente, para saber si el genio se hereda es necesario primero determinar quién lo posee. El criterio que empleó fue el de la elevada reputación:<br /><br /><em><span style="color:#660000;"><strong>“El plan de mi razonamiento se dirige a demostrar que la elevada reputación es un test bastante fiel de la elevada habilidad; a continuación, se dedica a discutir los parentescos de un grupo de hombres claramente eminentes – a saber: los jueces de Inglaterra desde 1660 hasta 1868, los hombres de Estado del tiempo de Jorge III y los premieres durante los últimos cien años – y a obtener de esto una visión general de las leyes de la herencia con respecto al genio […]. Los argumentos por medio de los cuales me esforzaré en probar que el genio es hereditario, consisten en demostrar la gran cantidad de casos que existen en los cuales los hombres que son más o menos ilustres tienen una parentela eminente”<br /></strong></span></em><br />Galton era consciente de la debilidad aparente de este criterio, y se preguntaba si está justificado su uso como estimador de las capacidades mentales y morales hereditarias: “¿es la reputación un buen test de la habilidad natural? ¿Siendo el único que puedo emplear, estoy justificado a utilizarlo? ¿Cuánto del éxito de un hombre se debe a sus oportunidades y cuánto a su poder intelectual natural?”. Téngase en cuenta que en aquella época no existían aún los tests de inteligencia y Galton necesitaba alguna forma de medición de las capacidades intelectuales con que rastrear la herencia de las mismas.<br />Se esforzará, pues, en darle un significado al concepto de reputación que pueda ser aceptado sin problemas: “Por reputación entiendo la opinión de los contemporáneos, revisada por la posteridad; el resultado favorable de una análisis crítico del carácter de cada hombre a partir de la opinión de muchos biógrafos”. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5399527939746902562" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 264px; CURSOR: hand; HEIGHT: 400px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3LKG1uXGGQaECuGB0HUYTKhX7cIIEJDXcwt0UqOuRzLi9ewP2GDkyHv7CAjR3OuxK3kyjXtQBJ2MVIlhysWa9jPdA9-qKTkE2wXQLKWJCi4IMhtui7PgQelmA-bb4wMawhvCc9swt/s400/geographer.gif" border="0" />---------<br />Es obvio que para Darwin la obra <strong><em>Herencia y eugenesia</em></strong> era un “noble servicio”, lo cual hace que merezca la pena analizar el libro con más detalle. En él, Galton aplicó las dotes analíticas forjadas en su expedición africana a las cuestiones relativas a la herencia de las cualidades más excelentes. A falta de otros medios para probar su argumentación, se apoyó en la suposición de que “la reputación es un indicativo bastante preciso de las cualidades más elevadas”. Y consiguientemente, procedió a analizar las líneas familiares de ingleses eminentes, clasificados por campos de reconocido prestigio, como la judicatura, la alta política, los altos grados del Ejército, los hombres de ciencia, los poetas o los músicos.<br />Lo que pretendían esos interminables análisis de los Quién es quien de Inglaterra era “probar que el genio es hereditario” y eso mediante “la demostración de lo elevado que es el número de supuestos en los que hombres que son más o menos ilustres tienen una descendencia eminente”, o más, “que los parientes próximos de los hombres más destacados son también eminentes con más frecuencia que sus parientes más remotos”.<br />Aunque esto pueda sonar científico, el propio Galton a continuación manifestaba claramente a sus lectores sus propios prejuicios:<br /><br /><em><strong><span style="color:#660000;">“(…) me solivianta eso que se dice sin pensar, sea de forma expresa o implícita, y especialmente en los cuentos que se escriben para enseñar a los niños a ser buenos, de que los niños nacen prácticamente iguales unos a otros y que los únicos factores que influyen en las diferencias entre un muchacho y otro, y entre un hombre y otro, son la constancia en el trabajo y el esfuerzo personal por las virtudes. Me opongo sin paliativos a tales pretensiones de igualdad natural”.<br /></span></strong></em><br />Esta actitud llevó a Galton a fundamentar todos los logros intelectuales y morales exclusivamente en la herencia. Pero en esto hay que comentar, con cierta ironía, la prueba en que Galton se apoyaba para valorar la superioridad hereditaria era “los logros”, es decir, el efecto que resultaría de la herencia, pero el medir solamente los logros no existía manera de distinguir entre efectos, circunstancias y oportunidades. Los críticos de su libro rápidamente destacaron esta debilidad en su argumentación.<br />Si Galton pretendía simplemente demostrar la obviedad de que, hablando en general, “la manzana no cae lejos del árbol”, debería haber dado una cierta base científica a lo que no pasa de ser una observación común. Pero, como hemos visto, la pretensión de que la capacidad natural es hereditaria era sólo parte de una más amplia concepción eugenésica.<br />Para Galton, las “leyes de la herencia” se aplican “tanto a las facultades mentales de los individuos como a las corporales”, y por lo tanto ambas pueden ser mejoradas mediante apareamientos racionales. Sin embargo, este “enorme (…) poder (…) conferido a cada generación sobre la misma naturaleza de sus descendientes”, lamentablemente, no ha sido nunca utilizado. A pesar incluso de que Darwin llamó la atención del público sobre los cambios beneficiosos que podrían derivarse de los adecuados cruces de plantas y animales, “hay que reconocer que el gran problema del mejoramiento futuro de la raza humana es que actualmente esa cuestión apenas se propone más allá de los ambientes académicos”. Seguidamente Galton añadía:<br /><br /><em><span style="color:#660000;"><strong>“Sin embargo, hoy en día el pensamiento y la acción se mueven rápidamente, y no es en modo alguno imposible que una generación que ha presenciado la exclusión de la raza china de los privilegios tradicionales de los pobladores de dos continentes y la deportación de la población hebrea de una gran porción de un tercero pueda vivir para ver otros actos análogos, realizados bajo una repentina presión socializante”.<br /></strong></span></em><br />Estas tenebrosas palabras fueron escritas para la edición de 1892 de Herencia y eugenesia. Para ese momento, veintitrés años después de su primera edición, el movimiento eugenésico ya había conseguido apoyo internacional y estaba listo para “moverse rápidamente” hacia el siglo XX, mucho “más allá de los ambientes académicos”. En palabras proféticas de Galton, “puede ser que las cuestiones que van a ser consideradas en Herencia y eugenesia adquieran inesperadamente importancia al caer dentro de la esfera de la política práctica”.<br />----------<br />Galton seguirá experimentando y publicará en 1875 su propia teoría (una teoría de la herencia) en la que planteaba la existencia de dos tipos de partículas, unas internas, sin manifestaciones externas, y otras con manifestaciones en el aspecto o características de los individuos. El primero sería lo que luego Weismann llamaría “plasma germinal”, que pasaría de padres a hijos sin alteraciones. Pero Galton no había encontrado ningún dato experimental que apoyara sus ideas, era una hipótesis especulativa. De donde seguía obteniendo Galton su seguridad sobre la heredabilidad del talento, era de sus estudios estadísticos sobre los parentescos entre personas eminentes. Como en “La herencia del genio”, intenta demostrar nuevamente que el talento es hereditario y no se debe al medio ambiente, ni a las posibilidades de estudio, etc. Esta vez envía encuestas a hombres de ciencia – o pertenecientes a sociedades científicas – preguntándoles si consideran que su talento es innato o adquirido. Su análisis estadístico de los resultados le sigue confirmando en la idea: el talento es hereditario y el medio ambiente y las posibilidades sociales actúan sólo cuando existe una dotación hereditaria adecuada. Su libro, publicado en 1874, (Hombres de ciencia ingleses) respondía en realidad a la obra del suizo Alphonse de Candolle, <em>Histoire des sciences et de savants depuis deux siecles,</em> publicado en 1873 como crítica, a su vez, del libro de Galton sobre el genio y la herencia. De Candolle sostenía lo contrario que Galton y pensaba que la educación y el ambiente social eran factores fundamentales en el desarrollo de un científico o intelectual cualquiera.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-54525290565717726782009-04-29T03:04:00.001-07:002009-11-02T09:31:46.439-08:001.4. Galton y el racismo<div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFItpLIFBPgDcdaVv9EU8qTGMjAwUtZEx7NHDUAs15ZqQRnFQNcTBB76R1lskxrAS9Dmu6T7jDM3OuNEj6apolgSLqyWEjJbI3nB_csJRfz49xHs5_BNUAYz21u6WB6X3mgXCMKo49/s1600-h/Head-Measurer_of_Tremearne_%2528side_view%2529.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369865403759935746" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 274px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFItpLIFBPgDcdaVv9EU8qTGMjAwUtZEx7NHDUAs15ZqQRnFQNcTBB76R1lskxrAS9Dmu6T7jDM3OuNEj6apolgSLqyWEjJbI3nB_csJRfz49xHs5_BNUAYz21u6WB6X3mgXCMKo49/s400/Head-Measurer_of_Tremearne_%2528side_view%2529.jpg" border="0" /></a><strong><span style="color:#660000;"><em>"... así como es fácil, a pesar de ciertas limitaciones, obtener por selección cuidadosa razas estables de perros o caballos dotados con facultades especiales para la carrera o para hacer cualquier otra cosa, así de factible debería ser producir una raza de hombres altamente dotada por medio de bodas sensatas a lo largo de varias generaciones consecutivas."</em><br /></span></strong><br />Un aspecto muy importante del pensamiento de Galton es su concepción de raza. Siguiendo una costumbre usual en esa época, utiliza la noción de raza dándole significados distintos. Una primera acepción es la que llamaríamos idea clásica o tradicional de raza. Para Galton indudablemente existían razas superiores e inferiores que poseían atributos no sólo físicos sino también intelectuales, morales e incluso sociales propios y característicos, determinados por su distinta naturaleza biológica, y transmitibles hereditariamente. Así dirá que “las naturaleza de los indios americanos parece contener el mínimo de cualidades sociales y afectivas compatible con la continuidad de su raza”. Consideramos que en esta época se estaba produciendo el exterminio de las comunidades indias de Norteamérica, esta observación parece una justificación, basada en la propia naturaleza biológica de las víctimas, del genocidio que estaban sufriendo.<br />Abundando en las características que considera distintivas de las distintas razas dirá:<br /><br /><em><strong><span style="color:#660000;">“El hombre rojo tiene gran paciencia, gran reserva, gran dignidad y nada de pasión; el negro tiene fuertes e impulsivas pasiones y nada de paciencia, ni reserva ni dignidad. Es afectuoso, cariñoso con los hijos de sus amos y, a la recíproca, es idolatrado por los niños. Es eminentemente gregario, por lo que está siempre parloteando, peleando, dándole al tam-tam o bailando”.</span></strong><br /></em><br />Estas características distintivas están jerarquizadas, es decir, son de distinta calidad según las razas. Colocará a la raza blanca (sobre todo inglesa) en el extremo superior de esta jerarquía y a la negra en el último escalón, claramente por debajo de los indios americanos, en una situación propia de la barbarie, extrañándose de que no haya desaparecido totalmente al contacto con la civilización. “Aunque la mayoría de las razas bárbaras desaparecieron, algunas, como la negra, no”.<br />Además, poco puede hacer la educación para modificar los caracteres propios de cada raza. Los rasgos de cada raza, inscritos en su propia naturaleza, afloran tarde o temprano en los individuos determinando su carácter:<br /><br /><em><strong><span style="color:#660000;">“La más notable cualidad que las exigencias de la civilización ha engrendrado hasta ahora entre nosotros, viviendo como lo hacemos en un clima riguroso y firme. Esto sólo lo poseen las razas civilizadas, y lo poseen en un grado mucho mayor los individuos más débiles de éstas, que los más fuertes y sanos salvajes […]<br />Es innata en los salvajes una inquietud turbulenta e indomable. Yo he recogido numerosos ejemplos en que niños de una raza inferior han sido separados a una temprana edad de sus padres y educados como parte de una familia bien establecida, completamente aparte de su propia gente. Sin embargo, después de años de tener hábitos civilizados en un arranque de pasión o por algún anhelo de emigración como el de un pájaro, han abandonado su hogar, han tirado sus ropas y buscado en la maleza a sus compañeros, entre los cuales han sido posteriormente encontrados viviendo en complacido barbarismo, sin ningún vestigio de su delicada educación”.</span></strong><br /></em><br />Otra acepción de raza empleada es la referida a poblaciones de distintos territorios, nacionales o no. Así, empleará el término de raza para referirse genéricamente a los ingleses, escoceses o irlandeses. Aunque en este caso la jerarquía de razas está más matizada, no está completamente ausente, ya que él considera a la raza inglesa como la que está en la cima de la pirámide evolutiva. De cualquier modo, estas razas, digamos nacionales, también poseen características hereditarias inscritas en su naturaleza biológica:<br /><br /><em><strong><span style="color:#660000;">“Existe tanta variedad entre los franceses como entre los ingleses, ya que no han pasado tantas generaciones desde que Francia ha dejado de estar dividida en reinos completamente independientes. Entre esas razas peculiares están las de Normandía, Bretaña, Alsacia, Provenza, Bearne, Auvernia – cada una con sus características especiales”.</span></strong></em><br /><br />Una tercera acepción de raza es la usada como sinónimo de casta o clase social hereditaria. Aquí también aparece una fuerte jerarquía. Hay razas (clases) ilustradas, cultas y más evolucionadas y razas (Clases) depauperadas, embrutecidas y menos evolucionadas. Estas diferencias, como en los casos anteriores, no están determinadas por una desigual distribución de la riqueza y están determinadas por una desigual distribución de la riqueza y una injusta estratificación social. Son fruto, para Galton, de la distinta naturaleza biológica de las clases. Este significado del concepto de raza está presente en al definición que de eugenesia dio en una conferencia celebrada el 16 de mayo de 1904:<br /><br /><em><strong><span style="color:#660000;">“La eugenesia es la ciencia que trata de todas las influencias que mejoran las cualidades innatas de una raza; también trata de aquellas que la pueden desarrollar hasta alcanzar la máxima superioridad […]. El propósito de la eugenesia es reunir tantas influencias como puedan ser razonablemente empleadas para hacer que las clases útiles de la comunidad contribuyan, más de lo que ahora corresponde por su proporción, a formar la próxima generación”.</span></strong></em><br /><br />Como se puede observar, primero se refiere a las cualidades innatas de las razas, para a continuación asimilar éstas a las clases sociales de la comunidad que se perpetúan hereditariamente.<br />Una última acepción del término se refiere a la humanidad en su conjunto, asimilando raza a especie biológica. Ésta es la que está presente cuando afirma que “en la rápidamente cambiante raza humana, hay elementos, algunos ancestrales y otros resultado de la degeneración, que son de pequeño o ningún valor o que son claramente perjudiciales”, o cuando define lo que considera uno de los objetivos de la eugenesia: “consiste en el esfuerzo por favorecer la evolución, especialmente la de la raza humana”.<br />Las opiniones de Galton sobre las razas pueden parecer a nuestros ojos de un extremado racismo, y de hecho lo son. Sin embargo, eran ideas muy comunes en la sociedad de su tiempo, incluso en personas que por otros conceptos calificaríamos de progresistas. El mismo Darwin las compartía en buena medida.<br />-------<br />Leyendo estas palabras, resulta evidente que Galton creía que mejorar verdaderamente la raza humana significaba no sólo el mejoramiento de los individuos de una raza, también, y lo que es más importante, el triunfo biológico de las razas superiores sobre las inferiores. Las capacidades características de cada raza, recordaba Galton al lector, derivan de “las condiciones bajo las cuales ha vivido, y son debidas a la operación de la ley de la selección natural de Darwin”. Cada raza, por tanto, puede ser clasificada en función del nivel al que haya conseguido ascender dentro de la escala evolutiva.<br />Basándose en su experiencia en África, Galton comenzaba “comparando los méritos de las diferentes razas”, comparando “la raza negra con la anglosajona en función solamente de las cualidades que hacen posible el surgimiento de jueces, estadistas, militares de alta graduación, hombres de literatura y ciencia, poetas y artistas”. Resumiendo, “la raza negra” no sale precisamente bien parada en esta comparación. Si bien son capaces de alcanzar ciertas posiciones de moderada eminencia en el comercio, “el número entre los negros de los que deberíamos llamar hombres de escasa inteligencia es muy elevado”. De hecho, los “errores en que los negros incurrían en sus asuntos”, y que Galton había presenciado en África, “eran tan infantiles, tan estúpidos y tan simples, que con frecuencia me hicieron avergonzarme de mi propia especie”. “El aborigen australiano”, añadía Galton, “está al menos un grado por debajo del negro africano”.<br />Esto no equivale a decir que la raza anglosajona haya sido la más grande; más bien, “la más capaz de la cual se tiene recuerdo histórico es, sin lugar a dudas, los antiguos griegos”, una raza que decayó debido a que procreó de forma descuidada. Si hubiesen seguido los consejos de galton y hubiesen desplazado a otras poblaciones mediante una procreación entusiasta pero racionalmente dirigida, con total seguridad los griegos “habrían conseguido resultados beneficiosos para toda la civilización humana, hasta un grado que va más allá de lo que podamos imaginar”.<br />Esas imaginaciones movían a Galton a afirmar: <strong><span style="color:#660000;"><em>“Si pudiésemos elevar el nivel medio de nuestra raza solamente en un grado (una unidad que para Galton sería la medida de los niveles de genio), ¡qué cambios tan enormes se producirían!”.</em></span></strong> Esto no era para Galton solamente una vaga aspiración, sino una cuestión de acuciante y práctica urgencia. <strong><em><span style="color:#660000;">“Para el bienestar de las generaciones futuras, es absolutamente esencial elevar los niveles medios de capacidad de los hombres actuales”,</span></em></strong> porque la evolución estaba imponiendo exigencias que no podían ser atendidas por la civilización moderna, incluso en el caso de los ingleses. <strong><em><span style="color:#660000;">“Las necesidades de la centralización, de la comunicación y de la cultura exigen más inteligencia y más potencia mental que la media que posee nuestra raza (…) Nuestra raza está sobrecargada, y todo indica que acabará cayendo en la degeneración por mor de exigencias que van más allá de sus capacidades”.</span></em></strong> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5399558475745374034" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 352px; CURSOR: hand; HEIGHT: 400px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcan9X7lsfZAiMn-KhNhCArpH3rmgSNb7hESZ5jQB-fSyhhtrZbDfYaOrfTa6dCYWQgGiJP0GVp25CsYU3RfXcjrk7bM1-99Y4cqnM5vSGJRoz1un0BYDo7mXdbfYYUf5XlUjWPUZL/s400/Verschuer+midiendo+craneos.JPG" border="0" />Las exigencias de la moderna civilización eran especialmente incompatibles con los “hábitos bohemios” de nuestros antepasados en la cadena evolutiva, los cuales, por desgracia, aún estarían presentes en demasiados rasgos de los hombres de Occidente. Afortunadamente, “del mismo modo que esa tendencia bohemia de la naturaleza de nuestra raza estaba destinada a perecer, cuanto antes lo haga mejor será para la humanidad”. Anticipándose así a Hitler, en su primer artículo sobre eugenesia del Macmillan´s Magazine Galton ponía como ejemplo especialmente desagradable de las disfunciones provocadas por “los hombres que nacen con tendencias innatas salvajes o anormales (…) extrañas al espíritu civilizado (…) los numerosos casos en Inglaterra donde la naturaleza indómita de los mestizos gitanos se afirma a sí mismo con fuerza irresistible”.<br />Sin embargo, “mucho más ajena al genio de una civilización ilustrada que los hábitos nómadas” de los gitanos “es la naturaleza incontrolada e impulsiva del salvaje”. Más que ninguna otra, las razas salvajes “no han conseguido mantener el ritmo del desarrollo de nuestra civilización moral”. Pero incluso las razas más desarrolladas “conforme a la ley de la selección natural de Darwin” se están quedando atrás.<br />Ante esta situación, Galton recomendaba, exactamente igual que lo había hecho Darwin, que “se actuase en profundidad sobre la capacidad natural media de una raza” a través de la regulación de la procreación. “Mi argumentación mostrará que la política más sabia es aquella que tenga como resultado retrasar la edad media del matrimonio entre los débiles y adelantarlo entre las clases más vigorosas”. En palabras más sencillas: las personas de alta cuna deberían procrear mucho más; las de baja estofa deberían procrear mucho menos, o nada en absoluto.<br />La<em> “mejora de los dones naturales de las generaciones futuras de la raza humana se encuentra en buena parte, si bien indirectamente, bajo nuestro control”.</em> Los <em>“procesos de la evolución”</em> si se desarrollan sin control, son ambiguos <em>“porque algunos empujan hacia lo malo y otros hacia lo bueno. Lo que a nosotros corresponde es estar al acecho de las oportunidades de intervenir, poniendo coto a aquellos y dando vía libre a éstos”.</em> Teniendo esto en mente, Galton tenía la esperanza de que pudiesen llevarse a cabo en el futuro trabajos de investigación<em> <strong><span style="color:#660000;">“dirigidos a hacer una estimación de las posibilidades razonables de una futura acción política que elevase gradualmente el desgraciadamente bajo nivel actual de la raza humana, hasta llegar a un nivel en el que las utopías que sueñan los filántropos puedan convertirse en posibilidades reales”.</span></strong></em></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-50825948426388196302009-04-29T03:03:00.001-07:002009-11-02T10:00:43.468-08:001.5. El tipo ideal<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0aC4srbDMDTNk4oUTmTh4WqE8gNVWyxpK8MkiZOzfPaXm4B04tsPRjpciyS6CEXbjh2kHYYhyC0rIkSnQVqihL9o09GbzwTDYhpbMyt4nEGy1UI0c5vqUfulLvCPmjbd0eANFQ6G2/s1600-h/The_speaking_portrait.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369866714775348674" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 158px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0aC4srbDMDTNk4oUTmTh4WqE8gNVWyxpK8MkiZOzfPaXm4B04tsPRjpciyS6CEXbjh2kHYYhyC0rIkSnQVqihL9o09GbzwTDYhpbMyt4nEGy1UI0c5vqUfulLvCPmjbd0eANFQ6G2/s400/The_speaking_portrait.jpg" border="0" /></a>Un aspecto particularmente interesante de su concepción de raza, que hace extensible no solamente a las distintas acepciones de la misma sino también a otros grupos sociales distintos de las razas, es el de considerar que existe un tipo ideal o forma típica característica del grupo, alrededor del cual tienden a agruparse los individuos. Galton lo expresa muy claramente en su obra Investigaciones sobre las facultades humanas y su desarrollo:<br /><br /><em><strong><span style="color:#660000;">“Un concepto esencial de raza consiste en que debe haber una forma ideal típica, a partir de la cual los individuos se desvían en todas las direcciones, pero alrededor de la cual tienden a agruparse. Hacia este tipo ideal es hacia donde puede mejorarse más fácilmente una raza, porque nada nuevo debe ser seleccionado. Sólo sería necesario facilitar, hasta donde fuera ello practicable, la reproducción de los que más se ajustan al tipo central y frenar, hasta donde sea posible, la reproducción de los que se desvían mucho de él”.</span></strong></em><br /><br />Esta idea de un tipo ideal era tan importante para Galton que se esforzó en buscar algún método experimental que permitiera estudiarlo. Para ello recurrió a la técnica de los retratos compuestos, ya comentada. “Difícilmente podría encontrarse un método más apropiado que éste de los retratos compuestos para descubrir el tipo fisionómico central de una raza o grupo”. En los retratos compuestos de criminales, por ejemplo, consideraba que “cuando se combinan desaparecen las peculiaridades individuales y lo que queda es la naturaleza común de un tipo humano inferior”.<br />Galton utiliza para el estudio estadístico de los rasgos físicos o mentales la “ley de la desviación de la media”, tomada de Quételet (que hoy conocemos como distribución normal o de Gauss), y hace corresponder el tipo ideal con el valor medio de la distribución. Dirá, por ejemplo, que “debe existir una capacidad mental, correspondiente a los habitantes de las islas Británicas, totalmente constante, y que las desviaciones de la media – hacia arriba o sea hacia el genio, o hacia abajo, hacia la estupidez – deben seguir la ley que gobierna las desviaciones de todas las medias verdaderas”. Dado que el valor medio, en una distribución normal, es también el que presenta una mayor frecuencia, Galton lo asociará a la idea de “mediocridad”:<br /><br /><em><strong><span style="color:#660000;">“La escasez en la habilidad de dirigir y la gran abundancia de mediocridad no es accidente, sino que se sigue, por necesidad, de la real naturaleza de las cosas.<br />El significado de la palabra “mediocridad” admite pocas dudas. Define el estándar del poder intelectual encontrado en la mayoría de las recolecciones provinciales de datos”.</span></strong></em><br /><br />Como se ponía de manifiesto en la cita reproducida más arriba, Galton pensaba que en cada generación la progenie tiende a mostrar un valor medio, con respecto al carácter considerado, más próximo a la media de la población que el presentado por sus padres, lo que denominó “ley de regresión a la media”. Además, es hacia este valor medio – que, como dijimos, representa el tipo ideal – hacia donde resulta más fácil realizar una mejora mediante selección.<br />Detengámonos ahora en la “ley de regresión a la media”, que Galton dedujo de su estudio con guisantes. Hemos dicho que esta ley postula que para un determinado carácter, como la estatura, el valor medio de la progenie de una determinada familia está más próximo a la media de la población que el valor de sus padres. Imaginemos una población que tiene una estatura media de 1,75 metros. Una determinada pareja que tiene una estura media de 1,85 metros tendrá probablemente, según la ley de regresión, una progenie con una estatura media algo inferior a la suya y, en consecuencia, más próxima a la media de la población. Análogamente, si la estatura media de los padres fuera de 1,60 metros, los hijos tendrían una estatura media algo superior, que se acercaría más a la media de la población.<br />Decíamos también que es hacia el valor medio hacia donde resulta más fácil efectuar la selección de un carácter. Para galton esto era una consecuencia directa del funcionamiento de su ley:<br /><br /><em><strong><span style="color:#660000;">“La ley de la Regresión se manifiesta con fuerza en contra de la transmisión hereditaria de todos los dones […]. Cuanto más abundantemente dotado por la naturaleza está el Padre, más raro será que tenga la buena fortuna de engendrar un hijo tan ricamente dotado como él mismo, y aún más raro que tenga un hijo más dotado que él. Pero la equitativa ley impone una sucesión con igual contribución de aspectos malos y buenos. Si por un lado desalienta las extravagantes esperanzas de un padre bien dotado que quiere que sus hijos hereden todas sus capacidades, no menos condena los extravagantes miedos de que hereden todas sus enfermedades y debilidades.<br />Debe comprender claramente que no hay nada en estas afirmaciones que invalide la doctrina general de que es mucho más probable que los hijos de una pareja bien dotada estén bien dotados, a que lo estén los de una pareja mediocre”.<br /></span></strong></em><br />Esta última aclaración resulta particularmente interesante porque con ella Galton trata de defenderse de una importante paradoja que aparece en sus planteamientos. Por un lado la media, o tipo ideal de una raza, es el valor que representa el estándar de “mediocridad” hacia el que inevitablemente tienden los individuos de generación en generación, aunque sus padres no sean mediocres. Pero, por otro lado, las propuestas eugenésicas de Galton se basan en que es posible, gracias a que las facultades físicas y mentales son hereditarias, seleccionar los mejores individuos para hacer que sus características superiores se propaguen en mayor proporción: “Si los hombres de talento se emparejan con mujeres de talento, con caracteres mentales y físicos como los de ellos, generación tras generación, podríamos producir una raza humana ilustre, con una tendencia no mayor que la que demuestran nuestras bien establecidas razas de caballos de carrera y perros de caza a volver a los poco valiosos tipos ancestrales”, lo que obviamente, resulta contradictorio con lo afirmado antes. La paradoja aparece porque su ley de la regresión tiende a anular los efectos de una posible selección mejorada, exigida por sus propuestas eugenésicas. Como señala Ian Hacking “Galton tenía un problema; pensaba que las cualidades excepcionales, morales, mentales o físicas producen en gran medida esas mismas cualidades, en tanto que al propio tiempo se da una inevitable reversión hacia la mediocridad, la rusticidad y la grosería”.<br />Galton, entrampado en su propia ley de regresión, trató de resolver el problema por dos vías complementarias. En primer lugar, considerando que era imposible que los individuos de las razas “inferiores” pudiesen progresar hasta el nivel de las superiores, dada la tendencia de los descendientes de regresar a la media propia de su raza. Lo que había que hacer era seleccionar las mejores características dentro de cada raza: Sería el reverso del perfeccionamiento hacer que todos sus miembros (de una nación) se asimilen a un tipo común […]. Estamos justificados si afirmamos categóricamente que las características naturales de cada raza humana admiten un gran margen de perfeccionamiento en muchas direcciones fáciles de especificar”. Esto implicaría, entre otras cosas, que en las clases altas y cultas había que seleccionar las dotes intelectuales. No otra cosa quiere expresar cuando afirma que “la sociedad sería muy aburrida si todos los hombres se parecieran a los muy estimables Marco Aurelio o a Adam Bede. El propósito de la eugenesia es representar a cada clase o secta por sus mejores especimenes”.<br />En segundo lugar, considerará que los caracteres cuantitativos (como el peso o la estatura) y los cualitativos (como la forma o constitución de un órgano, la presencia o ausencia de cierta peculiaridad) merecen tratamientos distintos ya que, en su opinión, no se comportan hereditariamente del mismo modo. Para los caracteres cualitativos o discontinuos formuló una ley hereditaria llamada “ley de la herencia ancestral”, distinta de las leyes mendelianas. Por el contrario, los que manifiestan una forma de variación continua se comportarían siguiendo la “ley de regresión a la media”, según la cual en cada generación los descendientes tenderían a aproximarse más que sus padres al valor medio de la generación parental.<br />Una consecuencia de esta distinta consideración que hace de los caracteres continuos y discontinuos es que únicamente éstos últimos tendrán importancia para la evolución, ya que en los primeros, debido al funcionamiento de la ley de regresión, no podrán ocurrir cambios continuos y permanentes. Galton expresa esta idea con una analogía de un poliedro que cuando se mueve únicamente podrá caer sobre una de sus caras, bien sobre la misma cara si el cambio es pequeño (regresión a la media), bien sobre otra cara distinta, lo que llevaría a un cambio discontinuo no gradual. Por este motivo Galton defendió un modelo de evolución discontinuo o saltacionista, apartándose del gradualismo estricto de Darwin.<br />Esta toma de partido de Galton a favor de una evolución discontinua le enfrentará con los miembros de la escuela biométrica, especialmente Pearson y Weldon, que él había contribuido a fundar. Para éstos, los únicos caracteres que presentaban interés desde el punto de vista de la evolución eran los que variaban de forma continua, los llamados caracteres cuantitativos, que Darwin había tomado como materia prima para la acción de la selección natural. Además, los biométricos negaban que los genes tuvieran existencia como unidades separadas. Los métodos que empleaban en el estudio de la herencia de los caracteres continuos eran los métodos estadísticos, de los que Galton había sido el iniciador, y que darían lugar con el tiempo a una nueva rama de la genética conocida como Genética cuantitativa.<br />Los miembros de la escuela biométrica mantuvieron una intensa polémica con Bateson, representante de la escuela mendeliana inglesa, a propósito de la naturaleza de la variación hereditaria. Esta polémica se desarrolló a lo largo de la década de 1890 y arreció a partir de 1900, con el descubrimiento de los trabajos de Mendel. Bateson y los mendelianos consideraban que los caracteres que variaban de forma continua no estaban determinados genéticamente y por lo tanto no se heredaban. La existencia de variación para este tipo de caracteres la achacaban a los efectos del ambiente. Las variaciones discontinuas, tales como los famosos guisantes lisos y rugosos, o verdes y amarillos, que Mendel utilizó en sus experimentos, sí estaban producidos por genes.<br />Por lo que respecta a las concepciones hereditaristas que sirvieron de base teórica a la eugenesia, las posiciones de las dos escuelas no eran sustancialmente distintas. En este sentido, Bateson afirmaba en 1887 que “la herencia atribuía cualidades desiguales a cada persona y que los gobiernos deberían tener en cuenta este hecho”.<br />La concepción de un tipo ideal reaparecerá, bajo una nueva forma, ya en la mitad del siglo XX, de la mano de eugenistas como H. Muller, y tiene una indudable importancia en las discusiones modernas sobre eugenesia.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-27821821664043884542009-04-29T03:00:00.000-07:002009-08-14T10:09:53.286-07:001.6. Galton y las mujeres<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsE_PTDyCKNdKFmm70wcINc0MAHsNXPvh4tXzQRf5Pvc0xKiIn4RAFMEu5JEGf0QKrq8pf1BBsJ_V7fXtFPo6XdMJzcrrTuSn-3hVqy3pt9ICTStBWx0dH3_uq8TLkOI2Tqm2Q9vb3/s1600-h/SheMayLookCleanBut.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369867708449913106" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 299px; CURSOR: hand; HEIGHT: 400px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsE_PTDyCKNdKFmm70wcINc0MAHsNXPvh4tXzQRf5Pvc0xKiIn4RAFMEu5JEGf0QKrq8pf1BBsJ_V7fXtFPo6XdMJzcrrTuSn-3hVqy3pt9ICTStBWx0dH3_uq8TLkOI2Tqm2Q9vb3/s400/SheMayLookCleanBut.jpg" border="0" /></a>Pasemos ahora a algunas consideraciones de Galton acerca de las mujeres. Después de lo que hemos visto sobre las razas, no debería sorprendernos que su opinión sobre las mujeres fuera marcadamente negativa y, en cualquier caso, muy inferior a la que tenía sobre los hombres. Esta infravaloración, cargada de prejuicios, la refiere a múltiples cualidades: “Como regla, he encontrado que los hombres tienen unos poderes de discriminación más finos que los de las mujeres, como la propia experiencia de todos los días parece confirmar […]. Las mujeres distinguen muy raramente los méritos del vino en la mesa, y aunque la costumbre permite que presidan la mesa del desayuno, los hombres piensan que no tienen demasiado éxito a la hora de preparar el té o el café”.<br />Cuando hace referencia a las características del carácter que él cree propias de las mujeres utiliza valoraciones semejantes a las usadas al referirse a los negros, tratando de sustentarlas en los efectos de la selección natural (o sexual):<br /><br /><em><span style="color:#660000;">"Una notable peculiaridad del carácter de la mujer es que es caprichosa y coqueta y es menos sincera que el hombre. Sucede lo mismo con la hembra de cualquier animal en la época del apareamiento, y caben pocas dudas sobre el origen de la peculiaridad […].<br />La disposición cambiante de las hembras en cuestiones de amor es tan evidente en las mariposas como en el hombre, y debe haber sido favorecida de forma continua desde los primeros estadios de la evolución animal hasta el presente […]. Coquetería y capricho se han convertido, en consecuencia, en una herencia del sexo, juntamente con una cohorte de cómplices debilidades y mezquinos engaños que los hombres han llegado a considerar como aspectos venales, pero también amables de las mujeres que no podrían, sin embargo, tolerar en sí mismos”. Francis Galton</span></em><br /><br />De acuerdo con estos puntos de vista, y también en consonancia con los prejuicios sociales de la época que Galton compartía ampliamente, para sus fines eugenésicos seleccionará entre las mujeres características tales como gracias, belleza, salud, buen carácter, habilidad doméstica, etc., y sólo en un segundo plano se refiere a valores intelectuales. De hecho, dado que en aquella época la presencia de mujeres en puestos destacados del mundo de la política, de la judicatura o de otras profesiones consideradas ilustres era prácticamente nulo, estarán completamente ausentes de sus listas de personajes eminentes. Únicamente tendrá en cuenta la contribución de la mujer a la herencia del talento desde un punto de vista negativo, al considerar que las cualidades de éstas pueden neutralizar en los hijos las dotes extraordinarias de los padres varones:<br /><br /><em><span style="color:#660000;">"Es un hecho que no puede negarse, pero tampoco darle demasiada importancia, el que los hijos de hombres de genio tienen frecuentemente un talento mediocre. Las cualidades de cada individuo se deben a la influencia combinada de sus dos padres; y las cualidades extraordinarias de uno pueden haber sido neutralizadas, en la descendencia, por las cualidades opuestas o defectuosas del otro”. Francis Galton<br /><br />«Todos los débiles mentales son, al menos en potencia, criminales potenciales. Que cualquier mujer débil mental es una prostituta potencial es algo que nadie discutiría. El sentido moral, al igual que el sentido para los negocios, el sentido social o cualquier otro proceso de pensamiento elevado, es una función de la inteligencia». Francis Galton</span></em>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-14922255562594661642009-04-29T02:59:00.002-07:002009-08-14T10:57:09.000-07:001.7. Criminales y locosPara la doctrina eugenésica de Galton la existencia de individuos con comportamientos asociales, como delincuentes y criminales, tenía una enorme importancia. En coherencia con su credo hederitarista, creía que la conducta criminal era evidentemente hereditaria y, por consiguiente, su erradicación era un objetivo de la eugenesia.<img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369879838310576002" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 376px; CURSOR: hand; HEIGHT: 400px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKFZHfN7N3HszhXMya0L97oII5NJCRle3L4zTw7Dad-C5nlHbX60KNzjib3WQ_5TBb0miFSB9fJhlPF3gMsupIA-gcc15_a9XRWqtlp1cxrmUxtkUp3m6h3urA5flvxSOj-GDwpWlV/s400/Anthropometric%2520Card.jpg" border="0" />Sus opiniones estaban influidas por las ideas de los frenólogos. A este respecto, consideraba que existía una relación entre las características físicas del cerebro y las manifestaciones del carácter. En su biografía de Galtón, Raquel Álvarez Peláez sostiene que los aspectos fundamentales de la eugenesia se encuentran en la obra del frenólogo George Combe, The Constitution of Man, publicada en 1835. Sobre esta misma cuestión comenta que Galton mantenía la creencia de que el tamaño de la cabeza estaba en relación con las dotes intelectuales, por lo que, debido a que él tenía una gran cabeza, se llevó un fuerte disgusto cuando su discípulo Pearson demostró estadísticamente que no existía tal relación.<br />Por esa misma época el médico italiano Cesare Lombroso defendía la teoría de que la conducta delictiva es innata y que los individuos con inclinaciones criminales podían ser reconocidos por sus rasgos anatómicos externos:<br /><br /><em>"En 1870 llevaba yo realizando desde hacía varios meses investigaciones en las prisiones y manicomios de Pavía sobre cadáveres y personas para determinar la existencia de diferencias sustanciales entre los dementes y los criminales, sin demasiado éxito. Súbitamente, una sombría mañana de diciembre, descubrí en el cráneo de un delincuente una gran serie de anomalías atávicas […]. El problema de la naturaleza y el origen de los criminales quedó para mí resuelto".<br /></em><br />Este descubrimiento iluminó sobremanera a Lombroso. No sólo había descubierto la causa del comportamiento criminal, sino que podía identificar a los criminales con un breve examen visual de los mismos:<br /><br /><em>"Al contemplar aquel cráneo, me pareció que, de golpe, iluminado como una vasta llanura bajo un cielo resplandeciente, podía ver todo el problema de la naturaleza criminal […]. Así se explicaban anatómicamente las enormes mandíbulas, los pómulos pronunciados, los arcos superciliares prominentes, las líneas de las manos separadas, el gran tamaño de las órbitas y las orejas en forma de asa que se observan en los criminales, los salvajes y los monos, la insensibilidad ante el dolor, la extrema agudez de la vista, la debilidad por los tatuajes, la excesiva ociosidad, el gusto por las orgías y el ansia irresponsable de maldad por sí misma, el deseo no sólo de extinguir la vida de la víctima sino también de mutilar el cadáver, desgarrar su carne y beber su sangre".<br /></em><br />Aunque algunos autores han señalado que Galton era muy crítico con Lombroso, sus opiniones acerca de los criminales son harto semejantes. Galton también hace hincapié en la presencia de rasgos anatómicos característicos: “Hay un predominio de pelo negro entre los hombres de temperamento destemplado y áspero”. Más incisivo aún es en lo referente a los rasgos de carácter:<br /><br /><em>"El delincuente tiene una peculiaridad de carácter muy marcada; su conciencia es caso deficiente, sus instintos son viciosos, su poder de autocontrol es muy débil y generalmente detesta el trabajo estable […]. Toda mi información concuerda en afirmar al total falta de sinceridad de todos los delincuentes, por más plausibles que puedan ser sus afirmaciones".</em><br /><br />A pesar de las evidentes similitudes entre las opiniones de Galton y Lombroso en materia antropológica criminal, también existen algunas notables diferencias. Para Galton, a diferencia de Lombroso, los delincuentes no eran en absoluto personas enfermas, pervertidas o locas, aunque no dejaba de señalar que entre ellos existe una considerable proporción de epilépticos: “Debemos evitar el considerar a los instintos viciosos como perversiones, puesto que ellos deben estar en estricto acuerdo con la saludable naturaleza del hombre y, siendo transmisibles por herencia, pueden convertirse en las características normales de una raza saludable”.<br />Sin embargo, a sus ojos, eso no disminuía la gravedad del problema planteado, ya que la población delincuente podía ser engrosada por personas débiles de carácter:<br /><br /><em>"El verdadero quid parece estar en que la población delincuente recibe aportaciones consistentes de los que, sin tener naturalezas delincuentes muy marcadas, pertenecen, sin embargo, aun tipo de humanidad extremadamente inadaptada como para jugar un papel respetable en nuestra moderna civilización, aunque está bien dispuesta para florecer en condiciones semisalvajes, ya que son naturalmente saludables y prolíficos. Son personas aptas para el mal; sus hijas se casan con delincuentes y se convierten en padres de delincuentes”.</em><br /><br />Precisamente por este motivo, estimaba que “la perpetuación hereditaria de la clase criminal es un problema difícil de resolver”, y constituía todo un reto para la eugenesia.<br />A la vista de estas opiniones no resulta sorprendente la obsesión de Galton por diseñar métodos para la identificación de los criminales. Recordemos que fue el introductor de la técnica de las huellas dactilares. Él pretendía con ella conseguir un método fiable para la clasificación de los criminales. Aunque no consiguió su propósito, su técnica sigue usándose en la actualidad como forma de identificación individual.<br />Otro de los métodos que intentó aplicar fue el ya comentado de los retratos compuestos. Del mismo modo que existía un tipo ideal para las poblaciones o las razas, también lo había para los criminales. La técnica de los retratos compuestos, en opinión de Galton, como hemos visto, ponía de relieve las características comunes que identifican a los criminales como tales.<br />En contraste con esta preocupación por la delincuencia, Galton no prestaba excesiva atención a los enfermos mentales, ya que consideraba que la aplicación de medidas eugenésicas no presentaba complicaciones debido a la facilidad con que podían ser recluidos.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-53290929855230833782009-04-29T02:59:00.001-07:002010-01-23T10:36:11.390-08:001.8. La doctrina eugénicaYa hemos comentado que la eugenesia constituyó el centro de las preocupaciones de Galton a lo largo de casi 50 años, siendo sus aportaciones científicas campos complementarios necesarios de la misma.<br />Al hablar de las razas hemos reproducido una de las definiciones que de eugenesia utilizó Galton. Ésta, como doctrina, no era más que el intento de mejorar las cualidades innatas de la raza favoreciendo la reproducción de los considerados mejor dotados e impidiendo la reproducción de los considerados mejor dotados e impidiendo la reproducción de los peor dotados. Galton asociaba la mejora de las razas y el progreso de la humanidad a la conservación y consolidación del imperio británico, lo que, dicho sea de paso, convertía a la eugenesia más en una propuesta de actuación política que en una disciplina pretendidamente científica.<br />Antes de pasar a comentar distintos aspectos relativos al contenido de la eugenesia, es interesante considerar la razón que llevó a preocuparse por la mejora de la raza. Ésta fue la creencia de que la población inglesa estaba degenerando: “La población global inglesa, o quizá debiera decir la parte urbana de ella, está de alguna manera deteriorándose”. Esta degeneración, en su opinión, estaba motivada por las condiciones que imponía la vida urbana, ya que dificultaba la acción de la selección natural y permitía que los individuos más débiles pudieran perpetuarse. Dirá al respecto, que “uno de los efectos de la civilización es que disminuye el rigor en la aplicación de la ley de la selección natural. Protege débiles vidas que hubieran perecido en tierras bárbaras”.<br />Por esto motivo, Galton afirmará insistentemente que uno de los objetivos fundamentales de la eugenesia es acelerar el papel de la selección natural:<br /><br /><em><span style="color:#660000;">“Mi objeto fundamental ha sido tomar nota de las diversas facultades hereditarias de los diferentes hombres y de las grandes diferencias entre las grandes familias y razas, para comprender hasta dónde la historia puede haber demostrado la viabilidad de suplantar las existencias humanas que son incompetentes por mejores cepas, y considerar si no sería nuestra tarea el intentar hacer tal cosa por medio de esfuerzos razonables, afanándonos por favorecer la finalidad de la evolución, para que ésta actúe más rápidamente y con menos zozobras que si se deja a los hechos seguir su propio curso”.</span></em><br /><br />Otro de las factores que según Galton favorecían la degeneración, o por lo menos dificultaban una evolución hacia el progreso intelectual y moral, residía en que, según su opinión, las razas y clases menos aptas (las clases pobres) se reproducían mucho más que las intelectual y moralmente mejor dotadas (las clases altas). Aquí existía un punto de contacto con las preocupaciones de Malthus, ya que para Galton “en el momento presente las existencias exceden ampliamente la demanda: la tierra está abarrotada y sobrecargada de apáticos e incapaces”.<br />Pero había una diferencia de enfoque entre ambos. Malthus estaba preocupado por el aspecto cuantitativo de la cuestión poblacional. Para él, lo seres humanos muestran una tendencia innata a reproducirse y este impulso de reproducción actúa como motor para el crecimiento de las poblaciones, de tal forma que si no existieran frenos al crecimiento de la población, lo seres humanos se multiplicarían hasta alcanzar cifras incalculables. Es bien conocido el argumento maltusiano de que la población crece en progresión geométrica mientras los recursos alimenticios únicamente lo hacen en progresión aritmética, por lo que a la larga la población siempre desborda las existencias de alimentos, lo que inevitablemente detiene el crecimiento de la misma.<br />Esta concepción sobre el mecanismo de regulación natural del crecimiento demográfico influyó sobre Darwin cuando estaba gestando la idea de la selección natural como agente principal del cambio evolutivo.<br />El punto de vista poblacional e Galton era más cualitativo. Lo que le preocupaba no era tanto que la tasa reproductiva global fuera excesiva sino que las élites sociales se reprodujesen poco en comparación con las estirpes “inferiores”, lo que ocasionaba la degeneración progresiva de la población. Había que favorecer la reproducción de los primeros y dificultar o impedir la de los segundos.<br />A pesar de esta diferencia de enfoques, ambos estaban persuadidos de que los pobres debían desistir de traer hijos al mundo. Galton manifestará que “nadie podría hacer nada mejor por su país que tomar la determinación de vivir en celibato, cuando se tenga la convicción razonable de que la descendencia estaría peor adaptada que la mayoría para jugar su papel como ciudadano”. Malthus, por su parte, dirá que “si el hombre pobre se casa, lejos de cumplir un deber con la sociedad, la carga con un peso inútil haciéndose miserable; esto es obrar directamente contra la ley de Dios, y atraer voluntariamente sufrimientos y enfermedades”.<br />Uno de los problemas de la eugenesia, no solamente en tiempos de Galton sino también más recientemente, será determinar cuáles son las características que debe ser seleccionadas y cómo se seleccionan los buenos y los malos individuos que las poseen.<br />Sobre el primer aspecto, de qué características deben ser seleccionadas, galton habla de las facultades intelectuales, morales y físicas que, como hemos visto, consideraba que se manifestaban en los mismos individuos y que, en consecuencia, se transmitían juntas: “Puede fácilmente compilarse una considerable lista de cualidades que, prácticamente todas excepto las manías, pueden tomarse en cuenta al elegir a los mejores especimenes de cada clase. Se podrían incluir la salud, la energía, la habilidad, la hombría y la disposición cortés”. Pero será sobre todo la cualidad que denomina “energía” la que debe ser seleccionada:<br /><br /><em><span style="color:#660000;">“La energía es la capacidad para el trabajo […]. En cualquier esquema de eugenesia la energía es la cualidad más importante a favorecer; es, como hemos visto, la base de la acción vital y es eminentemente transmisible por herencia”.</span></em><br /><br />Sobre el segundo aspecto, de cómo se seleccionan los individuos, para la realización del programa eugenésico, Galton confiará en la educación de la población para que los ciudadanos acepten de buen grado participar en el proyecto realizando los matrimonios considerados eugénicamente juiciosos: “si los matrimonios impropios desde el punto de vista eugénico fueran socialmente proscritos, o incluso considerados en el poco razonable disfavor con que son considerados los matrimonios entre primos, muy pocos se realizarían”.<br />Sin embargo, aunque se refiere sobre todo a la sanción moral como medida de presión, no descarta el uso directo de la represión, de ser necesario: “El torrente de la caridad es limitado, y para acelerar la evolución hacia una humanidad más perfecta, un requisito es que se distribuya para favorecer las razas mejor adaptadas. No he hablado de la represión del resto porque supongo que se sigue indirectamente de lo dicho”.<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5430004437279791122" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 307px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJumbvYPGwBNYs332fW320uWPU_Hlg1FouNUVhbohL-AWfymdZPZR0fo6YH1H3gSh-BAgbU5mRiIHcWTI1a1XMl5l_MGJBq_yKV8A1ztLnhFVw1FOUda9lcRldURzKedMiIJSBPgeF/s400/Eugenics_congress_logo.JPG" border="0" /><span style="font-size:85%;">Como un árbol, la Eugénica saca sus materiales de muchas fuentes y los organiza en un “todo armónico”. Gráfico expresivo que encabeza el diploma otorgado por la II Exposición Internacional de Eugénica. Nueva York, 22 de septiembre al 22 de octubre 1921.</span><br /><br />Esta represión podría ejercerse, por ejemplo, con los criminales, ya que “la perpetuación hereditaria de la clase criminal es una cuestión difícil de resolver […]. La comunidad debe tener la confianza suficiente como para poder rechazar a representantes de criminales y de otros a los que considere como indeseables”.<br />Un último aspecto que trataremos sobre la eugenesia es el status que Galton pretendía otorgarle. Él consideraba que la eugenesia era una ciencia, la ciencia de la mejora de la raza, y que debía alcanzar una enorme importancia nacional, hasta el punto de que “debe ser introducida en la conciencia nacional como una nueva religión […]. No veo ninguna imposibilidad en que la eugenesia se convierta en un dogma religioso de la humanidad”.<br />Puede parecer chocante que Galton consideraba la eugenesia como una ciencia y, al mismo tiempo, abogaba por su constitución como una nueva religión de la humanidad. Sin embargo, él consideraba que con el advenimiento de la teoría de la evolución las antiguas religiones, basadas en creencias supersticiosas, debían ser sustituidas por una nueva religión científica que no era otra que la eugenesia. Incluso llegó a realizar un estudio estadístico con el que demostró la falta de eficacia de las oraciones. En este estudio, que generó un verdadero escándalo, afirmaba:<br /><br /><em><span style="color:#660000;">“Los resultados de las investigaciones que he realizado sobre ciertas supuestas formas de nuestras relaciones con el mundo visible no han confirmado, hasta el momento, las doctrinas al uso. Uno de mis trabajos, sobre la eficacia objetiva de las oraciones, fue decididamente negativo […]. El resultado principal de estas investigaciones ha sido el de extraer el significado religioso de la doctrina de la evolución […] y nos impone un nuevo deber moral que consiste en el esfuerzo por favorecer la evolución, especialmente la de la raza humana”.</span></em><br /><br />Reproduciré, para terminar este recorrido por el pensamiento de Galton, un párrafo de su primera obra que, aunque de forma totalmente idealizada, resulta enormemente ilustrativo de su concepción de la eugenesia:<br /><br /><em><span style="color:#660000;">“Permítasenos, pues, dar alas a nuestra fantasía e imaginar una Utopía (o una Laputa, si se quiere), en la cual se hubiera desarrollado un sistema de exámenes competitivos para chicas así como para jóvenes, hasta el punto de incluir toda cualidad importante de la mente y el cuerpo, y donde se destinara anualmente una suma considerable a los matrimonios comprometidos a producir niños que se convertirían en eminentes servidores del Estado. Podemos representarnos una ceremonia anual de tal Utopía o Laputa, en la cual el Señor Trustee del Endowment Fund se dirigiría a diez muy ruborizados jóvenes, todos de veinticinco años de edad, en los siguientes términos: “señores, debo anunciar los resultados del examen público conducido bajo los principios establecidos; demuestran que ocupáis los primeros lugares de vuestro año con respecto a las cualidades de talento, carácter y vigor corporal, de nuestra raza. Se ha realizado también un examen , en base a los principios establecidos, entre todas las jóvenes damas de este país que tienen ahora veintiún años, y no debería casi recordarles que este examen toma nota de la gracia, belleza, salud, buen carácter, habilidad doméstica consumada y libres inclinaciones, además de nobles cualidades de corazón y cerebro. Por medio de un cuidadoso examen de las notas que han obtenido ustedes individualmente, y comparándolas, siempre bajo los principios establecidos, con las obtenidas por las más distinguidas de entre las jóvenes damas, hemos podido seleccionar diez de sus nombres, con referencia especial a vuestras cualidades individuales. Nos parece que las bodas entre vosotros y estas diez jóvenes, según la lista que tengo en mi mano, ofrecería la posibilidad de una felicidad inusual para todos vosotros, y lo que es de primordial interés, para el Estado, ya que daría como resultado, muy probablemente, una progenie de gran talento. En estas circunstancias, si alguna o todas estas bodas se acuerdan, el propio Soberano, premiaría a las novias en una importante y solemne fiesta, de aquí a seis meses, en la Abadía de Westmisnter. Nosotros por nuestra parte estamos dispuestos a asignar en cada caso 5000 libras como presente de bodas, ya sufragar el coste del mantenimiento y educación de vuestros hijos a partir de los abundantes recursos puestos a nuestra disposición por el Estado”<br /></span></em><br />Aunque parezca un relato más cercano a una fantasía literaria que aun programa de pretensiones científicas, esta exposición de deseos está muy próxima a la idea que Galton tenía de lo que debería ser la práctica eugenésica, idea que por otro lado no era originalmente suya sino que está inspirada en Platón, el cual también habló de la “institución de fiestas en las que uniremos a los jóvenes de uno y otro sexo, en las que celebraremos sacrificios y para las que encargaremos a nuestros poetas que compongan himnos apropiados destinados a la celebración de tales matrimonios”.<br />Como hemos visto a lo largo de este recorrido por el pensamiento de Galton, sus ideas se asentaban sobre la absoluta convicción de que las capacidades intelectuales y morales de los individuos eran rígidamente hereditarias, al igual que sus características físicas, entre las que había una fuerte correlación positiva. Se esforzó durante todas su vida en demostrar estas ideas que para él constituían una creencia apriorística.<br />Pensaba, además, que existían rasgos característicos fijos no sólo para los individuos sino también para las poblaciones, las razas, los sexos e, incluso, para categorías como los delincuentes o enfermos mentales. Estas características de grupo no podían ser modificables mediante selección, debido a la tendencia persistente de cualquier carácter a retomar a la media de la población, de forma tal que las manifestaciones alejadas de la media hacia arriba o hacia abajo tendían a desaparecer en la descendencia, en lo que llamó la ley de regresión a la media.<br />Muchas de estas ideas no resultaban excesivamente novedosas en la sociedad victoriana de mediados del siglo pasado. Sin embargo, Galton tuvo la originalidad de introducir el cálculo cuantitativo y de diseñar técnicas estadísticas para la medición de muchas de ellas. El aspecto más destacado de su pensamiento fue, sin duda, la elaboración de la doctrina eugenésica, que remedando el mecanismo de la selección artificial practicada por los criadores, sirviese para la mejora de la raza. El recurso a la selección artificial, que debía realizarse dentro de cada grupo, era mucho más que una simple analogía. Él consideraba que había que hacer exactamente lo mismo con las personas, y lo expresaba con la mayor rotundidad:<br /><br /><em><span style="color:#660000;">“Si la veinteava parte del coste y esfuerzo que se gasta en la mejora de la cría de caballos y ganado se empleara en la mejora de la raza humana, ¡qué galaxia de genios se podría crear! […] Hombres y mujeres de hoy son, en comparación con los que esperamos podríamos crear, lo que los perros parias de las calles de una ciudad del Este son para nuestras variedades de alta crianza”.</span></em><br /><br />Su dedicación a la eugenesia tenía una vertiente social nada desdeñable. Estaba convencido de que debido a los efectos de la vida en las ciudades, la raza inglesa estaba degenerando a ojos vista. Creía que debido a esto, el Imperio Británico estaba comenzando su declive. La crisis económica de 1842 o las penalidades sufridas por los británicos durante la guerra de Crimen eran para galton síntomas inequívocos de esta decadencia provocada por la degeneración de la raza. Ése era el verdadero propósito de la eugenesia, “reunir tantas influencias como puedan ser razonablemente empleadas para hacer que las clases útiles de la comunidad contribuyan, más que lo que ahora corresponde por su proporción, a formar la siguiente generación […] estaríamos mejor adaptados para cumplir con nuestras vastas oportunidades imperiales”.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-65438310376353096762009-04-29T02:44:00.002-07:002009-08-14T10:58:37.430-07:001.9. El laboratorio de Galton y el estudio del pedigrí humanoGalton diseñó un programa claramente eugenésico en su ensayo de 1873 para el Frazer´s Magazine “Mejora hereditaria”. Concibió el establecimiento de un banco de datos sobre el pedigrí de las personas que permitiese determinar los individuos “más notables desde el punto de vista de su herencia”. Después de un par de generaciones de selección artificial, “el número de familias de sangre verdaderamente fuerte” se levantaría para convertirse “en una potencia”. A medida que se multiplicasen “las personas de buena sangre, los menos dotados comenzarían a decaer en cualquier caso en el que entrasen en competencia con ellos (es decir, con los de buena crianza), exactamente de la misma manera que las razas inferiores siempre desaparecen ante las superiores”. Los inferiores serían tratados “con total amabilidad” siempre que se ajustasen a su forzoso celibato; sin embargo, si en el futuro empezasen a procrear, “tales personas serían consideradas enemigos del Estado, y habrían así renunciado a cualquier pretensión de trato amable”.<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369880278216293154" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 339px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDVWOCqGcdWNMVrmim9loE2sN8MS-ceyvNa2IBqjeIzhcC1vMB1W7zoQ3nahNElZrsKsu3omw7LrpAE-uwA-Ks3yiqfGatElnLpUHQC74d4bq5LUkVG2Gg0INCp0uLFDxplMcB0UW2/s400/Anthropometric2.jpg" border="0" />En los años posteriores nuestro científico desarrolló una intensa actividad en torno al estudio de la herencia, recabando datos a partir, por un lado, de experimentos con guisantes y por otro, tomando medidas antropológicas de todo tipo. La antropología, las mediciones antropológicas, podían permitir resolver uno de los problemas más arduos con los que se enfrentaba su doctrina eugénica: la selección de los más aptos y la eliminación o control de los ineptos, de los sectores peor dotados dentro de cada clase social, de los enfermos y de los pobres vagabundos. Para identificar ciertas taras familiares era necesario hacer historiales, estudiar la historia de enfermedades y taras de cada familia. Pero además, era necesario buscar la posibilidad de identificar características físicas que representaran grupos sociales indeseables. Ambos tipos de trabajo, los estudios hereditarios en semillas de guisantes y las mediciones antropométricas, le permitieron desarrollar las técnicas de cuantificación, técnicas que, como ya hemos indicado, consideraba imprescindibles para el análisis de datos. Pensaba Galton que la estadística debía utilizar las matemáticas, la teoría de las probabilidades, e ir más allá de la simple comparación de medias. Hemos dicho ya que introdujo en Inglaterra el uso de la “Ley de error”, utilizando la curva de Gauss para estudiar la distribución de la población, uso completamente innovador de una curva que se había hecho para estudiar y valorar el error en las mediciones. Sus trabajos, el análisis de sus datos, fueran estos obtenidos por mediciones de tamaños de guisantes, por mediciones de estaturas humanas o por el estudio de los colores de ojos, le condujeron al hallazgo de unas nuevas relaciones entre variables. Por un lado, encontró que se producía, en los caracteres de los hijos, una “regresión” hacia los valores de la media de la población, aunque los padres fueran superiores a esa media, relación de “regresión” o “reversión”. Por otro, intuitiva y gráficamente – confirmado después matemáticamente – encontró la forma de estudiar la relación posible entre dos variables independientes, de medir de alguna manera sus posibles influencias recíprocas.<br />Durante las décadas setenta y ochenta Galton recolectará gran cantidad de información de todo tipo, en parte enviando encuestas a particulares y médicos – bscando datos familiares – y en su mayoría aprovechando la Internacional Health Exhibition (Exposición Internacional de la Salud) realizada en Londres en 1884. En esta muestra, a la acudieron miles de personas, montó Galton un Laboratorio Antropométrico, “para la medida, de diversas maneras, de las facultades y formas humanas”. Las finalidades expuestas en el anuncio del laboratorio eran: “1. Para el uso de aquellos que deseen ser medidos de diversas maneras con exactitud, y también para conocer a tiempo defectos remediables del desarrollo, o para conocer los propios poderes. 2. Para guardar un registro metódico de las principales medidas de cada persona, del cual podrá, con algunas restricciones razonables, obtener en el futuro una copia. Se pondrán en el historial sus iniciales y fecha de nacimiento, pero no su nombre. Los nombres se registrarán en libro aparte. 3. Para aportar información sobre los métodos, la práctica y los usos de las medidas humanas. 4. Para experimentación e investigación antropométricas, y para obtener datos para la discusión estadística”. A pesar de que pasar por los aparatos de medida, diseñados en su mayoría por Galton costaba cuatro peniques, cerca de nueve mil personas lo hicieron. El análisis de sus datos llevó casi diez años. Las mediciones a menudo eran poco exactas y los aparatos fallaban muchas veces, pero el laboratorio se mantuvo en el South Kensington Museum más allá del tiempo de la exposición.<br />Pero Galton no se contentaría sólo con medir cuerpos. Quiere también medir sensaciones y fenómenos mentales, que siempre la atrajeron mucho. Inventa aparatos diversos, hace estudios y mediciones introspectivas, observando sus propias reacciones, por ejemplo su forma de hacer cálculos mentales y las imágenes que a él se asocian. Es muy importante para su doctrina eugénica poder medir este tipo de características, y más aún encontrar una relación medible entre rasgos físicos y carácter. Por eso desarrolla la técnica de los retratos compuestos para intentar hacer surgir de la superposición de fotografías de personas con las mismas características generales de salud, enfermedad, comportamiento, los rasgos comunes que permitieran definirlos como un “tipo”. Hubiera querido estudiar la población inglesa entera para poder clasificarla en “tipos” estrictos: el tipo del criminal o delincuente, el tipo del enfermo tuberculoso, el tipo del idiota, el tipo del pobre endémico, etc. Esta determinación de tipos, o razas dentro de la raza, permitiría controlar la reproducción de todos ellos y, evitándola, mejorar la raza, o al menos impedir que empeorara. Paralelamente se tendría que conseguir mejorar el nivel de natalidad de los “tipos” bien dotados, que solían corresponder a las clases elevadas, que eran justamente las que tenían un nivel de natalidad más bajo. Galton, preocupado por esta situación, realizó estudios intentando dilucidar las razones de tan negativo fenómeno. Mucho más adelante, cuando presente sus ideas ante la Sociedad Sociológica, alguien le dirá que, si las clases altas tienen menos hijos, es porque voluntariamente así lo quieren. Galton era muy ingenuo en ciertas cosas.<br /><br /><div align="justify">En su lucha por conseguir determinar esas tipologías sociales que tanto anhelaba, y por estudiar a fondo la raza inglesa, y ponerla a la altura de sus fines y deberes imperiales, intentará nuestro autor que se lleven registros antropométricos en los colegios, que se realicen historiales de las familias más eminentes, etc. Se entrevistará también con Bertillon, estudiando las medidas propuestas por éste para la identificación de criminales – verá que existe una correlación entre las medidas de antebrazo y pierna, que Bertillon pensaba utilizar – y trabajará intensamente en el estudio de las huellas dactilares, haciendo una clasificación que en gran parte se sigue utilizando hoy en día. Personalmente se sintió muy frustrado al ver que no podía encontrar patrones de huellas que respondiesen a esas tipologías que buscaba, y que de existir hubieran convertido en mucho más factible su doctrina eugénica.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-61691717125242188752009-04-29T02:44:00.001-07:002009-08-14T11:08:59.826-07:001.10. La difusión de las ideas galtonianas<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHHTXksAxPM2o_8XISBWBVW-GSV5BtY53L7o3OBmvVFO-g3g0KtPa-xYWnse7Co1oa5D2c18RRMb6XqCW1c-hdlHP11NWk-wlrqpZHEsB9_oiMYYMEMeC2DvCtEzbv3CMh5KrRN28k/s1600-h/eugenics+and+health+exhibit,+kansas+free+fair,+1929.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369882729264020098" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 300px; CURSOR: hand; HEIGHT: 202px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHHTXksAxPM2o_8XISBWBVW-GSV5BtY53L7o3OBmvVFO-g3g0KtPa-xYWnse7Co1oa5D2c18RRMb6XqCW1c-hdlHP11NWk-wlrqpZHEsB9_oiMYYMEMeC2DvCtEzbv3CMh5KrRN28k/s320/eugenics+and+health+exhibit,+kansas+free+fair,+1929.jpg" border="0" /></a>Aunque Galton no viviría lo suficiente para ver todo el florecimiento de las prácticas eugenésicas en el siglo XX – desde la esterilización forzada y los intentos de exterminación racial hasta el control genético y el aborto –, su intensa y persistente defensa de la eugenesia puso los cimientos de un gran número de sociedades eugenésicas por toda Europa y América. Él mismo fundó el Laboratorio Francis Galton para el Estudio de la Eugenesia y financió la cátedra Galton de Eugenesia en la Universidad de Londres. Sociedades eugenésicas y cátedras honoríficas con similares concepciones se multiplicaron por toda Europa y América en el cambio del siglo XIX al XX.<br />Hacia el final de su vida, Galton sostenía que la eugenesia era más amable y a la vez más efectiva que la selección natural. “La selección natural se apoya en la producción excesiva y en la destrucción en masa”, escribía en su autobiografía Memories of my life (Recuerdos de mi vida), mientras que “la eugenesia se ocupa de no traer al mundo más individuos que los que pueden ser adecuadamente atendidos, y sólo aquellos con la mejor sangre”.<br />Para Galton y sus seguidores, la eugenesia se convirtió en una especie de causa religiosa, un modo de salvar al mundo a través de la aplicación práctica de los principios que Darwin había proclamado. Galton estaba decidido a hacer que la eugenesia “se introdujese en la conciencia nacional como una nueva religión”, de modo que “la humanidad esté en el futuro representada solamente por las razas más capaces. Lo que la naturaleza hace de manera ciega, lenta y descuidada, el hombre lo puede hacer de forma providente, rápida y amable”. El siglo XX pronto pondría de manifiesto cómo los que compartiesen esa pasión y ese celo por la nueva religión de la eugenesia acabarían mostrándose mucho más implacables que la naturaleza. Hacia el final de su libro, Galton apuntaba cómo sería su utopía surgida de la eugenesia. Es imposible no ver en esos apuntes un guión para lo que los nazis intentarían imponer años más tarde.<br /><br /><em>“Podrá llegar un tiempo futuro, en año muy lejanos, en que la población de la tierra se mantenga en unos números adecuados y esté conformada por las razas adecuadas, de la misma manera que las ovejas se crían en una pradera bien ordenada o las plantas en un invernadero; mientras tanto, hagamos lo que podamos para propiciar la multiplicación de las razas más dotadas, de modo que surja una civilización ilustrada y generosa, y no se obstaculice, partiendo de un instinto erróneo de ayudar a los débiles, la llegada de individuos fuertes y sanos”.<br /></em><br />Sería una interpretación totalmente errada de la historia pensar que la eugenesia fue asumida por los nazis solamente a partir de Galton. De nuevo, la obra de Galton alcanzó una gran difusión y fue ampliamente leída y alabada no sólo en Gran Bretaña, sino también en Estados Unidos, Francia y Alemania.<br /><br />Paralelamente a todas sus actividades científicas, Galton se preocupaba de dar difusión a sus ideas, e intentaba que su doctrina ganara prosélitos. En 1873 publica quizá su último alegato en pro del perfeccionamiento de la raza emitido durante el siglo XIX, “El perfeccionamiento hereditario”. Quiere demostrar que su propuesta para mejorar la raza es viable y debe ser asumida por todos. Dice Galton:<br /><br /><em>“La mayoría de las autoridades en herencia admiten sin problemas que el hombre está sujeto a sus propias leyes en cuerpo y mente, igual que cualquier otro animal, pero existe una actitud casi universal de evitar o negar la posibilidad de que el establecimiento de este hecho pueda servir de beneficio a la humanidad. Se objeta que, por más que se filosofe, hombres y mujeres seguirán casándose como hasta ahora, según sus gustos personales; que cualquier perspectiva de mejorar la raza humana es absurda o quimérica, y que aunque las investigaciones sobre la herencia humana deben proseguirse, para satisfacción de las naturalezas curiosas, no tendrán importancia real. En oposición a estas objeciones, yo mantengo, en el presente ensayo, que es factible mejorar la raza human por un sistema que estará perfectamente de acuerdo con el sentido moral del momento presente”.<br /></em><br />Expone entonces sus argumentos de siempre en relación con la herencia del atlento, argumentos que veremos expresados en sus textos repetidamente. Hace hincapié en el valor de la raza por encima de la educación y el ambiente, aún cuando estos últimos sean necesarios, y dice:<br /><br /><em>“La raza tiene un doble efecto, crea individuos mejores y más inteligentes, y se hace entonces más competente que sus predecesores para hacer leyes y crear costumbres, cuyos efectos actuarán a favor de su propia salud y de la educación de sus hijos…”<br /></em><br />Su pensamiento quedará claro cuando diga, por fin, que:<br /><br /><em>“No es absurdo considerar, y puede ser predicado desde ahora, que, aunque la forma natural en que se manifiesta un corazón clemente y bondadoso sea el espíritu servicial con los débiles y la compasión hacia los que sufren, sin embargo la acción más valiosa de todas sea aportar una vida nacional vigorosa, y la única forma práctica y efectiva en que los individuos de débil constitución pueden demostrar piedad por los de su especie es con el celibato, a menos que quieran traer al mundo seres cuya raza esta predestinada a la destrucción por las leyes de la naturaleza. El anticiparse al lento y firme proceso de la selección natural, esforzándose por eliminar las constituciones débiles y los instintos innobles y despreciables y por conservar aquellos que son fuertes, nobles y sociales, llegará a ser algo reconocido como atera fundamental”.</em><br /><br />Galton hizo algún otro intento por llamar la atención sobre el problema de la raza, uno de ellos en el discurso presidencial que pronunció en el Congreso Demográfico de 1891, celebrado en Londres. Se refirió en su discurso a la cuestión de la fertilidad de las clases y razas, fertilidad que, dijo, era siempre menor en las clases mejor dotadas, contribuyendo tal hecho a la decadencia racial que se vivía. Manifestó también lo útil que podría ser la selección de variaciones y subrazas que se adaptaran especialmente, por ejemplo, a los climas tropicales y africanos, lo que contribuiría enormemente a mejorar el proceso colonizador. Pero los intentos serios de introducción de la doctrina eugénica en los medios intelectuales y académicos no comenzaron hasta principios del siglo XX. Para estas fechas contaba Galton con dos colaboradores – que trabajaban en sus propios terrenos científicos – importantes por la labor que desarrollarían en el campo de la estadística y en el de su aplicación de esta ciencia a la bilogía, sociología y medicina, Kart Pearson y W. F.R. Weldon. Ambos llevaron adelante la escuela de biometría nacida de la inspiración aportada por la labor de Galton y más que nada por sus trabajos publicados en el libro Natural Inheritance (La herencia natural). Y en 1901 comenzaría a publicarse la revista Biométrica encabezada también por estos tres pioneros de la biometría, revista que les permitía publicar artículos que no les eran aceptados en otras revistas. Galton, pues, se siente más fuerte y decide iniciar una nueva campaña a favor de la eugenesia. El primer intento lo realiza en una institución muy apropiada, el Anthropological Institute, que le solicita que pronuncie la Huxley Lectura, su conferencia anual en honor de este importante científico. La conferencia pronunciada por Galton “The posible Improvement of the Human breed Ander the existing condtuions of law and sentiment” (La posibilidad de perfeccionamiento de la progenie humana en las actuales condiciones legales y sentimentales) tuvo poca repercusión en su propio país – Nature publicó sólo un resumen – pero muy amplia en los Estados Unidos, donde la Breeder´s Association, asociación de criadores, organizó rápidamente una oficina eugénica, en 1905, nombrando a Galton socio honorario. Uno de los integrantes de la directiva de la asociación de criadores era el importante genetista norteamericano Charles Davenport, que sería también el impulsor de la eugenesia en su país.<br />La preocupación social de los intelectuales iba en aumento, y en 1904 se funda la Sociological Society (Sociedad de Sociología), integrada por los más famosos nombres del momento. Nuestro científico victoriano piensa que esa puede ser la institución adecuada para hacer suyas las ideas eugénicas, y para difundirlas y organizar su puesta en funcionamiento. El 16 de mayo de 1904 se organiza, en palabras de Searle una “reunión cuidadosamente escenificada”. Con Pearson como presidente de la sesión, el anciano Galton, con sus ochenta y dos años y su entusiasmo intacto, presenta un resumen de sus ideas, exponiéndolas a la consideración de conocidos e importantes intelectuales y profesionales. La comunicación se titulaba “Eugenesia: su definición, alcance y propósitos” y fue publicada después, recogiendo también las intervenciones de los participantes, en la revista Sociological Papers y se reproduce, en este caso sólo la conferencia, al final de este volumen. La respuesta que dio Galton a las objeciones y problemas expuestos por los asistentes a la reunión fue escueta, repitiendo los argumentos ya expuestos. Los participantes fueron, entre otros, los psiquiatras Maudsley y Mercier, varios clínicos y especialistas en niños, un integrante de la administración en el terreno de la salud, L. Mackenzie – Medical Inspector to the Local Goverment Borrad of Sctotland era su título –, varios de los más afamados científicos estudiosos del fenómeno hereditario, militantes de campos contrarios – Pearson y Weldon por el campo bioestadística y Bateson cabeza de los mendelianos – y los intelectuales H.G. Wells, Benjamín Kidd, L.T. Hobhouse, George Bernard Shaw, etc. Se expresó en general una objeción común: según la experiencia, profesional o no, que todo tenían, la herencia no era por el momento algo predecible. Las cualidades de una persona no se podían prever por las características de los padres y antepasados – a menos de que se tratara de una enfermedad muy característica, de las pocas ya conocidas en su transmisión – y muchas veces, decían, una persona débil y enfermiza era muy válida socialmente, o muy inteligente. Tampoco se veía una posible forma práctica de actuación. El médico especialista en niños, él se comprometía a mejorar la raza inglesa en pocos años. La mayor parte de las intervenciones iban, más o menos, por el mismo camino, exceptuando las de los científicos, que se enzarzaron en una disputa metodológica en relación con el tema de cuál de las formas de estudiar la herencia era más válida.<br />A pesar de las opiniones, por lo menos cautas, de los que intervinieron en la conferencia, y de que Galton no consiguió el apoyo incondicional de la Sociedad de Sociología, no por eso dejó de conseguir que se formase una sociedad de partidarios de la eugenesia: esta sociedad se formó no sólo en su propio país, sino en muchos otros, aunque con variable fortuna y difusión.<br />Paralelamente a esta incursión en el mundo de los intelectuales, Galton introdujo la eugenesia en la Universidad. Se reunió con el rector de la Universidad de Londres y le propuso entregar 1.500 libras para pagar a dos personas, un becario y un ayudante, y después 500 libras al año, todo ello a cambio de locales y medios de trabajo para organizar en la universidad una oficina de registros o historiales eugenésicos, que además fueran estudiados y analizados estadísticamente. Esta oficina, la Eugenics Record Office, comenzó a funcionar en 1904. Un año después Galton pidió a Pearson que la oficina y el Laboratorio de Biometría, que él dirigía, se fusionaran, quedando bajo el control del propio Pearson. Este, aunque algo reticente al comienzo, aceptó y en 1906 surgió el Laboratorio Galton para la eugenesia nacional. Un patronato o comisión encargada de regir este laboratorio, en la que participaba también Galton, fue la encargada de elaborar una definición de Eugenesia Nacional, definición que rezaba así: “Estudio de los medios que están bajo control social, que pueden beneficiar o perjudicar las cualidades raciales de las generaciones futuras, tanto física como mentalmente”.<br />No habiendo tenido éxito en su intento de guiar a la Sociedad de Sociología por el camino de la eugenesia, Galton sigue intentando, ahora desde la sombra y a través de su amigo Montagu Crackanthorpe, que intelectuales y profesionales se agrupen en torno a su idea de mejora y perfeccionamiento de la raza, y trabajen por ella. En 1907 se separa una fracción de la decaída Liga de Educación Moral, que será el germen de la Eugenics Education´s Society (Sociedad para la educación eugénica), que realizará su primera Reunión General Anual en 1908. A esta reunión acudieron, según el Pall Mall Gazette – prestigioso periódico de “gentleman para gentleman” – más de doscientas “personas influyentes”. Galton no ingresaría en la sociedad hasta no ver asegurado su funcionamiento con la presencia de un presidente de confianza, que fue su amigo Crackanthorpe. La sociedad contaría, después, con un presidente que permaneció hasta los años treinta, el conocido y prestigioso major Leonard Darwin. Como hemos visto, era una organización integrada por personas influyentes de todos los sectores, aunque predominaban médicos y abogados. Esta organización no fue en absoluto del agrado de Pearson, que prefería el trabajo serio y callado y llamaba a los de la sociedad eugénica “propagandistas”. Por otra parte, gran número de los integrantes de la sociedad, o la mayoría de ellos, eran partidarios del mendelismo y despreciaban el trabajo “de actuario” de Pearson. Ambos grupos tuvieron varios enfrentamientos.<br />La sociedad eugénica – hoy en día se llama así, Eugenics Society – además de organizar el Primer Congreso internacional de Eugenesia en Londres en 1912, y de participar intensamente en los siguientes de 1921 y 1932, realizados éstos en Nueva York, desarrolló una amplia labor de difusión de las ideas eugénicas por todo el país, organizando cursillos y conferencias sobre diferentes temas de los relacionados con la eugenesia – educación sexual sobre todo – y propiciando la formación de otras sociedades no sólo en Gran Bretaña, sino en sus lejanas colonias – en la India se organizaron dos, y también en Australia y Nueva Zelanda – y en otros países europeos y americanos. Rápidamente fueron surgiendo sociedades en Francia, Italia, Alemania, Noruega, Suecia, etc. Las latinoamericanas fueron algo más tardías e inestables, pero llegó a formarse una Oficina Panamericana de Eugenesia y Homicultura con sede en La Habana. En España no llegó a existir una sociedad organizada, pero el tema era ampliamente conocido en los años veinte y treinta. Se realizaron un Curso Eugénico en 1928, y, posteriormente, en 1933 unas Jornadas Eugénicas en las que participó lo más granado del país. Los Estados Unidos de América fueron muy precoces en la organización de oficinas eugénicas y muy efectivos en cuanto a su influencia en la legislación. En pocos años se fueron aprobando leyes de esterilización forzosa de “anormales”, aunque en muchos casos no llegaron a ponerse en práctica.<br />Galton murió en 1911, feliz seguramente al ver como la doctrina, la “ciencia”, por la que tanto había luchado y trabajado, parecía cobrar fuerza y arraigo. No pensaba, seguramente, que su ideal del Estado que vela alegre y felizmente – así lo imaginaba él – por la pureza de la raza y la salud de todos sus miembros se plasmaría en la Alemania del Tercer Reich, que utilizó y reforzó, llevándolas hasta sus últimas consecuencias, las leyes eugénicas integradas en la legislación de la República de Weimar poco tiempo antes.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-44956542439838328142009-04-29T02:43:00.001-07:002009-08-14T11:10:44.991-07:001.11. El final de Galton<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwe6QAOg40gFllxMwLydY1zEfbTM75xhTNFWcj7F8CApvsvgkiBTtA4M0fzoEXyewDHVUkDqHHWjfy1sAGznhioXQP9xqmKRm0efC-u8hx6c1v6qkC9xFCuyxTuPEky5pmEx_xBTEA/s1600-h/aged-87-with-karl-pearson.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369883517374337442" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 276px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwe6QAOg40gFllxMwLydY1zEfbTM75xhTNFWcj7F8CApvsvgkiBTtA4M0fzoEXyewDHVUkDqHHWjfy1sAGznhioXQP9xqmKRm0efC-u8hx6c1v6qkC9xFCuyxTuPEky5pmEx_xBTEA/s320/aged-87-with-karl-pearson.gif" border="0" /></a>En sus últimos años de vida, Galton fue objeto de numerosos homenajes. En 1902 recibió la Medalla Darwin de la Royal Society y fue nombrado Profesor Honorario del Trinity Collage de Cambridge. En noviembre de 1909 fue nombrado caballero, un honor que expresaba la generalizada aceptación de la eugenesia, tanto entre los científicos como entre la población general. Más tarde, en 1910, recibió la Medalla Copley de la Royal Society, aunque para entonces se encontraba demasiado enfermo como para recogerla. Cerrando completamente el círculo de la eugenesia, fue sir George Darwin, hijo de Charles Darwin, quien recibió la medalla en nombre de Galton, prácticamente un mes y medio antes de la muerte de éste.<br />La última obra de Galton fue una rocambolesca novela eugenésica titulada Kantsaywhere, que introduciría todos los elementos de la eugenesia: desde los rigurosos exámenes para determinar la adecuación eugenésica y otorgar los certificados eugenésicos hasta los campos de trabajo para incapaces, el estatus secundario a efectos de apareamiento para los individuos medios y el castigo para los que no se sometiesen a estas normas. La novela no llegaría a publicarse, pero las aspiraciones que reflejaba pronto serían hechas realidad.<br />El Primer Congreso Internacional de Eugenesia, organizado por la Sociedad Galton para la Educación en la Eugenesia, organizado por la Sociedad Galton para la Educación en la Eugenesia, comenzó el 24 de julio de 1912, un año y medio después de la muerte de Galton, que recibió así honores póstumos, y el alcalde Leonard Darwin, otro hijo de Charles Darwin, fue nombrado presidente del Congreso.<br />En su discurso de apertura del Congreso, el alcalde Darwin evocó palabras tanto de su padre como de Galton. La calidad genética de la civilización estaba declinando debido a los apareamientos no ordenados. “Los menos capaces entre los hombres ya no mueren necesariamente a causa del hambre y la enfermedad, sino que son cuidadosamente atendidos, propiciándose así que se reproduzcan, por muy baja que sea su progenie”. Si bien Darwin no clamaba por el retorno “a los crueles métodos de la selección natural”, tenía claro que “las consecuencias que nuestras obras de beneficencia acarrearán a las próximas generaciones no son, como mínimo, más que una muestra de debilidad y un sinsentido”. Darwin recordaba a sus oyentes que, “ciertamente, sir Francis Galton, cuyo nombre esperamos que siempre aparezca asociado en el futuro a la ciencia (de la eugenesia), una ciencia a la que dedicó los mejores años de su larga vida, declaró con toda rotundidad que era necesario actuar sin demora”. El discurso de Darwin fue recibido con sonoros aplausos.<br />Una vez más debemos subrayar que esos aplausos se extendieron por todo el globo, y no se limitaron a Alemania. No debemos olvidar que en Estados Unidos se aprobaron leyes de esterilización forzosa en muchos estados, comenzando con la de Indiana de 1907. La Ley de Inmigración de 1924 estableció unas cuotas que buscaban evitar la inmigración de indeseables raciales. En 1927 la Corte Suprema se pronunció por ocho votos contra uno, a favor de la constitucionalidad de la esterilización eugenésica. Es más, en Estados Unidos vieron la luz las concepciones eugenésicas de Margaret Sanger, dirigidas a la eliminación de los incapaces a través del control de natalidad, concepciones de las que surgiría Planned Parenthood. Planned Parenthood ha llevado la visión eugenésica de Galton al siglo XXI, con su promoción del diagnóstico prenatal para localizar a los indeseables y del aborto para eliminarlos. La sombra de galton es, efectivamente, alargada, como lo demuestra el hecho de que en el siglo XXI sigamos buscando fervientemente maneras de tomar las riendas de la evolución.<br />Para terminar poniendo una nota de ironía, Francis Galton contrajo matrimonio con Louisa Butler el 1 de agosto de 1853. Pronto descubrirían que eran biológicamente incapaces de tener hijos. De este modo, el gran defensor de la herencia del genio, que consideraba que el aumento de los niveles de procreación de los más capaces era la más urgente tarea, murió sin descendencia.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-78623276694144101402009-04-29T02:41:00.000-07:002009-08-14T11:12:07.418-07:001.12. Karl Pearson y la biometría<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyQL-rMVirjInnge_njFmxyNlfOZ-8qGvSJFPVplnHnws2h9oGoIypkHdHkWL2j2ZazzFTHN7E_qgzpTb9cP8OfUgqjTY8kHcempkc1CG56BUgbdqr4mXFFV5DTqdp9QMYO7qMwLtV/s1600-h/Karl+Pearson.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369883859871656370" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 291px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyQL-rMVirjInnge_njFmxyNlfOZ-8qGvSJFPVplnHnws2h9oGoIypkHdHkWL2j2ZazzFTHN7E_qgzpTb9cP8OfUgqjTY8kHcempkc1CG56BUgbdqr4mXFFV5DTqdp9QMYO7qMwLtV/s320/Karl+Pearson.jpg" border="0" /></a>Karl Pearson (27 de Marzo de 1857 - 27 de Abril de 1936) fue un prominente científico, matemático y pensador británico, que estableció la disciplina de la estadística matemática. Desarrolló una intensa investigación sobre la aplicación de los métodos estadísticos en la biología y fue el fundador de la bioestadística.<br />Fue un positivista radical, en la tradición de Berkeley y Ernst Mach. Era partidario de la eugenesia y un protegido y biógrafo de Sir Francis Galton. También fue un socialista.<br />En 1911 fundó el primer departamento de estadística en la Universidad de Londres, donde fue profesor y donde dirigió el Laboratorio Francis Carltons. Fundó en 1902 la revista Biometrika, desde entonces una de las más importantes en el campo de la estadística.<br />Fue Karl Pearson (1857-1936), el notable matemático inglés, promotor de la biometría, quien continuaría con la idea de Galton, pero difundiéndolas bajo otros enfoques. Reformuló la "ley de la herencia ancestral" de Galton, según la cual al cabo de unas cuantas generaciones sometidas a la selección, una población se multiplicaría de acuerdo al carácter elegido. Pearson sostenía que el medio ambiente tenía poco que ver con el desarrollo de cualidades mentales y emocionales. Pensaba que el alto índice de nacimientos de los pobres era una amenaza para la civilización y que las razas "superiores" (la clase alta, ¿cuál otra?) deberían suplantar a las razas inferiores que "coincidentemente" (o "con alto grado de correlación"), abundaban entre los pobres. Su visión le dio cuerda –"base científica"– a aquellos que creían en razas y clases superiores.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-23420489376208456042009-04-29T01:20:00.002-07:002009-08-14T11:20:28.071-07:002. Del darwinismo social al eugenismoAl término <a href="http://06darwinismosocial.blogspot.com/">darwinismo social </a>se le han dado a menudo usos distintos. En un sentido amplio se ha empleado para referirse a cualquier aplicación a las sociedades humanas de los conceptos de Darwin. En este sentido, la eugenesia sería una forma de darvinismo social, ya que Galton pretendía que su doctrina ejerciese sobre la especie humana un efecto semejante al que realizaba la selección natural sobre la naturaleza. Convencido como estaba de la degeneración de la raza debido a los efectos perjudiciales del entorno urbano y a la amortiguación de la selección natural por el papel de los servicios sociales y de la beneficiencia, era necesario compensar esta falta de selección con la acción consciente y planificada de la eugenesia.<br />Sin embargo, el concepto de darvinismo social es utilizado también en un sentido más restringido para aludir a las ideas de Herbert Spencer, sociólogo inglés contemporáneo de Darwin y Galton<img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369884805630614786" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 319px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjND5fbXsSzgR0Grgs5xSJkosN2rChITL4bTHPvrD7rIx94qHnvHdt5iiaZLIjgrKDXid5Wup1z372sUimHukC2RV0Fuuct2kct6mNLof4GCWeK2AH5g8gMYcslKz3dfwIBX9sKlkDa/s400/familia+inmigrante+atendida+por+enfermera.gif" border="0" /><br /><p align="center"><span style="font-family:lucida grande;font-size:85%;">El <a href="http://06darwinismosocial.blogspot.com/">darwinismo social</a> es una doctrina política inspirada en los principios darwinistas de "supervivencia del más fuerte" y "eliminación del menos dotado". Esta doctrina entiende la sociedad humana al igual que un ser vivo de tal manera que el Estado ha de alimentar aquellos miembros del tejido social que interesa potenciar, y por contra ha de poner trabas y limitar el crecimiento de aquellos elementos indeseables de la sociedad (enfermos, pobres, criminales, degenerados, razas inferiores, etc.)</span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-50378525034669055482009-04-29T01:20:00.001-07:002009-08-14T11:29:40.338-07:002.1. La Liga para la Regeneración Humana<div align="justify"> Al igual que el <a href="http://04malthusianismo.blogspot.com/">maltusianismo</a>, el <a href="http://06darwinismosocial.blogspot.com/">darwinismo social </a>y el eugenismo hunden sus raíces en el siglo XIX y en la ideología higienista, aunque no fue hasta el segundo cuarto del siglo XX cuando sendos movimientos dieron lugar a inquietantes derivaciones. Según la definición de Daniel Becquemont (P. Tort, 1992), “al apoyarse en el determinismo biológico, el darwinismo social especifica una jerarquía natural de los seres o grupos humanos y tiende a afirmar que toda medida de orden social que trate de proteger a los incapacitados es perniciosa”. Hay que buscar los orígenes en los <em>Principios de sociología</em> de <strong>H. Spencer</strong> (publicados de 1876 a 1896) donde la noción de supervivencia diferencial de los más aptos era presentada como el motor de la evolución social. </div><div align="center"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369887384608828850" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 286px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYBik0Ybw_tkcW_FGAVHD-GWDiT8XGvG9GBLDkCk9uGgiGdnFuZaVt3sTFbx9gOYGrSokn1vXQgqJdgdHHdv7LWNlfBTsxWsMnhGle_rojEQSjkO3mit17N56PANIBgqaDvAcId-GV/s400/Laboratorio+eugenesico+en+oslo.JPG" border="0" /><span style="font-size:85%;">Laboratorio eugenésico en Oslo</span></div><div align="justify"><br />En Francia, el término y la doctrina fueron introducidos por el anarquista <strong>Émile Gautier</strong> en su obra <em>El darwinismo social</em> (1880) que recusaba la versión dura que le había dado dos años antes el alemán <strong>Ernst Haeckel</strong>, para quien el progreso implicaba el sacrificio de los débiles. Sin embargo, “entre su nacimiento en el año 1860 y su dislocación hacia el final de los años 1910, la corriente se volvió menos liberal, más intervencionista y más pendiente del problema de la reproducción diferencial”, problema sobre el que <strong>Georges Vacher de Lapouge</strong>, cabecilla de los eugenistas, estaba llamando la atención desde 1886 (A. Bejín, en P. Tort, 1992). Del darwinismo social procede, en efecto, el eugenismo en sus múltiples formas y del que podemos dar cuatro definiciones. Dos suaves: “El estudio de los factores sometidos al control social y susceptibles de aumentar o de disminuir las cualidades ora físicas, ora mentales de las futuras generaciones” marcha de métodos idóneos para mejorar la calidad de las poblaciones, especialmente mediante el juego de la herencia” (Diccionario multilingüe de las Naciones Unidas); y dos duras: “Favorecer la transmisión de la vida de los más dotados y desalentarla o prohibirla entre los demás”, o también: “Selección por medio de la elección de los generadores humanos, es decir, crianza racional de la especie humana” (O. Caster, en el Maltusiano, 1907).<br />El vículo entre eugenismo y neomaltusianismo es obvio (A. Drouard, 1992). Uno de los neomalthusianos más ilustres de Inglaterra, <strong>C. Drysdale</strong>, aún rechazando el darwinismo social preconizó que se impidiese a los tarados reproducirse para mejorar la raza human y que se eliminasen las enfermedades degenerativas junto con el pauperismo (C. Drysdale, 1912). En 1907, <strong>Francis Galton</strong> fundó en Londres la Eugenics Education Society, que se fijó el objetivo de sustituir la selección natural, que se había vuelto ciega en las sociedades modernas, por una selección artificial concebida como un eugenismo positivo: le preocupaba ver que pobres, discapacitados y demás indeseables se estaban reproduciendo en exceso mientras que las élites tenían tendencia a extinguirse.<br />En Francia, <strong>Paul Robin</strong> dio el nombre de <em>Liga para la Regeneración Humana</em> a la asociación que creó en 1896. “El neomalthusiano tiene como finalidad la mejora de la especie, su regeneración mediante un procedimiento de selección científica”, escribía en el Maltusiano el doctor <strong>Sicard de Plazuzoles</strong>, uno de los fundadores de la <em>Sociedad Francesa de Eugenesia</em> (1913. Identico éxito tuvo en Alemania, donde la <em>Sociedad de Higiene Racial</em> fue cerrada en 1904; y en Suecia, que siguió este ejemplo en 1909. No obstante, hubo una tímida reacción en Dinamarca donde Wilhelm Johannsen rebatió en 1971 las nociones de degradación y de degeneración (A. Drouard, 1998).<br />Este cientifismo desviacionista se acentuó tras la Primera Guerra Mundial. El psiquiatra suizo <strong>Ernst Rudin</strong>, naturalizado alemán, que preconizaba desde hacía tiempo la regeneración de la raza mediante unas medidas de control biológico (prohibición de matrimonio, esterilización, internamiento de los enfermos mentales), fue elegido en 1932 presidente de la Asociación Internacional de las Sociedades Eugenésicas. En Francia, el doctor Alexis Carrel, premio Nóbel de medicina, admitía en su exitoso libro El hombre, ese desconocido (1935) la idea de eliminar físicamente a determinados marginales. No obstante, en 1939, el manifiesto de los Genetistas tomó una firma postura contra las doctrinas racistas (Daniel Dreuil, en P. Tort, 1922). Después de la guerra, el descrédito del nazismo salpicó al eugenismo, término este que ya no se emplea hoy día sino con connotaciones peyorativas.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-1009406529076197782009-04-29T01:19:00.000-07:002009-08-14T11:50:14.800-07:002.2. El pesimismo social galtoniano<div align="justify">El <a href="http://06darwinismosocial.blogspot.com/">darwinismo social </a>ejerció una influencia nada desdeñable durante una buena parte del siglo XX, e incluso puede ser reconocido en la sociobiología actual. Esta influencia fue paralela a la del pensamiento eugenésico, con puntos comunes derivados de compartir la misma inspiración en la obra de <strong>Darwin.</strong> Sin embargo, la eugenesia de <strong>Galton</strong> y el <a href="http://06darwinismosocial.blogspot.com/">darwinismo social </a>de <strong>Spencer</strong> muestran diferencias notables que es interesante destacar.<br />Galton también era un defensor del progreso. En su obra sobre la historia de la eugenesia, Kevles dirá de él: “Francis Galton, ignorando el futuro, equiparaba con confianza ciencia y progreso” (Kevles, 1986, p.11). Pero a diferencia de Spencer, su pensamiento era marcadamente pesimista. Ya hemos comentado que estaba persuadido estaba degenerando debido a que los mejores elementos se reproducían a una tasa sensiblemente inferior a la de las clases “inferiores”. Era este pesimismo el que le llevó a proponer la doctrina eugenésica como la única forma para que la humanidad pudiese avanzar por la vía del progreso. La eugenesia aseguraría la evolución biológica y social de la especie humana y con ello el progreso de la misma.<br />A diferencia del darwinismo social, que era defendido por liberales convencidos de que la injerencia estatal distorsionaría el mecanismo de selección natural y dificultaría en consecuencia la evolución de los mejor adaptados, la eugenesia de Galton exigía para su puesta en práctica la acción del poder del Estado. Debían promulgarse leyes que impidiesen la reproducción de los peor dotados e impulsasen que las clases más elevadas procreasen en mayor medida.<br />Partiendo de postulados biológicos muy parecidos, los eugenistas y los darvinistas sociales llegaban a propuestas políticas muy diferentes. Aunque Galton abogaba por la educación y la persuasión, creía que si éstas no lograban su objetivo sería necesaria la coacción social por parte de las autoridades con capacidad y poder para imponer las medidas eugenésicas. La experiencia histórica se encargó de demostrar que aún en las sociedades más liberales y democráticas las prácticas eugenésicas se basaron siempre en la represión y en la violación de los derechos de las personas que se vieron condenadas a sufrirlas. Como ha dicho Peter Medawar, <em>“no se puede practicar un régimen de mejoramiento genético en el marco de una sociedad que respete los derechos individuales” (Medawar, 1993, p. 116). </em></div><div align="center"><br /></div><div align="center"></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369892695300876578" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 206px; CURSOR: hand; HEIGHT: 101px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWvFvlozv3OfM3eT2tUiA6OP1wUgCRUYxvVCO8wFOXXgLQCyxf5T1hBDqE8JU5u4FamX4PVDNOapvjhDLIlEVxD84Qf-UFv-IQuUdWv2lGG6lr6_taI6Waj6xGxsE7Y4166DT5l4tm/s400/internas+de+Lynchburg.jpg" border="0" /> <p align="center"><span style="font-size:85%;">Niñas internas en la colonia de Lynchburg. Todas ellas fueron esterilizadas sin su consentimiento, por el único de tener un coeficiente de inteligencia inferior al resto de niñas de su edad.</span></p><span style="font-size:85%;"></span><p align="justify"><br />Desde el punto de vista biológico existía otra diferencia notable entre Spencer y Galton. Éste último era absolutamente contrario a la herencia de los caracteres adquiridos. Hemos comentado cómo, en colaboración con Darwin, realizó una serie de experimentos de transfusiones sanguíneas en conejos para probar la hipótesis de la pangénesis darviniana y que los resultados negativos de los mismos le reafirmaron en su opinión contraria a la herencia de los caracteres adquiridos. El pesimismo de su pensamiento eugeénesico tiene una estrecha relación con esta creencia. Por el contrario, para Spencer la mejora de los individuos podía realizarse mediante la competencia y la lucha por la supervivencia, lo que s etraducía en la adquisición de caracteres que se trasmitían a los descendientes. No era necesaria una intervención selectiva externa para garantizar la mejora. Ésta se derivaba automáticamente del esfuerzo y la adaptación individual.<br />Tanto el darwinismo social como la eugenesia gozaron de popularidad y mantienen defensores en la actualidad. Sin embargo, desde el punto de vista de justificar una determinada línea de acción política, ha sido la eugenesia la que a lo largo de estos más de cien años ha mantenido una mayor vigencia. Aunque desde un punto de vista biológico-social siguen existiendo darvinistas sociales como los sociobiólogos, las políticas neoliberales que tan en boga están en la actualidad no son defendidas desde un punto de vista darviniano, sino desde postulados políticos o económicos que no buscan legitimación en la acción de la selección natural darviniana. En este sentido el pensamiento original de Spencer ha perdido prácticamente toda su vigencia, aunque en los años cincuenta <strong>John D. Rockefeller</strong> aún argumentaba que el éxito en la empresa era un problema de selección natural: <em>“la ampliación de un negocio está únicamente regida por la supervivencia del más apto […] por obra de una ley natural y divina” (Hofstadter, 1955, p.45)</em></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-86720586758865490422009-04-29T01:18:00.003-07:002009-08-14T11:58:36.765-07:002.3. Eugenesia y darwinismo social o el Estado asesinoEl siglo XIX fue mucho más que el siglo del laissez-faire: la era victoriana fue la maceta donde germinaron grandes movimientos que sacudieron la filosofía, la política y la ciencia y cuyas luces y sombras, a principios del siglo XXI, aún nos siguen afectando. Durante el siglo XIX nada estaba realmente diferenciado, los grandes descubrimientos científicos se interrelacionaban con los movimientos filosóficos y religiosos que conformaban la moral de las sociedades y, por tanto, buena parte de las políticas de sus gobiernos. Fue en este contexto en el que Charles Darwin, tras viajar en el Beagle dos años y después de varios más analizando sus muestras y observaciones, decidió hacer pública su teoría sobre la evolución de las especies.<br />Pronto la "supervivencia del más apto", término que no fue acuñado por Darwin sino por el filósofo británico <strong>Herbert Spencer</strong>, o la "selección natural", que sí se le debemos al naturalista, dieron el salto de lo meramente biológico al campo de la filosofía y de la naciente sociología. Francis Galton, además de primo de Darwin, fue un hombre de ciencia polifacético. Sus estudios sobre herencia ayudaron a desarrollar lo que se conocería décadas después como genética. Además, destacó en estadística, cartografía, geografía y meteorología, donde llamó la atención sobre el papel de los anticiclones. Pero aparte de todo esto e imbuido por los escritos de su primo, fundó y promovió la <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Eugenics">eugenesia</a>, pseudociencia que propugna la mejora de la especie humana. Galton aseguraba que:<br /><br />Mi objetivo general ha sido tomar nota de las variadas facultades hereditarias que tienen las personas, para averiguar hasta qué punto la historia puede haber mostrado si es practicable o no la sustitución del ineficiente género humano por unas líneas mejores, y valorar si sería o no nuestro deber realizarla, poniendo en juego los esfuerzos que puedan ser razonables, con el fin de ampliar los límites de la evolución con mayor rapidez y menos agotamiento que si dejáramos que los acontecimientos siguieran sus propio curso.<br /><br />Galtón y otros consideraban que dentro de la Humanidad, los diferentes grupos combatían entre sí mediante mecanismos de competencia darviniana, de forma que los más exitosos eran los portadores de las características más avanzadas y "perfectas" y, por tanto, los más aptos y lógicamente, el futuro. Sus estudios sobre genealogías de personajes eminentes o el estudio comparativo de gemelos criados por separado fueron convenciendo a cada vez más gente. No sólo las personas con enfermedades hereditarias o socialmente rechazables como la epilepsia, sino las que padecían problemas como el alcoholismo o incluso aquellas que por circunstancias variadas tenían que practicar actividades como la mendicidad o la prostitución, pronto se pusieron en el punto de mira de sus partidarios. Por supuesto, la raza era otro factor demasiado importante para desecharlo y es que el racismo en esa época no era un concepto tan denostado como en la nuestra.<br />En Alemania, y a partir de la década de los 60 del siglo XIX, el morfólogo Ernst Haeckel, otro sobresaliente hombre de ciencia con un oscuro perfil político, destacó por su defensa del darwinismo en cuya personal interpretación encontró la justificación "científica" para el racismo. Según él, razas, grupos y nacionalidades evolucionaban respondiendo a su entorno, avanzando a través de una lucha competitiva. Heackel dio así contenido al monismo, filosofía que en la política propugnaba un Gobierno fuerte y centralizado como fuerza impulsora del progreso humano mediante la competencia racial, el sacrificio del grupo y la guerra internacional. Galtón y Heackel, incluso el propio Darwin, creían como mucha gente en esa época en la jerarquía racial y por supuesto, asignaban el escalón más alto a la propia.<br />Las justificaciones sociales también encontraron su lugar. El criminólogo italiano Cesare Lombroso hablaba de imbéciles morales refiriéndose a aquellos individuos que no habían alcanzado un adecuado grado de evolución, por lo general locos peligrosos, asesinos natos y epilépticos, encontrando así una explicación para los comportamientos antisociales. Semejante tesis tuvo también buena acogida en la población, sobre todo cuando se percibía un incremento del crimen y de cierta inestabilidad social. En Francia, Georges Vacher de Lapouge abogaba por la competencia entre razas por encima de la competencia entre individuos.<br />La eugenesia tenía dos formas de llevarse a cabo. La primera era evitar que determinados grupos se aparearan entre sí. Este sistema segregacionista se definió como eugenesia positiva y permitía en teoría salvaguardar los supuestos caracteres positivos de los individuos superiores. La segunda, la eugenesia negativa, consistía bien en que no pudieran reproducirse quienes formaran parte de los grupos considerados inferiores, es decir, en su eliminación como sujeto reproductor, bien en su asesinato, acelerando de esta manera el que desde su punto de vista era el proceso natural. Ambos sistemas encontraron lugar en las políticas de los gobiernos de muchos países occidentales. El <a href="http://06darwinismosocial.blogspot.com/">darwinismo social</a> había encontrado una herramienta perfecta para su máxima expresión, mucho más poderosa que la simple y execrable opinión de un ciudadano con mayor o menor poder o influencia: había encontrado el Estado.<br />Tendemos a pensar que la eliminación, el asesinato de miles de personas cuyo principal crimen es padecer una enfermedad congénita, una tara física o psíquica o simplemente, ser rechazado por una determinada elite social, era propia de estados totalitarios donde una moral diabólica abogaba por su desaparición o de sociedades antiguas como la de Esparta donde los niños con malformaciones eran sacrificados, pero eso no es toda la verdad. Conviene recordar también que países con regímenes perfectamente democráticos abrazaron las tesis eugenésicas en forma de políticas sociales. Varios gobiernos europeos legislaron y pusieron en práctica leyes de inspiración eugenésica en las primeras décadas del siglo XX y, como veremos, hasta la década de los sesenta del siglo XX se siguió llevando a la práctica en Europa.<br />El Gran Bretaña, el Galton Laboratory for National Eugenics, con sede en el University College de Londres, y en Estados Unidos, el Eugenics Record Office, perteneciente a la Carnegie Institution, se pusieron a la cabeza de las investigaciones en este siniestro campo. Los artículos e investigaciones tuvieron suficiente presencia en periódicos y revistas y fueron consiguiendo adeptos. El periodista H. L. Mencken propuso un programa de esterilización para los aparceros del sur de Estados Unidos. En Francia, Lapouge llegó a promover la extinción de pueblos enteros si el gobierno no imponía límites a la reproducción. Tanto "clamor popular" no fue pasado por alto por los políticos y, poco a poco, se fueron creando organismos públicos que estudiaron la situación. Casi todos los estados que formaban Estados Unidos tenían algún organismo que promovían la segregación y, entre 1900 y 1935, treinta y dos de ellos promulgaron leyes de esterilización forzosa a consecuencia de las cuales se "trataron" a más de 70.000 norteamericanos. Todas las naciones nórdicas desarrollaron algún tipo de medida legislativa que promulgaba alguna medida de carácter eugenésico.<br />En 1914, el <em><strong>Eugenics Record Office</strong></em> de Davenport pidió poner en funcionamiento un programa estatal que pretendía esterilizar una décima parte de la población en cada generación con la intención de suprimir la herencia de "esa parte sumergida e inútil" que afectaría en una primera parte a un total de 15 millones de personas. El estudio aseguraba que tal medida sería aceptada por la gran mayoría de la opinión pública. Afortunadamente, no se llegó a poner en marcha. Por otra parte, el Tribunal Supremo llegó a apoyar la constitucionalidad de un modelo eugenésico redactado por la Eugenics Record Office y promulgado en Virginia para esterilizar a los pacientes y residentes en instituciones psiquiátricas estatales.<br />Mientras, el darwinismo social en Alemania, espoleado por el monismo y por un activo Haeckel, exigía una Alemania fuerte con tendencias colonialistas, militaristas y expansionistas, dominadora del mundo:<br /><br />En la naturaleza no existe esa paz idílica que cantan los poetas; en todas partes encontramos lucha y afán de aniquilar al vecino y a los competidores.<br /><br />Añadiendo posteriormente:<br /><br />Por consiguiente, la totalidad de la historia de las naciones... ha de ser explicada por la selección natural. La pasión y el egoísmo, conscientes o inconscientes, son por doquier la fuerza motriz de la vida.<br /><br />La idea cuajó y Alemania terminó desencadenando la Primera Guerra Mundial. La Liga Monista apoyó el esfuerzo de guerra y, tras la derrota, buena parte de sus miembros abrazaron con alegría el Partido Nacionalsocialista. En 1933, Alemania aprobó la Ley para la Prevención de la Progenie Genéticamente Enferma que ordenaba la esterilización de personas que "padecieran" debilidad mental congénita, esquizofrenia, manía depresiva, alguna deformidad física grave, ceguera o sordera hereditarias, o incluso un fuerte alcoholismo, todo ello establecido por un tribunal de salud pública. El nazismo encontró una sociedad preparada para poner en marcha buena parte de las políticas genocidas que lo caracterizan.<br />Sin embargo, los partidarios de la eugenesia, si bien encontraron apoyos con cierta facilidad, también los perdieron en la mayoría de los países occidentales. La Iglesia Católica fue una de las organizaciones que desde un principio se opuso a semejante práctica y en Estados Unidos evitó que se promulgaran leyes allí donde los católicos eran mayoría. Algunas iglesias protestantes y organizaciones civiles también se volvieron contra estas prácticas. En Gran Bretaña, Josiah Wedgwood, emparentado con la familia Darwin y diputado del Partido Liberal, luchó con éxito contra una ley promovida por su propio partido entre 1912 y 1913. La depresión económica de la década de los 20 del pasado siglo hizo que se replantearan algunos de los principios eugenésicos, al menos los de la exclusión social, y en 1940 la Carnegie Institution se desentendió de la Eugenics Record Office, avergonzada por su labor. La actividad eugenésica no cesó pese a lo que se pueda creer, en la década de los 60, miles de "débiles mentales" fueron esterilizados en los países escandinavos donde los dirigentes políticos y genetistas aplicaron medidas de esterilización forzada porque temían que el Estado de Bienestar impulsara a los "inaptos" a reproducirse. Entre 1934 y 1975, 63.000 personas, de las cuales 90% eran mujeres, fueron esterilizadas autoritariamente en Suecia, y 48.000 en Noruega.<br />Cabe preguntarse si a estas alturas del siglo XXI existen aún políticas eugenésicas en alguna nación. Todo lo dicho anteriormente parece un triste recuerdo del pasado del que podemos, además de lamentarnos, sacar algunas lecciones que deberemos estudiar para no repetirlas. Desgraciadamente, esto forma parte más de nuestros deseos que de la realidad que nos rodea.<br />En este caso, no puedo dejar de referirme a China, un país cuya política oficial en salud materno-infantil es claramente eugenésica.<br />En el artículo 8 de la Ley promulgada en 1995 se asegura que:<br /><br />Se procederá a un examen médico premarital para establecer la presencia de las siguientes enfermedades: dolencias genéticas graves; determinadas enfermedades infecciosas; trastornos mentales transmisibles.<br /><br />En el artículo 10:<br /><br />Después de practicar el examen premarital, los médicos darán a los contrayentes las explicaciones del caso y la asistencia necesaria en caso de que se haya diagnosticado una enfermedad genética grave que, desde un punto de vista médico, los torne inaptos para procrear; en este caso sólo podrán contraer matrimonio si ambos aceptan adoptar medidas anticonceptivas de larga duración o someterse a una operación de esterilización.<br /><br />En el artículo 16:<br /><br />Si el médico diagnostica una enfermedad genética grave a una pareja casada en edad de procrear o sospecha que la padece, brindará a dicha pareja la asistencia médica necesaria, y ésta adoptará las medidas prescritas por el facultativo.<br /><br />Y por último, en el artículo 18:<br /><br />El médico dará a una pareja casada explicaciones y asistencia médica para la interrupción del embarazo siempre que mediante el examen prenatal diagnostique: que el feto padece una enfermedad genética grave; que el feto está aquejado de un defecto serio; que la prosecución del embarazo puede amenazar la vida y la seguridad de la madre o afectar gravemente a la salud de ésta.<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369895676023627042" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 276px; CURSOR: hand; HEIGHT: 400px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQWWeVopqLGyQ8RmAr1zdpQ3jhRPz78XgVtY4WqoRvZy5KHBUHoUMrEqv27cHdINHcb2vxPrWeYrGNOH1UyMw6niQLI67g9kt6_V9XuBrrlVNG8Cl7wGCmqcm4sn1eCNh93mQZBdYU/s400/pop08.jpg" border="0" />Qiu Renzong, director del Programa de Bioética de la Academia China de Ciencias Sociales de Pekín, defiende esta legislación aduciendo, primero, que la ley no se basa en inspiraciones racistas a diferencia del nacionalsocialista y que, al final, los afectados por las enfermedades pueden emparejarse bajo su propia responsabilidad sin que nadie pueda evitarlo. Cabe preguntarse si en un país bajo una férrea dictadura comunista, que recientemente ha permitido cierta libertad económica, la disidencia en materia legal, la simple decisión individual contraria a la política oficial, no es tan perseguida como cualquier otro símbolo de rebeldía, como lo fue el saltarse la ley que obliga a procrear un hijo por pareja. Además, el artículo 16 deja claro que se adoptarán las medidas prescritas por el facultativo.<br />Existe otro elemento a tener en cuenta, la arbitrariedad que supone el término "enfermedad genética grave". Desde luego, es el Estado el que establece el grado de gravedad, es el Estado el que basándose en la tradición confucionista no considera al feto ser humano hasta que se ha producido el parto y es el Estado el que establece qué es y qué no es un "feto monstruoso". Pero sobre todo, es el Estado el que elimina todo rastro de individualismo, el que niega a las personas la posibilidad de procrear bajo su propia responsabilidad y el que niega el derecho de existir e incluso su condición de persona a aquellas que, pese a sus taras y enfermedades, pueden y deben formar parte de la sociedad.<br />Frank Dikötter, director del Instituto de China Contemporánea de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres, analiza la defensa de Qiu Renzong y pone en duda precisamente su carácter aparentemente ni racista ni elitista:<br /><br />Las leyes eugenésicas chinas afectan a dos grupos sociales: los campesinos (70% de la población) y las minorías étnicas (55 grupos que representan un 8% de la población). Ciertos genetistas chinos afirman que hay una mayor proporción de personas con impedimentos físicos y mentales entre los campesinos que entre la población urbana. También sostienen que la proporción es más alta en ciertas minorías étnicas que en la mayoría han. Afirman que el retraso económico de esos grupos se refuerza con la endogamia. A mi juicio, se trata de una versión seudocientífica del prejuicio de los han contra las prácticas endogámicas de esas minorías.<br /><br />El <a href="http://06darwinismosocial.blogspot.com/">darwinismo social</a>, la eugenesia y otras formas de ingeniería social han sido, son y serán algunas de las mayores lacras de la Humanidad. El individuo permanece indefenso ante semejante aparato de destrucción, de vejación y de daño. Las justificaciones basadas en peregrinas visones pseudocientíficas no sólo hacen daño a los conocimientos en los que supuestamente se basan sus conjeturas, sino que prostituyen la labor de la ciencia que es generar conocimiento, generan una moralidad bastarda capaz de justificar cualquier brutalidad, pero sobre todo, atentan contra el único sujeto con derechos, el individuo, sea cual sea su condición, su ADN o su salud.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-74943791985586549182009-04-29T01:18:00.001-07:002009-04-29T01:18:29.342-07:003. La "medida" de la inteligenciaPaUnknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-71107064040187241382009-04-29T01:17:00.000-07:002009-08-14T12:39:26.945-07:003.1. Cyril Burt y los tests de inteligencia<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFubYz_ESIl3mBRn6_yILHqijtMtF4ZXEQxl7hGGksTkGvlsawjx7mr0XGqlljFESuC1cziXf8KYuUeiYqBlLzNkGvu7_TMqotFQtVEbzFM8OlUNdgAkdPjV6vMRirx-pvNozCvj67/s1600-h/Lodovic+burt.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369906362919654546" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 214px; CURSOR: hand; HEIGHT: 287px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFubYz_ESIl3mBRn6_yILHqijtMtF4ZXEQxl7hGGksTkGvlsawjx7mr0XGqlljFESuC1cziXf8KYuUeiYqBlLzNkGvu7_TMqotFQtVEbzFM8OlUNdgAkdPjV6vMRirx-pvNozCvj67/s400/Lodovic+burt.gif" border="0" /></a>Un término frecuentemente mal utilizado por los deterministas genéticos es la herencia, especialmente en el campo de los tests de IQ (cociente intelectual). Los psicólogos Hans Eysenck en Gran Bretaña, y Richard Herrnstein y Arthur Jensen en los Estados Unidos, han defendido la idea de que la inteligencia es en gran parte hereditaria. También plantean que la media de IQ de los negros es genéticamente inferior a la de los blancos y que los irlandeses están determinados por genes de "bajo IQ". De hecho se ha demostrado que los tests de IQ son imperfectos en sí mismos. No existe una unidad de medida para la "inteligencia", como la que puede haber para el peso o la altura. El IQ es un concepto imaginario basado en suposiciones arbitrarias.<br />Los tests de Inteligencia surgieron a principios de siglo cuando Alfred Binet estableció un test sencillo para ayudar a identificar niños con dificultades de aprendizaje. Para Binet era un medio de identificación de dificultades que luego se podrían solucionar con "ortopedia mental". Ciertamente no pensaba que esta fuese una medida de inteligencia "fija", y a los que planteaban este tipo de ideas la respuesta de Binet era contundente: "Tenemos que protestar y reaccionar contra este pesimismo brutal".<br />La base del test de Binet era bastante simple: los niños mayores deberían ser capaces de llevar a cabo tareas mentales que los niños más pequeños no pueden. Con esa base elaboró toda una serie de tests adecuados a cada grupo de edades; de tal manera que se podía juzgar a los niños que se consideraba eran más listos o menos capaces. Como consecuencia se deberían tomar medidas para remediar los campos en los que se encontrasen dificultades. Sin embargo este sistema, en otras manos, se utilizó para sacar conclusiones totalmente diferentes. Con la muerte de Binet los defensores de la eugenesia vieron su oportunidad de oro para reforzar su mensaje determinista. La inteligencia era considerada como una cosa innata y fijada a través de la herencia y que se correspondía con la clase social y el origen social. Cuando Lewis Terman introdujo los tests Stanford-Binet en los Estados Unidos dejó claro que la baja inteligencia<br /><br /><em>"Es muy común entre familias hispano-indias y mexicanas del suroeste y también entre los negros. Su torpeza parece ser racial o por lo menos inherente en la raíz de las familias de las que provienen. Los niños de este grupo deberían ser segregados en clases especiales. No son capaces de dominar las abstracciones, pero a menudo pueden convertirse en trabajadores eficaces. No hay posibilidad por ahora de convencer a la sociedad que no se les debería permitir reproducirse, aunque desde un punto de vista eugenésico constituyen un problema grave debido a su nivel de reproducción inusualmente prolífico".</em><br /><br />Este era el tono general de la comunidad educativa de los Estados Unidos en relación a los tests. Se introdujo un nuevo paso para extender su alcance científico: se establecieron estándares para los adultos, y una ratio entre la edad y la edad mental, el "cociente intelectual" o IQ. En Gran Bretaña, fue el psicólogo inglés Sir Cyril Lodovic Burt el que tradujo y defendió, incluso de manera más obsesiva que sus colegas americanos, los tests de Binet. Burt defendía que los hombres eran más inteligentes que las mujeres sobre la base de supuestos estudios. El mismo caballero planteó que tenía pruebas científicas irrefutables de que los protestantes eran más inteligentes que los judíos, los ingleses más que los irlandeses, los ingleses de clase alta más que los de clase baja, etc. ¿Qué casualidad que fuese un hombre inglés protestante anglicano de clase alta! Con estos medios los opresores justifican la opresión, los ricos y poderosos justifican sus privilegios, sobre la base de que sus víctimas son "inferiores". Durante 65 años, hasta su muerte en 1971, Burt continuó su trabajo sobre la eugenesia y los tests de IQ y fue debidamente recompensado con el título de Sir por sus servicios a la humanidad. Ayudó a establecer una selectividad en el sistema educativo a los once años, que dividía los niños en "inteligentes" que iban a las Grammar School, y "tontos" que iban a las escuelas "Secundarias modernas". Burt explicó:<br /><br /><em>"La capacidad obviamente debe limitar el contenido. Es imposible que una jarra de una pinta contenga más de una pinta de leche; y es igualmente imposible que los logros educativos de un niño se eleven más allá de lo que su capacidad educativa permite".<br /></em><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369903957302756082" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 317px; CURSOR: hand; HEIGHT: 331px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-nQnq1HvxQG2vPJ6mL5uKl8kuQ_MBnmRDiHHBZYyzt6HhwGKsB3DA3pEyviohhNx84YzsDXl4s70H44-P8rjqG2aFepvpJOgn8rYQSfe-oqlru2Q4IGRgyeqKEyowFlfEs6sVlq4s/s400/Fig21b.jpg" border="0" />De esta manera se llevó los tests de Binet más allá de su función de reconocer para reforzar el carácter clasista de la sociedad. Estaban aquellos que habían nacido para picar carbón y los que iban a dirigir la sociedad. Los tests no se utilizaban para solucionar los problemas sino para segregar. Independientemente de las modificaciones que se hayan hecho en los tests de inteligencia, todos tienen la misma raíz: una "inteligencia" preconcebida que es el modelo en base al que se juzga a todo el mundo. Sin embargo estos tests están enormemente influenciados por estereotipos culturales y sociales que determinan los resultados. También están vinculados al funcionamiento de las escuelas y reflejan esos resultados. Sin embargo la idea de que es posible identificar o medir la "inteligencia" de esta manera tan cruda es fundamentalmente falsa. Después de todo, ¿qué es la inteligencia? ¿Cómo se puede cuantificar? No es como el peso o la altura. La inteligencia no es una cosa fija, como planteó Burt, sino elástica. El potencial del cerebro humano no tiene límites. La tarea de la sociedad es que el ser humano pueda realizar este potencial. Los factores del entorno pueden restringir o realzar este potencial. Un niño que crezca en un entorno social desfavorable estará en desventaja en relación a uno que tenga todas las necesidades satisfechas. El origen social es extremadamente importante. Si cambias el entorno, cambias el niño. A pesar de las afirmaciones de los deterministas biológicos, la inteligencia no está predeterminada genéticamente.<br />Los frenéticos intentos de Burt para demostrar la base genética del IQ le llevó a falsificar sistemáticamente sus datos y registros. Su famoso estudio sobre el cociente intelectual de gemelos idénticos separados le llevó a la increíble afirmación de que los entornos separados de los gemelos no tenían ninguna influencia. Para Él todo estaba determinado por los genes de los gemelos. Era el ídolo de los deterministas genéticos, y sus estudios les dieron los argumentos necesarios para reforzar su posición. En 1978, D. D. Dorfman, un psicólogo americano, demostró claramente que este gentleman inglés simplemente había falsificado sus resultados. Después de que se demostrase que era un fraude, sus seguidores se vieron obligados a cambiar de discurso, simplemente criticando a Burt por su falta de precisión científica. Pero a pesar de la caída en desgracia de Burt, el establishment siguió agarrándose a su filosofía reaccionaria como sostén de su punto de vista de clase. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369904455296942210" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 380px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4X59EBVUjh5ohamUaTGLRjikae6gyVaRbNQdMvBu4wSVVD0N76-EO4J5HNW2Mh6lro5AkE6c7vnJ4fRfTyNEP4A2-VXyjOYiTM6OVOyjD71D_Fs1z1P8ZiJf2tn-ImkwPHS7qYBxL/s400/Stanford-Binet+materials+1937.jpg" border="0" />Los estudios más recientes en relación a gemelos idénticos separados en Gran Bretaña, Estados Unidos y Dinamarca, no demuestran en absoluto que el cociente intelectual sea hereditario. Estos estudios han sido respondidos convincentemente por Rose, Kamin y Lewotin. ¿Su conclusión?<br /><br /><em>"No sabemos qué es realmente la heredabilidad del IQ. Todos los datos simplemente no nos permiten calcular una estimación razonable de la variación genética del IQ en cualquier población. Por todo lo que sabemos, la heredabilidad podría ser cero o 50%. De hecho, a pesar de que se han dedicado enormes esfuerzos de investigación a estudiar esta cuestión, la heredabilidad del IQ es irrelevante por lo que se refiere a este asunto. La enorme importancia que dan los deterministas a la demostración de la heredabilidad es una consecuencia de su creencia errónea que la heredabilidad significa inmutabilidad".</em>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-38661779680824654092009-04-29T01:15:00.000-07:002009-08-14T12:47:58.893-07:003.2. H.H. Goddard y la amenaza de los débiles mentales<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNo1LsUVKwJgtbb6d6Cq70-reG4PafXqKbgxYdaQzEmKvuIy_aLjv8Ish3PbzWnBl7l4hrZeqW2G-XuA0w8a-SPI2QLWIqihyMWc9KHu8Evpe15lDTf0jStpPyMEwqD0CMqIJ9uNvy/s1600-h/Henry_H+Goddard.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369908396203855330" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 300px; CURSOR: hand; HEIGHT: 387px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNo1LsUVKwJgtbb6d6Cq70-reG4PafXqKbgxYdaQzEmKvuIy_aLjv8Ish3PbzWnBl7l4hrZeqW2G-XuA0w8a-SPI2QLWIqihyMWc9KHu8Evpe15lDTf0jStpPyMEwqD0CMqIJ9uNvy/s400/Henry_H+Goddard.jpg" border="0" /></a>Goddard, director de investigaciones de la Escuela Práctica de Vineland para muchachas y muchachos Débiles mentales, acuñó el termino morons (morones) para designar a los anormales profundos, inspirándose en una palabra griega que significa tonto. Fue uno de los primeros divulgadores de la escala de Binet en Norteamérica. Estaba de acuerdo con Binet en que donde mejor funcionaban los tests era en la detección de aquellos individuos situados justo por debajo del nivel normal, los deficientes mentales. Pero Goddard, a diferencia de Binet, estaba persuadido de que dichos tests proporcionaban la medida de una entidad independiente o innata. Se proponía detectar a esos individuos para reconocer sus limitaciones, segregarlos, y reducir sus posibilidades de reproducción, evitando así el ulterior deterioro de una estirpe norteamericana amenazada por la inmigración de fuera y por la prolífica reproducción de los débiles mentales de dentro. El terror estaba servido.<br />Test de inteligencia para inmigrantes en los EEUUPartiendo de los deficientes mentales, llegó a atribuir la mayor parte del comportamiento delictivo de los criminales a una deficiencia mental hereditaria. Aunque la estupidez de por sí no bastaba para explicar esa conducta, la combinación de la deficiencia mental con la inmoralidad sí proporcionaba una explicación satisfactoria.<br />La relación entre la moralidad y la inteligencia era uno de los temas preferidos de los eugenistas. Los hombres superiores ejercen, pues el mando cómoda y justificadamente.<br />H.H. Goddard, aplicó la prueba de inteligencia inventada por Alfred Bidet a los mismos americanos y a los que incluso aspiraban a serlo, concluyendo de esto que muchos de los que habían emigrado a América eran “imbéciles” y que cualquier persona que los observara por un momento podría advertirlo. Sus pruebas de C.I. eran subjetivas y dirigidas hacia la clase media o los valores culturales occidentales, por ello, para él la inteligencia era algo innato, el grado de nivel intelectual o mental de cada individuo estaba determinado por el tipo de cromosomas que se emparejan cuando se unen las células reproductoras.<br />H.H. Goddard, “descubrió”, al aplicar la prueba a inmigrantes, que 79% de los italianos, 83% de los judíos y 87% de los rusos examinados eran “débiles mentales”. Claro está que la prueba de CI estaba en inglés.<br /><br /><strong>Test de inteligencia en el ejército estadounidense.<br /></strong><div><div><div><div align="justify"> </div><div align="justify">En la Primera Guerra mundial el test de inteligencia, usado sistemáticamente por los Aliados, sirvió para lograr que cientos de miles de jóvenes con un Q.I. bajo se convirtiesen pura y simplemente en carne de cañón."Pienso que esos tests valdrían lo que costó la guerra, incluso en vidas humanas, si permitiesen a nuestro pueblo hacerse una idea exacta de la inteligencia que encontramos en este país y los grados de inteligencia de las diferentes razas que nos llegan, de manera que nadie pueda calificar a otro de tener una parcialidad (…); por ello hemos aprendido que el negro no es como nosotros. En cuanto a las numerosas razas y sub-razas de Europa, hemos descubierto que algunas de ellas, de las cuales creíamos poseían una inteligencia superior quizás a la nuestra (entiéndase los judíos), eran por mucho inferiores". Henry Fairfield Osborn, administrador de la Columbia University y presidente del Museo de Historia Natural,<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369907847196741090" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 301px; CURSOR: hand; HEIGHT: 400px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDnC1hO50iKf4QfIjxnjIivdnCCnI6-Dddtf0x5brnlDW_I9plCKZLVbU8tdyoGpUsAfz5-pCWqcfk8VrG2f67CO1CVt3a-R79odbbdPqBJAjfaI35OuoifbE_OtqTBYU7G0RCPbp9/s400/seleccion+de+pilotos+americanos.jpg" border="0" /><strong>La identificación del deficiente mental</strong><br /><br />Goddard tratará de identificar al deficiente mental. La taxonomía siempre es una materia controvertida, porque el mundo nunca se nos presenta repartido en lindos paquetitos. A comienzos de nuestro siglo, la clasificación de la deficiencia mental suscitó un saludable debate. De un conjunto de tres categorías, dos obtuvieron una aceptación general: los idiotas eran incapaces de alcanzar un dominio pleno de la palabra, y tenían edades mentales inferiores a los tres años; los imbéciles no podían alcanzar un dominio pleno de la escritura, y sus edades mentales variaban entre los tres y los siete años. (Actualmente ambos términos están tan arraigados en el lenguaje injurioso que pocas personas reconocen el sentido técnico que les asignaba la vieja psicología). Tanto los idiotas como los imbéciles podían clasificarse y separarse de acuerdo con las exigencias de la mayoría de los profesionales, porque su enfermedad era lo bastante grave como para asegurar un diagnóstico de verdadera patología. No son personas iguales a nosotros. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369908060709264530" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 294px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbhxTDjEbk4kqeE-18C1jEcRve_4a4psRqUBfMcJzaDwkjF_l_MbpL9ZSvro3-tcJoNtlHdT0QjF6SS8PLhsMP14OgSMmjU-OxwVX7DrCBto-a6_w8gX9qprl6GlzM5eWoZ378XhhF/s400/Schoolroom+in+New+York+Lower+East+Side+1886.jpg" border="0" />Pero consideremos el ámbito más nebuloso y amenazador de los “anormales profundos”, o sea, de las personas que podían aprender a desempeñar funciones en la sociedad, que constituían un puente entre la patología y la normalidad, y cuya existencia representaba una amenaza para el edificio taxonómico. Para referirse a estas personas, cuyas edades mentales variaban entre los ocho y los doce años, los franceses utilizaban el término débile (débil). Los norteamericanos y los ingleses solían hablar de feble-minded (débiles mentales), término tachado de incurable ambigüedad dado que otros psicólogos lo utilizaban como nombre genérico para referirse a todos los que sufrían de alguna deficiencia mental, y no sólo a aquellos que presentaban una anormalidad profunda.<br />Los taxonomistas suelen confundir la invención de un nombre con la solución de un problema. H.H.Goddard, el vigoroso y justiciero director de investigaciones de la Escuela Práctica de Vineland (Nueva Yersey) para Muchachas y Muchachos Débiles Mentales, cometió ese error fundamental. Acuñó un nombre para designar a los anormales “profundos”, una palabra que arraigaría en nuestro lenguaje a través de una serie de chistes que rivalizarían con los chistes toc-toc o chistes de elefantes de otras generaciones. Las metafóricas patillas de esas bromas son ya tan largas que la mayoría de las personas tendería probablemente a atribuir un linaje muy antiguo al término en cuestión. Sin embargo, Goddard lo inventó en nuestro siglo. Bautizó a aquellos individuos con el nombre de morons, morones, (idiotas) inspirándose en una palabra griega que significa “tonto”.<br />Goddard fue el primer divulgador de la escala de Bidet en Norteamérica. Tradujo al inglés los artículos de Bidet, aplicó sus tests y fue un decidido partidario de la utilización general de los mismos. Estaba de acuerdo con Bidet en que donde mejor funcionaban los tests era en la detección de aquellos individuos situados justo por debajo del nivel normal, los que él acababa de bautizar con el nombre de deficientes mentales. Pero aquí acaba la semejanza entre Bidet y Goddard. El primero se negó a hablar de “inteligencia” para referirse a lo que indicaban sus tests, y la finalidad de sus estudios era la de detectar a aquellos individuos que necesitaban ayuda. El segundo estaba persuadido de que dichos tests proporcionaban la medida de una entidad independiente e innata. Se proponía detectar a esos individuos para reconocer sus limitaciones, segregarlos y reducir las posibilidades de reproducción, evitando así el ulterior deterioro de una estirpe norteamericana amenazada por la inmigración de fuera y por la prolífica reproducción de los débiles mentales de dentro.<br /><br /><strong>Una escala unilineal de inteligencia<br /></strong><br />El intento de establecer una clasificación unilineal de los deficientes mentales, una escala que abarque desde los idiotas a los débiles mentales pasando por los imbéciles, entraña dos falacias corrientes, cuya presencia constatamos en la mayoría de las teorías de determinismo biológico, que se analizan en este libro: la cosificación de la inteligencia, por la que esta última se convierte en una entidad independiente y medible; y el supuesto – ya prsente en las mediciones craneales de Morton y conservado hasta la graduación universal de Jensen para la inteligencia general – de que la evolución consiste en un progreso unilineal, y de que una única escala ascendente, tendida entre las formas más elementales y las más ricas, constituye la mejor representación posible de dichas variaciones ordenadas. El concepto de progreso es un prejuicio muy arraigado, de antiguo estirpe (Bury, 1920), y su influencia es tan poderosa como sutil, dado que se ejerce incluso sobre quienes estarían dispuestos a negarlo de forma explícita.<br />¿Esa plétora de causas y fenómenos englobados en el rótulo de deficiencia mental puede acaso ordenarse adecuadamente en una escala única, que entraña asignar a cada persona un puesto fijo al que corresponde determinada cantidad de una misma sustancia, según lo cual los deficientes mentales serían aquellos que tendrían menos cantidad de dicha sustancia? Veamos algunos de los fenómenos que se confundían en el valor numérico atribuido en el pasado a los deficientes profundos: cierto grado de atraso mental general, dificultades de aprendizaje específicas derivadas de lesiones neurológicas locales, desventajas ambientales, diferencias culturales y hostilidad a las personas encargadas de aplicar los tests. Veamos ahora algunas de las causas posibles: pautas funcionales heredadas, patologías genéticas accidentales (independientes de la herencia), lesiones cerebrales congénitas causadas por enfermedad de la madre durante el embarazo, traumas de nacimiento, alimentación deficiente del feto y el bebé, una serie de desventajas ambientales sufridas tanto al comienzo como durante el desarrollo de la vida. Sin embargo, para Goddard, todas las personas cuya edad mental variaba entre los ocho y los doce años eran deficientes mentales, y todas debían recibir más o menos el mismo trato: confinamiento en una institución o vigilancia rigurosa, cebarlos para tenerlos contentos, y, sobre todo, evitar su reproducción.<br />Es probable que Goddard haya sido el hereditarista más burdo de todos. Utilizó su escala unilineal de la deficiencia mental para medir la inteligencia como si se tratase de una entidad independiente, y supuso que todos los aspectos importantes de esta última eran de origen innato y pasaban por herencia de padres a hijos. En 1920 escribió la siguiente:<br /><br /><em>“Formulada en términos crudos, nuestra tesis consiste en afirmar que el principal factor determinante de la conducta humana es un proceso mental unitario que llamamos inteligencia; que ese proceso está condicionado por un mecanismo nervioso innato; que el grado de eficacia de dicho mecanismo nervioso y el consiguiente grado intelectual o mental que alcanza cada individuo dependen del tipo de cromosomas que aportan las células germinales; que salvo los accidentes graves que pueden destruir parte de dicho mecanismo, las influencias posteriores inciden en muy pequeña medida sobre la inteligencia”.</em><br /><br />Goddard extendió la esfera de los efectos sociales imputables a las diferencias de inteligencia innata, hasta incluir prácticamente todos los aspectos interesantes del comportamiento humano. Partiendo de los deficientes mentales, y desplazándose en la escala, llegó a atribuir la mayor parte del comportamiento delictivo de los criminales a una deficiencia mental hereditaria. Aunque la estupidez de por sí no bastase para explicar esa conducta, la combinación de la deficiencia mental con la inmoralidad sí proporcionaba una explicación satisfactoria. La inteligencia superior no sólo nos permite sumar, sino también desarrollar el buen juicio que subyace en toda conducta moral.<br /><br /><em>“La inteligencia controla las emociones y las emociones están controladas según el grado de inteligencia que se tenga… Por tanto, cuando la inteligencia es pequeña, las emociones no están controladas, y, ya sean fuertes o débiles, se traducirán en actos desordenados, descontrolados y, como prueba de la experiencia, generalmente delictivos. De modo que, cuando medimos la inteligencia de un individuo y comprobamos que la misma se sitúa lo bastante por debajo de la norma como para incluirlo en el grupo de los que llamamos débiles mentales, conocemos el dato fundamental acerca de dicha persona”.</em><br /><br />Muchos criminales, la mayoría de los alcohólicos y prostitutas, e incluso los holgazanes, que simplemente no “encajan”, son deficientes mentales: “Sabemos en qué consiste la debilidad mental, y hemos llegado a sospechar que todas aquellas personas que son incapaces de adaptarse a su ambiente y de ajustarse a las normas sociales o de comportarse con sensatez, padecen de debilidad mental”.<br />En el nivel siguiente, el de los que sólo son torpes, encontramos a las masas trabajadoras, que van haciendo lo que se les presenta. “Quienes realizan labores monótonas – escribe Goddard – ocupan, por lo general, el puesto que les corresponde”.<br /><br /><em>“También debemos aprender que hay grandes grupos de hombres, trabajadores, cuyo nivel es apenas superior al del niño, y es preciso decirles que tienen que hacer y mostrarles cómo tienen que hacerlo; (personas) a quienes, si queremos evitar desastres, no debemos confiarles puestos que requieran actuar según la propia iniciativa o el propio juicio… Sólo hay unos pocos líderes; la mayoría han de ser seguidores”.</em><br /><br />En el extremo superior, los hombres inteligentes ejercen el mando cómoda y justificadamente. En un discurso que dirigió a un grupo de estudiantes de la Universidad de Princeton, Goddard dijo lo siguiente (1919):<br /><br /><em>“Ahora bien, el hecho es que los obreros tienen probablemente una inteligencia de 10 años mientras vosotros tenéis una de 20. Pedir para ellos un hogar como el que poseéis vosotros es tan absurdo como lo sería exigir una beca de posgrado para cada obrero. ¿Cómo pensar en la igualdad social si la capacidad mental presenta una variación tan amplia?”.<br /><br />“La democracia significa que el pueblo gobierna seleccionando a los más sabios, los más inteligentes y los más humanos, para que éstos les digan qué deben hacer para ser felices. La democracia es, pues, un método para llegar a una aristocracia realmente benévola”.<br /></em><br />La división de la escala en compartimientos mendelianos<br />Ahora bien, si la inteligencia forma una escala única y continua, ¿cómo resolvemos los problemas sociales que nos asedian? Porque, en un nivel, el bajo grado de inteligencia produce individuos sociópatas, mientras que, en el nivel siguiente, la sociedad industrial necesita trabajadores dóciles y torpes que la hagan funcionar y acepten bajas retribuciones. ¿Cómo distinguir entre estas dos categorías situadas en el mismo tramo de la escala continua, sin renunciar a la idea de que la inteligencia es una entidad aparte, heredada? Ahora podemos entender porqué Goddard dedicó tanta atención a los deficientes mentales. Estos últimos amenazan la salud racial porque ocupan un puesto muy elevado dentro del grupo de los indeseables, y si no se los identifica, pueden prosperar y propagarse. Todos reconocemos al idota y al imbécil, y sabemos lo que hay que hacer; la continuidad de la escala debe cortarse justo encima del nivel de los deficientes mentales.<br /><br /><em>“El idiota no constituye nuestro problema más grande. Sin duda, es repugnante… Con todo, vive su vida; está perdido. No engendra hijos como él, que comprometan el futuro de la raza… Nuestro gran problema es el tipo deficiente mental”.</em><br /><br />En la época en que trabajó Goddard todo el mundo estaba entusiasmado por el redescubrimiento de la obra de Mendel y la posibilidad de descifrar las bases de la herencia. Ahora sabemos que prácticamente todos los rasgos importantes de nuestro cuerpo son producto de la interacción de muchos genes entre sí y con el ambiente externo. Pero en aquellas épocas iniciales muchos biólogos pensaron ingenuamente que todos los rasgos humanos se comportarían como el color, el tamaño o la rugosidad de los guisantes de Mendel: en pocas palabras, creían que incluso las partes más complejas de un cuerpo eran producto de un único gen, y que las variaciones en la anatomía o el comportamiento corresponderían a las formas dominantes o recesivas que presentase dicho gen. Los eugenistas se apropiaron con avidez de esa idea disparatada, porque les permitía afirmar que todos los rasgos indeseables podían derivarse de genes específicos, y ponían eliminarse imponiendo las adecuadas restricciones a la reproducción. Los primeros libros de eugenesia están plagados de especulaciones, y datos sobre linajes, laboriosamente compilados y amañados, sobre el gen del Wanderlust (afán de viajar), seguido a través de la ascendencia y descendencia de capitanes de barco, o el gen del temperamento, por el que algunos somos tranquilos y otros avasalladores. Aunque hoy esas ideas nos parezcan absurdas, no debemos olvidar que durante un corto período de tiempo representaron la genética ortodoxa, y tuvieron gran repercusión social en Norteamérica.<br />Goddard se unió a la causa, por un momento triunfante, formulando una hipótesis que, sin duda, representa el non plus ultra de la cosificación de la inteligencia. Intentó describir el linaje de los deficientes mentales internados en su escuela de Vineland, y llegó a la conclusión de que la “debilidad mental” estaba regida por las leyes mendelianas de la herencia. Por tanto, la deficiencia mental debía de ser algo delimitado, y dependiente de un gen que, sin dudad, era recesivo en la inteligencia normal. “La inteligencia normal parece ser un carácter dominante, que se transmite de un modo realmente mendeliano” (1919).<br />Goddard sostuvo que había llegado a esa sorprendente conclusión impulsado por los hechos, y no por algún tipo de expectativa o idea preconcebida.<br /><br /><em>“Las teorías o hipótesis que se han presentado son sólo aquellas que los datos mismos nos han sugerido, y su elaboración responde a un esfuerzo por comprender lo que parece estar implícito en dichos datos. Algunas de las conclusiones son tan sorprendentes y tan difíciles de aceptar para el autor como es probable que han de serlo para los lectores”.</em><br /><br />¿Acaso podemos pensar seriamente que Goddard se vio obligado a aceptar a regañadientes una hipótesis que se ajustaba a las mil maravillas a su esquema y que resolvía con tanta elegancia su problema más acuciante? Si existía un gen específico para la inteligencia normal, entonces desaparecía la eventual contradicción entre una escala unilineal que presentaba la inteligencia como una entidad aparte y medible, y el deseo de detectar y aislar una categoría especial integrada por los deficientes mentales. Goddard había partido su escala en dos secciones justo en el punto correcto: los deficientes mentales tenían una dosis doble de genes malos, recesivos; los obreros torpes tenían al menos un ejemplar del gen normal, y por eso se les podía poner delante de una máquina. Además por fin podría eliminarse el flagelo de la debilidad mental planificando de forma muy sencilla la reproducción. Cuando se trata de un solo gen, es posible seguirle el rastro, localizarlo y eliminarlo de la especie. En cambio, si la inteligencia depende de un centenar de genes, el control eugenésico de la reproducción está condenado al fracaso o a la desesperanza.<br />Adecuada atención y alimentación (pero no reproducción) de los deficientes mentales. Si la deficiencia mental depende de un solo gen, entonces la vía para su eliminación final está al alcance de la mano: sólo se trata de impedir que esa clase de personas tengan hijos.<br /><br /><em>“Si ambos padres son débiles mentales, todos los hijos serán débiles mentales. Es evidente que habría que impedir este tipo de apareamientos. Está clarísimo que habría que impedir a toda persona débil mental contraer matrimonio o tener hijos. Sin dudad, para que esta regla se cumpla, ha de ser impuesta por la parte inteligente de la sociedad”.<br /></em><br />Si los deficientes mentales pudiesen controlar sus impulsos sexuales y desistir de ese tipo de relaciones por el bien de la humanidad, podríamos permitirles que vivieran libremente entre nosotros. Pero son incapaces de hacerlo, porque la estupidez va unida necesariamente a la inmoralidad. El hombre sensato puede controlar su sexualidad de una manera racional: “Pensemos un momento en la emoción sexual: al parecer, el más incontrolable de los instintos humanos. Pues bien, es notorio que el hombre inteligente controla incluso esa emoción”. El deficiente mental, en cambio, no puede comportarse de una manera tan ejemplar y abstinente:<br /><br /><em>“No sólo son incapaces de controlarse, sino que a menudo también lo son de percibir las cualidades morales: para que no tengan hijos no basta con prohibirles que se casen. De modo que, si hemos de impedir que un débil mental tenga hijos, debemos hacer algo más que vedarles el matrimonio. Para lograr ese objetivo hay dos propuestas: una, la internación en colonias; otra, la esterilización”.</em><br /><br />Goddard no se oponía a la esterilización, pero le parecía impracticable porque las susceptibilidades tradicionales de una sociedad aún no del todo racional impedirían semejante mutilación en gran escala. La solución preferida debía ser la de internar a esos individuos en instituciones ejemplares como la suya de Vineland, Nueva Jersey. Sólo en ellas podría impedirse eficazmente la reproducción de los deficientes mentales. Si el público se negara a aceptar los grandes gastos que requería la construcción de tantos nuevos centros de confinamiento, sólo era preciso mostrarle que el coste se recuperaría fácilmente con el ahorro que ese régimen posibilitaba:<br /><br /><em>“Si esas colonias se habilitan en número suficiente como para cobijar a todos los casos claros de debilidad mental que existen en la comunidad, reemplazarían a gran parte de las casas de beneficencia y cárceles que hoy funcionan, y reducirían sensiblemente la población de nuestras manicomios. Dichas colonias permitirían ahorrar cada año todas las pérdidas en bienes y en vidas que provocan esos individuos irresponsables, con lo que se compensaría casi todo, o todo, el gasto necesario para construir los nuevos edificios”.<br /></em><br />En esas instituciones, los deficientes mentales podrían comportarse con arreglo a las posibilidades propias de su nivel biológico, salvo la consumación de la función biológica de la sexualidad. Al final de su libro sobre las causas de la deficiencia mental, Goddard insertó el siguiente ruego referido a la atención de los deficientes mentales internados en esas instituciones: “Tratadlos como niños, de acuerdo con sus edades mentales; alentadlos y elogiadlos siempre; nunca los desalentéis; no los riñáis jamás; y tenedlos contentos”.<br /><br /><strong>Medidas para evitar la inmigración y propagación de los deficientes mentales</strong><br /><br />Una vez que Goddard hubo identificado la causa que provocaba la debilidad mental en un único gen, el remedio pareció bastante sencillo: prohibir la reproducción a los deficientes mentales de dentro, e impedir la entrada de los de fuera. Para contribuir a la segunda parte de esa terapéutica, Goddard y sus colaboradores visitaron en 1912 la isla de Ellis, “con el objeto de observar las condiciones (en que se realizaba el control de los inmigrantes) y ofrecer sugerencias para la mejor detección de los deficientes mentales”. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369907550542680514" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 263px; CURSOR: hand; HEIGHT: 195px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA-Aev0uzy_fdg0i9lAlABCieYzNbffZJnAgfUJhGWzgieBOC0C89vplg5Om3hfa66SyjRrVMBRaJo1ur07QzPlJl4rLTI-hDJ-hE9-Ufc3UmUKE83T2178GfJF22M8CB83YaQ9aT2/s400/test+de+IC+para+emigarntes+EEUU.jpg" border="0" />Según la descripción que hace Goddard, aquel día el puerto de Nueva York estaba sumido en la bruma, y ningún inmigrante podía desembarcar. Pero un centenar de ellos estaban a punto de salir del control cuando él intervino: Escogimos un joven que nos pareció deficiente, y, con la ayuda del intérprete, lo sometimos al test. Obtuvo un resultado de 8 en la escala de Bidet. El intérprete comentó: “Yo no hubiese podido pasarlo cuando llegué a este país”, y al parecer pensó que el test era injusto. Le convencimos de que aquel muchacho era un deficiente mental”.<br />Alentado por esa experiencia – una de las primeras veces en que la escala de Bidet se aplicaba en Norteamérica –, Goddard recogió algunos fondos para realizar un estudio más cuidadoso, y, en la primavera de 1913, envió dos mujeres a la isla de Ellis para trabajar dos meses y medio. Tenían instrucciones de escoger a los débiles mentales a simple vista, tarea que Goddard prefería encomendar a mujeres, a quienes atribuía una intuición innatamente superior:<br /><br /><em>“Cuando una persona ha tenido mucha experiencia en este trabajo, adquiere como una sensibilidad para la debilidad mental, que le permite reconocerla de lejos. Quienes mejor realizan este trabajo son las mujeres, y creo que a ellas debería ser encomendado. Las mujeres tienen al parecer una capacidad de observación más fina que la de los hombres. Para los demás resultaba del todo imposible comprender cómo esas dos jóvenes podían escoger al débil mental sin necesidad alguna de recurrir al test de Binet”.<br /></em><br />Las mujeres de Goddard sometieron al test a treinta y cinco judíos, veintidós húngaros, cincuenta italianos y cuarenta y cinco rusos. Esos grupos no constituían muestras aleatorias porque los funcionarios gubernamentales ya habían “excluido a los individuos que consideraban deficientes”. Para compensar esa distorsión, Goddard y sus colaboradores “dejaron de lado a los sujetos cuya normalidad era evidente. Así, nos quedamos con la gran masa de “inmigrantes medios””. (No dejó de asombrarse por la formulación inconsciente de prejuicios que se deslizan en el curso de unas exposiciones supuestamente objetivas. En este caso se afirma que los inmigrantes medios están por debajo de la normalidad, o al menos no manifiestan una normalidad evidente: pero esta era la proposición que supuestamente Goddard estaba verificando no afirmando a priori).<br />La aplicación de los tests de Bidet a esos cuatro grupos produjo resultados sorprendentes: un 83 por 100 de los judíos, un 80 por 100 de los húngaros, un 79 por 100 de los italianos y un 87 por 100 de los rusos eran débiles mentales, o sea, que tenían edades mentales inferiores a los doce años en la escala de Bidet. El propio Goddard se quedó de piedra: ¿quién se creería que las cuatro quintas partes de alguna nación podían estar integradas por deficientes mentales? “Los resultados obtenidos por la precedente estimación de los datos son tan sorprendentes y difíciles de aceptar que por sí solos no pueden justificar su validez”. Quizá los intérpretes no habían explicado adecuadamente los tests. Sin embargo, el psicólogo que examinó a los judíos hablaba yiddish, y sus resultados no eran superiores a los del resto de los grupos. Al final, Goddard metió mano en los tests, excluyó varios, y los porcentajes se redujeron entre un 40 y un 50 por 100; pero aun así estaba desconcertado.<br />Los porcentajes de Goddard eran todavía más absurdos de lo que él imaginaba; por dos razones: una obvia; la otra, no tanto. En cuanto a esta última, digamos que la escala de Bidet, en la original traducción de Goddard, era muy severa con las personas que medía, y consideraba deficientes mentales a sujetos que comúnmente pasaban por normales. Cuando en 1916 Terman ideó la escala Stanford-Binet, descubrió que la versión de Goddard asignaba valores mucho más bajos que la suya. Terman señala que de 104 adultos a quienes sus tests asignaban edades mentales que variaban entre los doce y los catorce años (una inteligencia baja, pero normal), el 50 por 100 eran deficientes mentales de acuerdo con la escala de Goddard.<br />En cuanto a la razón evidente, pensemos en un grupo de hombres y mujeres asustados, que no hablan inglés y que han tenido que soportar un viaje a través del océano en tercera clase. La mayoría son pobres y nunca han ido a la escuela; muchos de ellos nunca han tenido un lápiz o una pluma en su mano. Salen del barco; poco después una de las intuitivas mujeres Goddard los aparta del grupo, los sienta, les alcanza un lápiz y les pide que reproduzcan en el papel una figura que acaba de mostrarles, pero que ya ha quitado de su vista. ¿Su fracaso no se explica más por las condiciones en que han pasado los tests por su estado de debilidad, su miedo o su confusión, que por una estupidez innata? Goddard consideró esta posibilidad, pero la rechazó:<br /><br /><em>“La pregunta siguiente es “dibujar algo de memoria”, que sólo un 50 por 100 aprobó. El no iniciado pensará que esto no tiene nada de sorprendente, porque parece difícil; e incluso quienes saben que los niños normales de 10 años la aprueban sin dificultades pueden aducir que para personas que nunca habían cogido una pluma o un lápiz, como era el caso de muchos de los inmigrantes, podía resultar imposible trazar el dibujo”.<br /></em><br />Aunque se admitía una consideración benevolente de ese fracaso, ¿cómo explicar, en cambio, sino por la estupidez de los sujetos, su incapacidad para formular más de sesenta palabras, o sea algunas palabras, de su propia lengua en tres minutos?<br /><br /><em>“¿Qué diremos del hecho de que sólo un 45 por 100 sea capaz de emitir 60 palabras en tres minutos, cuando los niños normales de 11 años a veces emiten 200 palabras en ese tiempo? Es difícil encontrar otra explicación que no sea la falta de inteligencia o la falta de vocabulario, y en un adulto esa falta de vocabulario significa probablemente una falta de inteligencia. ¿Cómo puede una persona vivir aunque sólo sea 15 años en un ambiente dado sin aprender cientos de nombres, de los que sin dudad podrá recordar 60 en tres minutos?”.</em><br /><br />¿Cómo, sino por estupidez, puede alguien ignorar qué día es, o incluso el mes o el año en que está?<br /><br /><em>“¿Debemos concluir también que el campesino europeo del tipo que emigra a Norteamérica no presta atención al paso del tiempo? ¿Debemos concluir que la monotonía de su vida es tan profunda que no le importa que sea junio o julio, el año 1912 o el 1916? ¿Es posible que, pese a tratarse de una persona muy inteligente, la peculiaridad de su ambiente le haya impedido adquirir una información tan común, aunque el uso del calendario no esté muy difundido en Europa continental, o éste sea un poco complicado, como en Rusia? En tal caso, ¡Cómo debe de haber sido ese ambiente!”.<br /></em><br />Puesto que el ambiente, tanto el europeo como el inmediato, no podía explicar un fracaso tan lamentable Goddard afirmó lo siguiente: “Debemos concluir necesariamente que esos inmigrantes tenían una inteligencia de un nivel bajísimo”. La elevada proporción de deficientes mentales todavía le preocupaba, pero acabó atribuyéndola al carácter cambiante de la inmigración inicial… Ahora nos llega lo peor de cada raza”. “La inteligencia del inmigrante medio de “tercera clase” es baja, quizá del nivel del deficiente mental”. Quizás – así lo esperaba explícitamente Goddard – las cosas fuesen mejores en las cubiertas de arriba; sin embargo, a esos clientes más ricos no les pasó los tests.<br />¿Qué debía hacerse, entonces, con todos aquellos deficientes mentales? ¿Enviarlos de nuevo a sus lugares de origen? ¿Impedirles que se embarcaran hacia Norteamérica? Anticipando las restricciones que la ley impondría una década después, Goddard sostuvo que sus conclusiones “proporcionaban importantes consideraciones con vistas a decisiones futuras, tanto científicas como sociales y legislativas”. Pero para entonces Goddard ya había moderado su primitiva posición acerca del internamiento de los deficientes mentales. Quizá no había suficientes obreros torpes para desempeñar la gran cantidad de tareas francamente no apetecibles que ofrecía la sociedad. Para ellas podían reclutarse los deficientes mentales: “Realizan muchos trabajos que los demás no están dispuestos a hacer… Hay muchísimas tareas monótonas que realizar, muchísimos trabajos por los que no estamos dispuestos a pagar las retribuciones que perciben los obreros más inteligentes… Quizás el deficiente tenga una función que desempeñar”.<br />Sin embargo, Goddard veía con buenos ojos la limitación general de los criterios de admisión. Señala que las deportaciones por deficiencia mental aumentaron un 350 por 100 en 1913 y un 570 por 100 en 1914, respecto del promedio de los cinco años precedentes:<br /><br /><em>“Eso se debió a los incasables esfuerzos de los médicos que creían que los tests mentales podían utilizarse para detectar la debilidad mental de los extranjeros… Si el público norteamericano desea que los extranjeros débiles mentales sean excluidos, debe pedir que el Congreso proporcione los medios necesarios en los puertos de entrada”.</em><br /><br />Entretanto, los débiles mentales nativos deben ser detectados y su reproducción debe impedirse. En una serie de estudios, Goddard expuso el peligro de la deficiencia mental dando publicidad al linaje de centenares de almas inútiles, que eran una carga para el Estado y la comunidad, y no habrían nacido si sus antepasados débiles mentales hubiesen tenido vedada la reproducción. En una zona improductiva de pinares situada en Nueva Jersey, descubrió una estirpe de indigentes y holgazanes, cuyo origen, según él, se remontaba a la unión ilícita de un hombre decente con una criada de taberna supuestamente débil mental. El mismo individuo se había casado más tarde con una respetable cuáquera, y había fundado una estirpe cuyos miembros fueron todos ciudadanos honestos. Puesto que el progenitor había engendrado una estirpe buena y otra mala, Goddard combinó las palabras griegos que significaban bello (Kallos) y malos (kakis) y le adjudicó el pseudónimo Martin Kallikak, Durante varias décadas, la familia Kallikak de Goddard desempeñó la función de mito fundamental para el movimiento eugenésico.<br />El estudio de Goddard tiene un carácter apenas conjetural y se apoya en unas conclusiones determinadas de antemano. Como de costumbre, su método se basaba en el adiestramiento de mujeres intuitivas para que pudieran reconocer los débiles mentales a simple vista. En las cabañas de aquel páramo de Nueva Jersey, no aplicó los tests de Bidet, porque su confianza en el reconocimiento visual era prácticamente ilimitada. En 1919 analizó un poema de Edwin Markahm titulado “El hombre de la azada”.<br /><br /><em>Encorvado bajo el peso de los siglos se inclina<br />sobre la azada y contempla la tierra,<br />en su rostro el vacío de los tiempos<br />y en su espalda la carga del mundo…</em><br /><br />El poema de Markham estaba inspirado en el famoso cuadro de Mollet del mismo título. Goddard se quejó (1919) de que el poema entrañase, al parecer, “que el hombre pintado por Mollet se encontraba en esa condición como resultado de unas condiciones sociales que lo tenían sojuzgado y lo convertían en un terrón como los que removía (con su azada)”. ¡Absurdo!, exclamó Goddard: la mayoría de los campesinos pobres sólo eran víctimas de su propia debilidad mental, como lo probaba el cuadro de Mollet. ¿Cómo Markham no había visto que aquel campesino era un deficiente mental? “El hombre de la azada”, de Mollet, es un hombre cuyo desarrollo mental se encuentra detenido: el cuadro es un retrato perfecto de un imbécil”. A la pregunta candente de Markham: “¿De quién fue el soplido que extinguió la luz de este cerebro?”, Goddard replicó que aquel fuego mental nunca se había encendido.<br />Puesto que era capaz de determinar el grado de deficiencia mental basándose en el examen de un cuadro, Goddard no debía de prever dificultad alguna en el caso de sujetos de carne y hueso. Envió a la temible miss Kite – que pronto se encargaría de otras misiones en la isla de Ellis – a los mencionados pinares, y no tardó en establecer el triste linaje de los kakis. Goddard describe así una de las detecciones realizadas por miss Kite:<br /><br /><em>“Pese a estar muy habituada al espectáculo de la miseria y la degeneración, no podía esperarse lo que vio allí. El padre, un hombre fuerte, saludable, ancho de espaldas, estaba sentado en un rincón como un desvalido… Tres niños, apenas vestidos y con unos zapatos que no parecían del mismo par, remoloneaban con la boca abierta y la mirada inconfundible del débil mental… Toda la familia era una prueba viviente de lo inútil que es intentar convertir en ciudadanos honestos a miembros de estirpes deficientes mediante la elaboración e implantación de leyes de educación obligatoria… El propio padre, pese a ser fuerte y vigoroso, mostraba por su cara que sólo tenía mentalidad de un niño. La madre, mugrienta y cubierta de harapos, era también una niña. En aquella casa sumida en tan abyecta pobreza sólo algo era absolutamente previsible: que de ella saldrían más niños débiles mentales, y que éstos serían otras tantas trabas en las ruedas del progreso humano”.<br /></em><br />Si estas detecciones inmediatas pareciesen un poco apresuradas o dudosas, véase el método empleado por Goddard para deducir el estado mental de las personas difuntas o por alguna otra razón inasequibles:<br /><br /><em>“Al cabo de cierta experiencia, el que trabaja en el terreno puede inferir sin dificultad la condición de aquellas personas que no son visibles, basándose en la semejanza entre el lenguaje usado para describirlas y el empleado para describir a las personas que sí ha podido ver”.<br /></em><br />Quizá no importe demasiado en medio de tanto disparate, pero he de mencionar un detalle que descubrí, porque allí la trampa ya es más deliberada. Mi colega Steven Selden y yo estábamos examinando su ejemplar del libro de Goddard sobre la familia Kallikak. En el frontispicio puede verse la imagen de un miembro de la estirpe de los kakis, salvado de la depravación mediante el confinamiento en la institución de Goddard en Vineland. Deborah, como la llama este último, es una bella mujer. Está sentada en calma; viste de blanco, y lee un libro con un gato cómodamente instalado en su regazo. En otras tres láminas aparecen diferentes miembros de la estirpe de los kakis, tal como vivían en la pobreza de sus rústicas cabañas. Todos presentaban un aspecto depravado. Las bocas tienen un aire siniestro; los ojos son como hendiduras sombrías. Pero sucede que los libros de Goddard datan de hace casi setenta años y la tinta se ha decolorado. Ahora puede verse bien que todas las fotografías de kakis no internados en la institución fueron alteradas mediante el añadido de trazos muy oscuros que conferían a ojos y bocas aquella apariencia siniestra. Las tres láminas de Deborah, en cambio, no están retocadas.<br />Selden llevó su ejemplar al Servicio Fotográfico de la Institución Smithsoniana, cuyo director, míster James H. Wallace, Jr. Emitió el siguiente informe (carta a Selden, 17 de marzo de 1980):<br /><br /><em>“Es indudable que las fotografías de los miembros de la familia Kallikak han sido retocadas. Además, se ve que dicho retoque se limitó a los rasgos faciales de los individuos fotografiados, concretamente los ojos, las cejas, la boca, la nariz y el cabello.<br />Según las normas actuales, se trata de un retoque muy burdo y evidente. Sin embargo, hay que recordar que en la época de la primera publicación del libro, nuestra sociedad era muchísimo menos refinada en materia de medios visuales. El uso de las fotografías estaba poco difundido, y quienes eventualmente las miraban no tenían ni siquiera el grado de habilidad que hoy los niños alcanzan antes de la adolescencia…<br />La dureza (de los trazos) confiere, sin dudad, un aspecto sombrío y chocante a las fisonomías, algo que unas veces da la impresión de ser maldad, y otras atraso mental. Resulta difícil explicar la presencia de estos retoques como no sea por un deseo de provocar en quienes contemplasen las fotografías una falsa impresión sobre las características de las personas que en ellas aparecen. En este sentido, creo que el hecho de que sólo esas partes de las fotografías, o de los individuos, hayan sido retocadas, también es significativo…<br />Estimo que estas fotografías constituyen un tipo muy interesante de falsificación fotográfica”.</em></div></div></div></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-39692906581107427642009-04-29T01:14:00.000-07:002009-08-14T14:36:10.180-07:004. La eugenesia en los Estados Unidos<em><span style="color:#660000;">“Lo mejor para todos es que la sociedad impida que continúe la especie de los manifiestamente incapaces, en vez de tener que ejecutar a un degenerado, o un hijo del delito, o dejarlo que muera de inanición por su idiotez” Juez en la Corte Suprema de los Estados Unidos 1926</span></em><br /><br />Estados Unidos fue uno de los países donde de forma más rápida e intensa se desarrolló y cobró fuerza el eugenismo. Desde las leyes de esterilización forzosa empezadas a aplicar a principios del siglo XX, hasta las leyes de cupos para restringir la inmigración en los años veinte, esta doctrina tuvo una presencia importante en las ideas de las élites económicas y políticas, y se tradujo a menudo en políticas efectivas.<br />Este país fue pionero en el desarrollo de estas políticas, y fueron sus modelos los que se exportaron a buena parte del mundo, como en tantos otros temas. En particular sus leyes de esterilización eugenésica sirvieron de modelo a las de la Alemania nazi.<img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369936350101679410" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 304px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifpFlk3WQYiAVpLp621zP1FOrNt0HFktxdZ4LzCCMV0kmGjVjac_fXiiEFlKdDUu5CEPFOF7SckEPJlcNcch6N4XrUUcX8GBW7hZbCD_XIG-YZaVOBkT_RrYNt51ljrWzoErwEicUj/s400/States+with+eugenics+Blaws.jpg" border="0" />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-42525775597492521432009-04-29T01:13:00.000-07:002009-08-14T14:33:54.547-07:004.1. Las esterilizaciones forzadas: La historia de LynchburgVirginia fue uno de los estados pioneros en la aplicación de esterilizaciones eugenésicas. Allí se creó la Colonia Lynchburg para Epilépticos y Débiles Mentales, del estado de Virginia, en la que desde 1927 y hasta 1972 se esterilizó a unos 8.000 niños y jóvenes al amparo de una ley eugenésica. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369933679728728978" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 206px; CURSOR: hand; HEIGHT: 101px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhy4b5yI6jMoQrUg-FyOeaHF6xWPpDupHf3C6wwyntWzqz4n1T-FfdpLyPzjk2vq7a0DMQwjHHYOF8gAt1PNkHtaTnJSB4o7H8o0F6p-jIh64V2R6sOc0xf_70Y_ofq5VRewHRlwsyf/s400/internas+de+Lynchburg.jpg" border="0" />Lynchburg no es una anécdota, sino un elemento más de un mecanismo general y prácticamente universal de afianzamiento del estado nacional y de su control y dominio por parte de ciertos sectores sociales.<br />En 1931 treinta estados de los EE.UU. ya tenían leyes de esterilización obligatoria.<br />El Estado de Indiana aprobó la primera ley en 1907. Esta esterilización se podía aplicar a los que fueran considerados locos o imbéciles, o subnormales con la recomendación de una comisión de expertos.<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369934374846012146" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 304px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhABvhA9pkXhk7KwBE4bWlehFOC_RvYajm7jk6RgNvawWX2r8lXKhFpnNqIyidPQXBT5fkGlnizJDc5pJFOBHKFMJxSEwXFw3OkzmAZriN17TxfJf2MM8RgX806pYb93_jBeIEruj2b/s400/States+with+eugenics+Blaws.jpg" border="0" />En 1926 la Corte Suprema estadounidense aprobó una ley de esterilización. El borrador de dicha ley había sido elaborado por un equipo de prestigiosos biólogos, e incluía a ciegos, sordos, deformes, alcohólicos, tuberculosos, sifilíticos, leprosos, criminales, idiotas, pobres y personas isn domicilio fijo. En cuanto al objetivo perseguido, el proyecto legal lo enunciaba sin ambages: “preservar la pureza de la raza blanca”.<br />Hace setenta años, John Scopes enseñó evolución utilizando un libro titulado A Civic Biology, de G. W. Hunter, que contenía el tristemente famoso caso de Jukes y Kallikaks. Bajo el título de Parasitism and Its Cost to Societyóthe Remedy (El parasitismo social y su coste para la sociedad, la solución), dice:<br /><br /><em><span style="color:#660000;">"Cientos de familias como las que hemos descrito más arriba existen hoy en día, extendiendo enfermedades, inmoralidad y crimen a todas partes de este país. El coste para la sociedad de estas familias es muy severo. De la misma manera que ciertos animales y plantas se hacen parásitos de otras plantas y animales, estas familias se han convertido en parásitos de la sociedad. No solamente son dañinas para los demás corrompiendo, robando o extendiendo enfermedades, sino que en realidad son protegidas y cuidadas por el estado con dinero de todos. Las casas para pobres y asilos existen principalmente para ellos. Son auténticos parásitos. Si esta gente fuesen animales inferiores, seguramente se les mataría para impedir que se extendiesen. La humanidad no permitirá esto, pero tenemos la solución de separar los sexos en los asilos u otros sitios y prevenir de varias maneras el matrimonio entre ellos y las posibilidades de perpetuar esta raza tan baja y degenerada". G.W.Hunter<br /></span></em><br /><strong><span style="color:#990000;">EL TRISTE CASO BUCK<br /></span></strong><br />En 1927, un caso que llegó a la Corte Suprema escandalizaría a EE.UU. años después. Carrie Buck, una joven de 17 años, se negaba a ser esterilizada. Pese a haberse presentado ante la corte argumentando con juicio, según ciertos testigos, la joven perdió el caso y su esterilización fue ordenada por «tener la mitad de la edad mental de su cuerpo». Esta resolución estuvo basada en informes de médicos que nunca conocieron a la joven; su historia se convirtió en el emblema de las injusticias de la eugenesia.<img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369921555773432578" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 360px; CURSOR: hand; HEIGHT: 235px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXaYxfXuEHkaNGZx8ujucdljIEdbAN2pfTgB29lDuCEWGY0kn5NKLPPYQ5x1q7dxP2a7yxA5Jkc3EbV1D7rXDa_bEJd7rRktOPTrWFjVLyF1qPjMkcEU3M8KVI85DRA00cjk7xlMJ2/s400/a_lscience_0806.jpg" border="0" /><br /><strong><span style="color:#990000;">MÉDICOS ESTADOUNIDENSES ESTERILIZARON A UNOS 62.000 «INDESEABLES»<br /></span></strong><br /><div><div><div><div align="justify">Pocos creían que EEUU fue precisamente un precursor de la «limpieza étnica»<br />Los americanos se adelantaron a los nazis. La esterilización en masa de los indeseables (deficientes mentales, minusválidos, criminales, alcohólicos, etc.) comenzó en 1907 y se extendió con todas las de la ley por 30 estados. Antes de que Hitler llevara a la práctica su macabro proceso de selección humana, unos 40.000 ciudadanos de segunda fila habían sido ya víctimas de la eugenesia en Estados Unidos. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369921111097600578" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 205px; CURSOR: hand; HEIGHT: 263px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWmZs21LKh0PFIT_36cKqYwBp30tDcsm8Fs-3PIVgBGvuYqSeBVR5GfN5b-pCzizRu9dUeCmcMmtBq4Vj6UnIEI2L05XNWwRDjpzOj1-R7vfBrd8XEMZcj7c6C7m2RRM6VgFA0btwV/s400/esterilizaciones+EEUU.JPG" border="0" />Los biólogos llegaron incluso a defender la pureza de la estirpe norteamericana frente a la invasión de razas inferiores provenientes del sur y del este de Europa. El demoledor informe sobre la eugenesia en Estados Unidos aparece en el reciente número de Annals of Internal Medicine. Hasta ahora, se tenía una idea más o menos vaga de las esterilizaciones en Norteamérica. Se sabía que el darwinismo social vivió sus momentos de máximo auge en los años 30, que sobrevivió a los horrores de la era nazi y que se cobró, seguramente, más de 60.000 víctimas hasta principios de los años 70.<br />Lo que pocos sospechaban es que Estados Unidos fue precisamente un precursor de la limpieza étnica. La primera ley que consiente la esterilización de los socialmente indeseables se remonta a 1907, en el estado de Indiana. La mecha de la eugenesia se propaga rápidamente y en 1944 se aplica ya en 30 estados.<br />Las esterilizaciones se practican en decenas de cárceles y de centros psiquiátricos. En algunos estados del sur, los médicos acceden incluso a hacer lo propio con los pacientes negros. Antes de la II Guerra Mundial, la cifra oficial de esterilizaciones legales supera las 40.000.<br />Pese a las protestas sociales y religiosas de la época, la opinión que se impone -en un dramático paralelismo con lo que hoy ocurre con la pena de muerte- es la que se escucha en boca del juez Oliver Wendell, miembro del Tribunal Supremo: «En vez de ejecutar a los degenerados o de dejarles que mueran por su propia imbecilidad, es mejor que la sociedad pueda evitar a tiempo que los manifiestamente inútiles tengan descendencia».<br />Jueces, políticos y científicos están convencidos de que ha llegado el momento de cortar de cuajo problemas hereditarios como el crimen, la debilidad mental, la decadencia moral, el alcoholismo y las enfermedades venéreas. En aras del progreso económico, sostienen, la sociedad no puede seguir arrastrando el lastre de los hombres inferiores.<br />Durante la II Guerra Mundial, la clase médica norteamericana cambia de rumbo. Aun así, entre mediados de los 40 y 1963 se contabilizan 22.000 nuevos casos. Las protestas de la Iglesia Católica y la labor de científicos como Barry Mehler, el primero en desenmascarar a sus colegas, son decisivas para poner fin a más de medio siglo de eugenesia. En 1982, no obstante, el 48% de los norteamericanos se pronuncia a favor de la esterilización de los enfermos mentales. </div></div></div></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-83049422456876685002009-04-29T01:12:00.000-07:002009-08-15T09:06:21.255-07:004.2. La eliminación de los "defectuosos"<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRRSSHxJWDMSO6LzQ7GlJVASJQ3BmfBNEk1bPOPmPyvX6rbA-aVaD7LkKxH9mIUHT-0U04qvtMA6HaojWVWYBNVd5AhQ_7fFZzgQwiVMbg5HG68q9yGc_1k3rEpYNdT5t6OGjeiILb/s1600-h/articulo+publicado+en+el+colegio+de+defectuosos+de+Austum+Texas+1906.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5370220554631828050" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 264px; CURSOR: hand; HEIGHT: 297px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRRSSHxJWDMSO6LzQ7GlJVASJQ3BmfBNEk1bPOPmPyvX6rbA-aVaD7LkKxH9mIUHT-0U04qvtMA6HaojWVWYBNVd5AhQ_7fFZzgQwiVMbg5HG68q9yGc_1k3rEpYNdT5t6OGjeiILb/s400/articulo+publicado+en+el+colegio+de+defectuosos+de+Austum+Texas+1906.JPG" border="0" /></a>¿Qué clase de niño eres? Decía el cartel que, en los años 20, lucía en algunas escuelas estadounidenses. Más abajo, esta campaña, que incitaba a hacer deporte, decía: “Los niños reciben sus cualidades por la herencia. Si van a ser fuertes y grandiosos, deben tener buenos genes”<br /><br />A principios del siglo XX, EE.UU. estaba en medio de un gran cambio demográfico con grandes olas de inmigrantes que llegaban de Europa. Ciertos sectores sociales sintieron que se trataba de una invasión bárbara y el biólogo <strong>Charles Davenport</strong> (haciéndose eco de las teorías sobre el control de la natalidad y la búsqueda de una raza superior del estadista <strong>Francis Galton</strong> y la enfermera <strong>Margaret Sanger</strong>) se ofreció a confirmar con pruebas científicas la idiotez, pereza y criminalidad hereditarias de las clases inferiores. Su metodología consistía en tests de inteligencia hechos con preguntas tendenciosas (cuestiones históricas de tiempos remotos o nombres de pila de personajes famosos en pueblos pequeños). Con esas pruebas, aseguró que el 70 por ciento de los nuevos inmigrantes eran tontos.<br />En 1880, el doctor B.W Richardson patentó en Inglaterra una “Cámara letal para la extinción indolora de animales”, especialmente usada para perros y gatos. El agente mortífero era un ácido gaseoso pariente del gas que después se utilizaría en las cámaras de Auschwitz. Tras emplearse en 1884 con animales, en ciertos círculos se llegó a hablar de que podía usarse para que la sociedad se librara de los criminales y los idiotas. El eugenista <strong>A.P.Tredgold</strong> explicó que “sería un procedimiento económico e indoloro”.<br />Pero el uso de cámaras letales para humanos nunca se consideró en serio en Gran Bretaña. Sin embargo, cuando esas ideas cruzaron el Atlántico, tocaron tierra en algunos círculos estadounidenses con una variación: ya no se trataba de potenciar a los inferiores, sino de permitir sólo la mezcla de los superiores.<br />Con fondos de la Fundación Rockefeller y del instituto Carnegie, el biólogo <strong>Charles Davenport</strong> reunió a un grupo de científicos dispuestos a validar la teoría de la eugenesia negativa, donde el Estado no debía permitir procrear a los inferiores. Para Davenport y sus investigadores, los seres inferiores eran personas con disfunciones congénitas y genéticas que podían ir desde la ceguera hasta el alcoholismo, pasando por la inmoralidad sexual hasta la pobreza. Aunque Davenport no estaba de acuerdo con las cámaras letales para humanos, sostenía que las personas “defectuosas” debían tener permiso para morir y que las intervenciones quirúrgicas no debían usarse para prolongar la vida de los “poco aptos”.<br />Su campaña hizo mella en algunos gobiernos estatales que legalizaron la esterilización involuntaria. Davenport usó los fondos para crear lo que llamó la Estación para la Evolución Experimental en 1904 y, en 1910, la ERO: Oficina de Archivos Eugenésicos en Long Island. Allí, los investigadores identificaban a individuos “defectuosos” y los médicos, sin permiso legal aún, comenzaron a castrar y esterilizar a los “débiles”. Lo siguiente fue la búsqueda de legislaciones para permitir la esterilización y otras políticas que iban desde la prohibición de casarse a las personas ciegas hasta la sanción de los matrimonios interraciales que querían procrear. Los editores de la revista de medicina <em>New England Journal of Medicine</em> se expresaron de la siguiente manera en 1934: “Alemania es quizás la nación más progresista a la hora de limitar la fecundidad de los incapacitados.<br />Apoyado económicamente por la Fundación Rockefeller y el instituto Carnegie, en 1910 Davenport fundó la Oficina de Archivos Eugenésicos (Eugenics Record Office, ERO), que se ocupó de recoger información sobre los pedigrís de distintas familias, para finalmente demostrar que sí, que los rasgos nobles y los defectuosos se transmitían de generación en generación, tras lo cual varios eugenistas empezaron a elaborar soluciones tales como la esterilización, la segregación racial o las restricciones a la inmigración.<br />Gracias a los informes de <strong>Harry Laughlin</strong>, colega de Davenport, que concluían que los genes americanos estaban siendo contaminados por una creciente masa de inmigrantes intelectual o moralmente reprobables, en 1924 se aprobó en USA el Acta de Restricción a la Inmigración, con la frase del presidente Coolidge “América seguirá siendo americana” por bandera, y se limitó el número de inmigrantes que entraban al país hasta el año 1965 en que se anuló la ley.<br /><br /><em><span style="color:#660000;">“El principio nazi de la superioridad nórdica fue instalado por primera vez en Long Island. Miles de estadounidenses fueron forzados a la esterilización, internados sin causas en instituciones de salud mental, se les prohibía casarse y a veces se disolvían sus matrimonios por orden de la burocracia estatal. Todo en nombre de una raza superior”. Edwin Black</span></em><br /><br />La Sociedad Estadounidense de Eugenesia mantuvo su apoyo al programa de Hitler hasta que la Institución Carnegie lo retiró en 1944 cuando ya estaba claro que lo que Alemania había creado era lo que en Nuremberg llamaron “crímenes contra la humanidad y genocidio”.<br /><br /><strong>Charles H. Davenport</strong>, un biólogo americano, empezó a usar las teorías de Mendel que explicaban de manera bastante fiable la herencia del color de ojos, por ejemplo, para aplicarlas a los principios eugenésicos, tratando de justificar de la misma manera la transferencia hereditaria de aspectos como la inteligencia o, en su caso, la vagancia, el alcoholismo o la criminalidad. Apoyado economicamente por la Fundación Rockefeller (que saldrá más veces a lo largo de este artículo) y el instituto Carnegie, en 1910 fundó la Oficina de Archivos Eugenésicos (Eugenics Record Office, ERO), que se ocupó de recoger información sobre los pedigríes de distintas familias, para finalmente demostrar que sí, que los rasgos nobles y los defectuosos se transmitían de generación en generación, tras lo cual varios eugenetistas empezaron a elaborar soluciones tales como la esterilización, la segregación racial o (y aqui llegamos al principal problema del que antes hablábamos) las restricciones a la inmigración. Claro que más tarde se supo que los métodos de investigación y análisis fueron un poco tendenciosos y poco fiables, ya que no es lo mismo hablar del color de ojos o del pelo que de la inteligencia o de la "criminalidad" de una persona, y si a eso sumamos que la información se obtenía a veces de segunda mano o de oídas, que los tests de inteligencia contenían preguntas sobre historia local a las que un inmigrante no tenía ninguna posibilidad de responder, y por último la situación social de la época, pues acabamos obteniendo un informe como el que entregó el psicólogo <strong>Henry H. Goddard</strong>, con unos resultados un poco escandalosos: el 83% de los Judíos, el 80% de los Húngaros, el 79% de los Italianos y el 87% de los Rusos encuestados eran "débiles mentales".<br /><br />Todo esto era debido a que a principios del siglo XX llegaban enormes cantidades de inmigrantes europeos a Norteamérica y la eugenesia supuso una excusa perfecta (y "científica") para frenar esta "invasión bárbara", argumentando que la pureza genética nacional se debía mantener alejada de las razas inferiores, principalmente de los que venían del sur y del este de Europa. Gracias a los informes de <strong>Harry Laughlin</strong>, colega de Davenport, que concluían que los genes americanos estaban siendo contaminados por una creciente masa de inmigrantes intelectual o moralmente reprobables, en 1924 se aprobó en USA el Acta de Restricción a la Inmigración, con la frase del presidente Coolidge "América seguirá siendo americana" por bandera, y se limitó el número de inmigrantes que entraban al país hasta el año 1965 en que se anuló la ley.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4739467260940371422.post-33909751038530381732009-04-29T01:11:00.001-07:002009-04-29T01:11:58.531-07:004.3. Los "defectuosos"Desde el siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XX, como era el caso en muchos países, la mayoría de las personas con discapacidad en Estados Unidos, o morían prematuramente por falta de tratamiento médico o eran enviados a asilos o instituciones o eran escondidos en sus casas. Las niñas y niños sordos o ciegos que se creía que eran muy inteligentes los enviaban a escuelas e internados especiales lejos de su ciudad natal. Casi todos los estados, hasta 1990, tenían leyes que prohibían o desalentaban fuertemente la inclusión de las personas con discapacidad en la vida pública. En su artículo “Una historia pequeña que vale la pena conocer” (A Little History Worth Knowing, www.acils.com/acil/histknow.html), Timothy Cook cita ejemplos de las palabras y expresiones que existían en las leyes de los estados al referirse a las personas con discapacidad:<br /><br />“La legislación de Alabama afirmaba que las personas con discapacidad eran: 'una amenaza para la felicidad... de la comunidad.' Había una ley en Texas que ordenaba la segregación de la gente con discapacidad para aliviar a la sociedad de la 'pesada carga económica y las pérdidas morales provenientes de la existencia de estas desafortunadas personas.' En Pennsylvania, las personas con discapacidad eran oficialmente denominadas 'seres antisociales.' En Washington, eran descritas como 'no aptos para estar en la compañía de otras niñas y niños'. En Vermont, se afirmó que 'eran una plaga de la humanidad'. En Wisconsin, se sostuvo que eran un 'peligro para la raza'. En el estado de Kansas, 'una tragedia, tanto para sí mismos como para el público.”<br />“En Indiana, se requería que fuéran 'segregados del mundo.' Se dice que un informe gubernamental de Utah afirmaba que un 'defecto lesiona a nuestra ciudadanía mil veces más que cualquier plaga' y en South Dakota, se estableció que no tenían los 'derechos y libertades de la gente normal.'” “La Corte Suprema de Estados Unidos, en la opinión del juez Oliver Wendall Holmes, defendiendo la constitucionalidad de una ley del Estado de Virginia, que autorizaba la esterilización obligatoria de las personas con discapacidad, afirmó que eran 'una amenaza.' El juez Holmes antepuso los intereses de “los mejores ciudadanos' del país (las personas sin discapacidad) en detrimento de quienes 'consumen la fuerza del Estado' (las personas con discapacidad), y para evitar 'ser llevados por la incompetencia' determinó: 'Es mejor para todo el mundo que, en vez de esperar el momento de ejecutar a sus hijos degenerados, por los crímenes que van a causar, o dejar que se mueran de hambre por ser imbéciles, la sociedad puede evitar la reproducción de quienes no son aptos.”<br /><br />Alexander Gram. Bell, inventor del teléfono, investigó sobre la sordera concluyendo que era hereditaria y por ello propuso la prohibición del matrimonio para las personas sordas. Otro famoso implicado fue John Harvey Kellog (el de los cereales), que en 1906 creo la Fundación para la mejora de la Raza en su balneario de Battle Creek. Hata se daban cursos en universidades tan prestigiosas como Harvard o Columbia, y es que a principios del siglo XX en los Estados Unidos la eugenesia se consideraba una ciencia en toda regla, destinada a salvar a la humanidad de los problemas que le amenazaban.<br /><br />Estos ejemplos nos sirven para darnos una idea del lenguaje que se usaba y de las opiniones incrustadas en una legislación diseñada para mantenerles separados de la “ciudadanía” y para disminuir “legalmente” los derechos de estas personas y participación en la comunidad. Estas leyes fueron revisadas o abolidas hace muy poco tiempo.Unknownnoreply@blogger.com0